Cien a?os de bombillas
El d¨ªa 21 de octubre de 1879, hace hoy, pues, exactamente cien a?os, Thomas Alva Edison, un ciudadano norteamericano que s¨®lo pas¨® tres meses por la escuela y al que sus profesores consideraron un muchacho poco capaz de cursar estudios, invent¨® la bombilla, la l¨¢mpara el¨¦ctrica incandescente, algo perfectamente previsto por la f¨ªsica te¨®rica, pero que los f¨ªsicos no hab¨ªan hecho. El hijo de un chamarilero de origen holand¨¦s y una institutriz de bajo nivel cultural, un muchacho desastrado y desharrapado, inestable, curioso, inadaptado, inquieto, imaginativo y so?ador, iniciaba para la humanidad un camino de investigaci¨®n cient¨ªfica operativa y pr¨¢ctica que ha revolucionado nuestra cotidianidad. Alfonso Garc¨ªa P¨¦rez, que firma estas l¨ªneas, les cuenta algo de lo que han sido para la humanidad estos cien a?os de bombillas.
... ?Nos imaginamos un mundo sin bombillas? Oviedo es la provincia m¨¢s oscura de Espa?a. Para Oviedo s¨®lo hay, en total, 1.637 horas de sol al a?o, lo que ofrece una media diaria de 4,54 horas. Esto supone la cifra, tambi¨¦n total, por a?o de 1.408.820 kilocalor¨ªas recibidas del astro rey. El resto de kilocalor¨ªas que reciben los ciudadanos de Oviedo y su provincia no se lo deben agradecer al Sol, sino a la infinidad de bombillas y sus derivados que existen instaladas en domicilios, calles, f¨¢bricas, minas, lugares de recreo e instalaciones p¨²blicas de todo tipo. Pero no es Oviedo la ¨²nica provincia espa?ola oscura. Le siguen Alava, Santander, Vizcaya, Orense y La Coru?a.Quedan muy distantes de estas oscuras provincias espa?olas las 3.150 horas anuales de sol de que disfruta C¨¢diz, lo que supone una cantidad total de 2.709.000 kilocalor¨ªas, y una media de horas diarias de 8,75, superior a la jornada laboral. Cerca de esta espl¨¦ndida cantidad de sol gaditana est¨¢n las horas de sol de Almer¨ªa, Alicante, Sevilla y Ja¨¦n. Madrid, la ciudad multitudinaria de luces en la noche, ?cu¨¢ntas horas de sol recibe al d¨ªa? La capital de Espa?a s¨®lo tiene al d¨ªa una media de 7,84 horas de sol. El resto de la luz de los madrile?os no viene del Sol, sino de las bombillas. Otra gran ciudad de la noche, Barcelona, tiene a¨²n menos horas de sol que la capital del Estado. S¨®lo 6,88 horas tienen sol cada d¨ªa los barceloneses. El resto, bombillas.Un largo filamento
La bombilla es algo de incre¨ªble simplicidad e imaginaci¨®n, al tiempo. Sin embargo, fue necesario que a un muchacho inquieto e imaginativo, eso que los profesores suelen llamar mal estudiante o inadaptado, se le ocurriese calentar un estrecho conductor con el paso de la corriente el¨¦ctrica para que comenzaran a brillar las noches en el mundo.
La corriente el¨¦ctrica es el resultado de lo que los f¨ªsicos llaman una diferencia de potencial aplicada a los extremos de un conductor el¨¦ctrico. Cuando esto sucede se produce lo que llamamos corriente el¨¦ctrica. Pues bien, Edison comprob¨® que el paso de la corriente el¨¦ctrica calentaba el conductor hasta el punto de que ¨¦ste pod¨ªa llegar a ponerse al rojo vivo. Entonces, el conductor emit¨ªa luz.
Los metales se ponen al rojo vivo cuando alcanzan elevadas temperaturas, para lo cual, habitualmente, deben recibir grandes cantidades de calor. Sin embargo, la masa del conductor y su volumen total est¨¢n en estrecha relaci¨®n con la cantidad de energ¨ªa que debe suministr¨¢rsele al conductor para ponerlo al rojo. As¨ª, si aqu¨¦l es delgado, la cantidad de calor o energ¨ªa que hay que suministrarle para ponerle al rojo vivo no es necesariamente grande. ?Por qu¨¦ no disponer entonces un largo y fino f¨ªlamento met¨¢lico que, al paso de una cantidad no excesivamente grande de corriente el¨¦ctrica, entre en estado de incandescencia y emita luz? ?Por qu¨¦ no hacer pasar la corriente por un conductor fin¨ªsimo y largo, tan largo como cantidad de luz deseemos obtener? A Thomas Alva Edison se le ocurri¨® eso...., y lo hizo.
