El tiroteo de M¨®stoles fue un ajuste de cuentas entre dos bandas rivales
Ha sido definitivamente aclarado por la polic¨ªa de M¨®stoles el tiroteo que se produjo el pasado d¨ªa 7 en dicha localidad, a consecuencia del cual resultaron heridas cuatro personas, una de ellas de car¨¢cter muy grave. Hasta hoy se supon¨ªa que una banda de delincuentes juveniles, de la que formaban parte tres de los heridos, hab¨ªa tratado de asaltar a los hermanos Manuel y Vicente Alegre Garc¨ªa, que, seg¨²n manifestaci¨®n propia, ?volv¨ªan de caza?. En la comisar¨ªa de Ventas, donde se presentaron voluntariamente unas horas despu¨¦s del enfrentamiento, ambos declaraban que trataron de rechazar a los delincuentes con ayuda de un rifle del calibre veintid¨®s, que pose¨ªan legalmente. En realidad, el tiroteo fue un ajuste de cuentas: unos quince d¨ªas antes, la banda juvenil les hab¨ªa robado hach¨ªs, y los dos hermanos volvieron a M¨®stoles a vengarse.Los antecedentes del suceso son inseparables de los propios antecedenles penales de los encartados. Antonio Rodr¨ªguez L¨®pez, alias el Rubio, un madrile?o de veinte a?os, y Manuel Rodr¨ªguez Garc¨ªa, de diecisiete, tambi¨¦n madrile?o, heridos muy grave y grave, respectivamente, estaban encuadrados en una banda de delincuentes comunes muy conocida en M¨®stoles, a la que tambi¨¦n pertenec¨ªan Santiago S¨¢nchez Guaza, C¨¢ndido Pi?a Pizarro y Fernando Botello del Alamo.
Amplios historiales delictivos
Aunque en este momento resulta casi imposible se?alar las actividades concretas de la banda como tal, se, consideran seguras las ?mplicaciones parciales de varios de sus componentes en un elevado n¨²mero de delitos. A Manuel Hern¨¢ndez Garc¨ªa, el Tonto, se le considera responsable de casi treinta en apenas veinte meses: los robos de autom¨®viles, de establecimientos comerciales y de motocicletas y su participaci¨®n en el tr¨¢fico de drogas le acreditan como delincuente juvenil t¨ªpico. A Fernando Botello del Alamo se le imputan varios hechos de parecida naturaleza, entre ellos un robo de neum¨¢ticos de autom¨®viles, y los asaltos a una farmacia para apoderarse de drogas y a una joyer¨ªa de .M¨®stoles. Salvo C¨¢ndido Pi?a Pizarro, todos los componentes de la banda figuran en los archivos policiales como responsables o implicados en sucesos similares. En una acci¨®n que no ha sido detallada por la polic¨ªa, la banda consigui¨® robar una cantidad indeterminada de hach¨ªs a los hermanos Alegre Garc¨ªa, uno de los cuales tiene tambi¨¦n antecedentes penales por imprudencia temeraria.
Dos semanas despu¨¦s, la venganza
Los dos hermanos decidieron organizar una acci¨®n de represalia contra la banda de M¨®stoles, si bien llegaron a la conclusi¨®n de que, para resolverla con ¨¦xito, tendr¨ªan que esperar varios d¨ªas. Convencidos de que ya hab¨ªa transcurrido el tiempo preciso, dos semanas despu¨¦s del robo se armaron de un rifle Winchester del calibre veintid¨®s y de numerosos proyectiles, y fueron en busca de la banda en el autom¨®vil de uno de ellos.
Lograron localizarla en la confluencia de las calles de Am¨¦rica y de Rejilla. A pesar de las precauciones, los componentes de la banda juvenil advirtieron su llegada e incluso que esgrim¨ªan un arma que a primera vista les pareci¨® una carabina de aire comprimido. Tal conclusi¨®n les hizo pensar que, en un enfrentamiento, no tendr¨ªan problemas para deshacerse de ellos. Empu?aron respeffivamente una cadena con un candado sujeto a un extremo, un destornillador, una horquilla, una navaja y un desmontable y se lanzaron hacia el autom¨®vil que ocupaban los hermanos Alegre.
Cuando les tuvo a tiro, uno de los hermanos empez¨® a disparar. Seg¨²n los testigos efectu¨® unos diez disparos. Con uno de ellos alcanz¨® en la cabeza a Antonio Rodr¨ªguez L¨®pez: el impacto le produjo salida de masa encef¨¢lica. Otra bala hiri¨® gravemente en una mano a Manuel Hern¨¢ndez Garc¨ªa; una tercera alcanz¨® en un brazo a Fernando Botello, y un cuarto proyectil, rebotado, hiri¨® en un pie a un ciudadano iran¨ª, residente en una vivienda pr¨®xima al lugar en que se produjo el enfrentamiento. Inmediatamente, los hermanos Alegre huyeron a toda velocidad.
Una vez que hab¨ªan desaparecido, C¨¢ndido Pi?a Pizarro prest¨® su coche a los delincuentes que hab¨ªan salido mejor parados en el tiroteo. Poco despu¨¦s, los dos heridos graves eran abandonados a la puerta de un dispensario m¨¦dico.
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