M¨¢s de mil veces
No fue aquel d¨ªa 21 de octubre de 1879 -hoy hace un siglo- la primera vez que a Edison se le ocurr¨ªa algo y lo hac¨ªa. En su mente esa bombilla que ha quedado convertida, en el lenguaje simb¨®lico, como signo y representaci¨®n de las nuevas ideas, de las in¨¦ditas soluciones o salidas a problemas y crisis, se ilumin¨® 1.093 veces a lo largo de la vida.
Edison hizo 1.093 inventos. En 1.093 ocasiones, la mente de Edison dio el salto hacia algo nuevo a¨²n inexistente en la realidad exterior. Muchos de estos saltos fueron puestos en pr¨¢ctica y abrieron el camino a nuevas realidades. Otros quedaron para siempre reducidos a im¨¢genes que murieron en su creaci¨®n misma y, en el registro de la propiedad industrial, donde permanecen las 1.093 patentes.
La vida hab¨ªa empezado dura para el muchacho Edison. Chico, sin escuela ni padres excesivamente providentes, tuvo que ingeni¨¢rselas solo desde el principio. La pasi¨®n por la mec¨¢nica y la acci¨®n le acompa?aron desde siempre. La corriente el¨¦ctrica le fascinaba.
Si hubiese que definir con un rasgo o trazo la caracter¨ªstica dominante del muchacho Edison, habr¨ªa que emplear la palabra curiosidad para hacerlo. Posiblemente por eso sus profesores se sintieron incapaces de ense?ar ciencia a quien ya era cient¨ªfico. Ello explica que, tras nacer un 11 de febrero de 1847, en la ciudad de Mil¨¢n, en el estado de Ohio (EEUU), y tras verse obligados sus padres a desplazarse a Port Huron, en Michigan, los profesores que le atendieron durante el ¨²nico per¨ªodo de su vida que permaneci¨® en la escuela -tres meses- emitieron el juicio definitivo de ?alumno retrasado?. ¨ªUn buen juicio para una buena did¨¢ctica!
Una madre, un
modelo
Los conocimientos actuales de la psicolog¨ªa de las profundidades muestran, sin embargo, que el ser humano, corno el resto del grupo de animales en el que se encuadra la especie humana, aprende por imitaci¨®n. Si bien es cierto que existe un potencial creativo, las m¨¢s de las veces in¨¦dito, en cada uno de nosotros activamos unas u otras esferas de nuestro psiquismo tras verlas fuera de la propia Individualidad. ?De qui¨¦n aprendi¨® Edison si no pas¨® por la escuela?
?Ella introdujo en m¨ª el amor y el prop¨®sito de aprender.? Esta frase de Edison, referida a su madre, reproducida en un informe sobre su vida publicado en la Enciclopedia Brit¨¢nica, da respuesta a nuestra pregunta. Fue Naney Elliot Edison, cuyo apellido, no en balde ' es el que hizo c¨¦lebre a su hijo, la sencilla e inteligente institutriz que transmiti¨® al muchacho el inter¨¦s por aprender, que ning¨²n otro profesor le supo provocar.
Fue su madre quien, cuando Thomas ten¨ªa diez a?os de edad, se preocup¨® por proveerle de libros de ciencia, concretamente de f¨ªsica, e incluso de instalarle un peque?o laboratorio de qu¨ªmica en el propio hogar. Aquello s¨ª que debi¨® ser una buena pedagog¨ªa, porque fue en la propia casa donde Thomas Alva Edison comenz¨® ajugar a interrumpir la corriente haciendo un tel¨¦grafo.
Pero no todo era so?ar con la f¨ªsica y jugar con la corriente el¨¦ctrica en la casa de Edison. Al lado del mundo de la madre estaba el mundo del padre, no precisamente esperanzador. Su padre no tra¨ªa dinero a casa. Por tanto, a los doce a?os se le acabaron los juegos, y el muchachito Edison se vio vendiendo peri¨®dicos en el tren que hac¨ªa el recorrido entre Port Duron y Detroit. Pero ?acaso no era el periodismo, aunque para ¨¦l fuese como vendedor, un nuevo reto para una mente curiosa y creativa?
La imaginaci¨®n y curiosidad de Thomas Alva supieron en seguida sacar partido a aquello de? periodismo, vivido entre ra¨ªles y voceo de noticias. ?Por qu¨¦ no hacer un periodico? ?Por qu¨¦ no contar a los viajeros del tren las ¨²ltimas noticias?
Un siglo de inventos
Nortearn¨¦rica necesitaba a Edison. Norteam¨¦rica cre¨® a Edison. Un mundo de emigrantes procedentes &e Europa, unas veces, inquietos en sus propios pa¨ªses, llamados a iniciar nuevas v¨ªas de imaginaci¨®n y desarrollo; otras, perseguidos por las autoridades, los jueces de un Viejo Continente puritano y represor, un pueblo as¨ª, estaba creando la primera potencia del mundo del siglo XX. Fue ese pueblo aventurero, ambicioso, a veces sin escr¨²pulos; so?ador hasta m¨¢s all¨¢ de nuestro planeta; con pasi¨®n industrial, empresarial y colonizadora; el que necesitaba la bombilla, el fon¨®grafo, el tel¨¦grafo y las discotecas que vendr¨ªan m¨¢s tarde.
El tren viajaba de prisa entre Port Huron y Detroit, cuando faltaban pocas d¨¦cadas para el comienzo del siglo de Estados Unidos y su cultura. Fue entonces cuando el muchachito Edison comenz¨® a vender sus news a los viajeros del tren, industriales, comerciantes, jugadores, pastores protestantes y prostitutas. Edison instal¨® su tinglado en un departamento del tren. En una espec¨ªe de amalgama entre maquinistas, fogoneros y telegrafistas de estaci¨®n, naci¨® un servicio de informaci¨®n que ofrec¨ªa a los viajeros de uno de los primeros ferrocarriles de la ambiciosa Am¨¦rica cumplida noticia de lo que estaba sucediendo en todas partes. En las paradas del tren, Thomas Alva se enteraba de lo que pasaba y, en ruta, lo contaba. Para ¨¦l, aquella ¨¦poca de la incipiente Am¨¦rica fue ?el per¨ªodo m¨¢s feliz de mi vida?. Todav¨ªa no hab¨ªa llegado para el muchacho la etapa del ¨¦xito. Era la hora de la ilusi¨®n.
En 1868, a los veinti¨²n a?os, se coloc¨® como empleado de noche en la Western Union Telegraph Company. Cay¨® por entonces en sus manos la obra del genial f¨ªsico Faraday Experimental Researches in Electricity, Investigaciones Experimentales en Electricidad Era lo ¨²nico que le faltaba a la inventiva de Thomas Alva Edison: datos emp¨ªricos y cierta estructura interpretativa. El apoyo de la teor¨ªa le lanz¨® a¨²n m¨¢s, si cabe, hacia la pr¨¢ctica experimental. Si en su infancia ya hab¨ªa pasi¨®n por la electricidad, lo que ahora, comenzar¨ªa era la genialidad, en su m¨¢s exacto sentido. Una genialidad, adem¨¢s,
Edison cre¨® la luz el¨¦ctrica
no excesivamente basada en los conocimientos te¨®ricos.Joule: "c¨¢lida" corriente
En realidad, la invenci¨®n de Thomas Alva Edison est¨¢ perfectaniente explicada por el f¨ªsico brit¨¢nico James Prescott Joule. Joule, nacido en 1818, cerca de Manchester, y muerto en 1889, en Cheshire, fue tambi¨¦n un autodidacta. Aunque hab¨ªa estudiado qu¨ªmica, los avatares del destino le convirtieron en director de una f¨¢brica de cerveza hasta que la loca pasi¨®n por la ciencia le condujo a una serie de decisivos hallazgos para la historia de la f¨ªsica.
Uno de ellos, el que viene a cuento, es el efecto Joule. Joule sab¨ªa que cuando una corriente el¨¦ctrica pasa por un conductor ¨¦ste se calienta. Entendi¨® la transformaci¨®n de eso que conocemos con el t¨¦rmino energ¨ªa en lo que llamamos calor. La ley de Joule -una de ellas, porque el f¨ªsico brit¨¢nico dio nombre y ecuaci¨®n matem¨¢tica a varios fen¨®menos expresa el car¨¢cter intercambiable de los fen¨®menos energ¨¦ticos. El movimiento de electrones que constituye la corriente el¨¦ctrica, dir¨ªamos hoy, con relativo rigor, genera calor en el conductor, del mismo modo seg¨²n el cual el movimiento o roce de los objetos cotidianos provoca elevaci¨®n de temperatura.
Joule sab¨ªa todas esas cosas. ?Las sab¨ªa tambi¨¦n Edison? Lo cierto es que, siendo similar el trabajo de ambos hombres, uno de ellos, el audaz y genial protagonista de esta historia de cien a?os de bombillas, dio el gran salto que separa o acerca, seg¨²n se mire, la teor¨ªa de la pr¨¢ctica. Joule, que, probablemente, invertir¨ªa muchas horas de su vida en calentar alambres para medirlo todo -Intensidad de la corriente, I, diferencia de potencial entre sus extrenos, dV; cantidad de calor producido. Q: etc¨¦tera-, nunca pens¨® que podr¨ªan instalarse alambres calientes y luminosos en todos los hogares del mundo. Y si lo pens¨®, no lo hizo. Edison s¨ª lo hizo.
Thomas Alva Edison hab¨ªa abierto un camino, fundamentalmente emp¨ªrico, en el cambio de la vida de los hombres. Hab¨ªa nacido la luz el¨¦ctrica. A continuaci¨®n vendr¨ªa todo lo dem¨¢s. Pocos a?os despu¨¦s. Nueva York estrenaba el invento. Un generador de corriente era capaz de suministrar la tensi¨®n el¨¦ctrica suficiente para dar luz a una creciente multitud de filamentos incandescentes instalados en casas, edificios p¨²blicos, f¨¢bricas... o en la propia calle.
Un siglo de Iuz el¨¦ctrica"
La vieja imagen del alumbrado a base de la combusti¨®n de gases fue sustituida por la mec¨¢nica manipulaci¨®n de conmutadores capaces de hacer el milagro. Los faroleros ya no tendr¨ªan terreno en la calle. ?l t¨¦rmino quedar¨ªa reservado para otros sianificados. La luz y luto que los faroleros daban a los puntos de luminosidad en la calle se hab¨ªan acabado para siempre. Hab¨ªa nacido la luz el¨¦ctrica.
Pero el invento de aquel mucha cho inquieto que tantas patentes llev¨® a cabo s¨®lo era el comienzo Otros hombres creadores lo conti nuar¨ªan. La luz de las primitivas bombillas ser¨ªa mejorada poco a poco. Edison sab¨ªa que los fila mentos de las bombillas pod¨ªan desgastarse. Para evitar la combusti¨®n de los filamentos incandescentes, una c¨¢psula de vidrio deb¨ªa crear una atm¨®sfera lo suficientemente pobre en ox¨ªgeno como para hacer muy dif¨ªcil el desgaste de aquellos filamentos incandescentes. El perfeccionamiento tecnol¨®gico, basado en el desarrollo del wolframio, tungsteno.... y la creaci¨®n t¨¦cnica de atm¨®sferas enrarecidas, basadas en la introducci¨®n del inerte nitr¨®geno y otras mezclas ha hecho posible la aparici¨®n en el mundo de las actuales bombillas.
Despu¨¦s vendr¨ªan los tubos de ne¨®n y el mundo creado en torno a ellos, en las d¨¦cadas de los a?os cuarenta, cincuenta, sesenta... El principio mantenido de la descarga el¨¦ctrica, esta vez, sin conductor s¨®lido, dar¨ªa luz a la noche de las grandes ciudades y alumbrar¨ªa restaurantes y salas de baile.
Pero la evidencia constatada por Thomas Alva Edison proporcionar¨ªa nombre tamb 1 ¨¦n -efecto Edison- a un fen¨®meno esencial para el hombre de hoy: un metal incandescente emite electrones. La emisi¨®n electr¨®nica de los metales dio origen al diodo, a los triodos.... las viejas v¨¢lvulas que hicieron posible aquellos receptores de radio o televisi¨®n primitivos. ?Qui¨¦n no recuerda las l¨¢mparas calientes de los pr i m¨ªt i vos receptores de m¨²sica y palabras? El principio de su actuaci¨®n no es otro, sino la fascinante posibilidad de controlar una corriente de electrones entre en emisor met¨¢lico (c¨¢todo) y un receptor (¨¢nodo).
Edison hab¨ªa abierto el camino, pr¨¢ctico y cotidiano, a la electr¨®nica de hoy. A continuaci¨®n vendr¨ªan los transistores, la alta fidelidad y todo lo dem¨¢s. Pero esa es otra historia.
Pr¨®spero hombre de
negocios
El anta?o muchachito Edisor convertido en pr¨®spero hombre d negocios, confes¨® en ocasiones qu a veces ?no ten¨ªa una gorda?. Un mente sencilla y creadora, capaz de hacer 1.093 veces algo muy ¨²til qu no se le hab¨ªa ocurrido antes a nadie, morir¨ªa en West Orange, Nueva Jersey, en 1931. Los libros consideran un gran inventor. Los cient¨ªficos, tal vez, un hombre no especialmente creador en el camp de la investigaci¨®n te¨®rica. La ge te de la calle, quiz¨¢ sin saberlo, debe la luz el¨¦ctrica.
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