Veinticinco a?os de "Cantar y ta?er"
Sin alcanzar niveles comparables a los de hoy, la vida sinf¨®nica manten¨ªa en el Madrid de 1954 un tono de prestigio y una l¨ªnea de continuidad. La Orquesta Nacional, la Sinf¨®nica y la Filarm¨®nica daban ocasi¨®n al mel¨®mano de frecuentar la m¨²sica viva. Era distinto el caso de los g¨¦neros ?de c¨¢mar¨¢?. Bajo la presidencia del infante Jos¨¦ Eugenio, la Agrupaci¨®n Nacional desarrollaba una labor regular.Era posible el ciclo de cuartetos de Beethoven, Brahms o Schumann, y normal la programaci¨®n de sonatas, tr¨ªos y quintetos. Hasta pod¨ªan reavivarse obras de autores espa?oles y estrenarse otras. Pero la misma estructura de tales actividades -el ?quinteto nacional?- impon¨ªa un tipo de repertorio y se ce?¨ªa a las anta?o denominadas formas de ?m¨²sica pura?. Hab¨ªan pasado los d¨ªas brillantes y menos brillantes de la Cultural, y nuevos p¨²blicos y nuevos autores llamaban a la puerta de nuestro ?cuerpo musical? para hacerse o¨ªr o para intentar escuchar. Ni bastaba ni menudeaba el recital aislado, la presentaci¨®n de tal o.cual figura de relieve. Hab¨ªa poco dinero en las arcas de los organizadores y en los bolsillos de los consumidores. Nuestro vivir musical era, muchas veces, mero vivir de ilusiones."Coser y cantar"
Es entonces cuando, poco antes de terminar el mes de noviembre, sale al p¨²blico una nueva asociaci¨®n, bautizada con el t¨ªtulo de Cantar y Ta?er -convertido pronto por el seguidor madrile?o en ?coser y cantar?, aunque la cosa no fuera f¨¢cil-, bajo el emblem¨¢tico dibujo de Manuel Villase?or: concierto para voz, flauta, tecla y la¨²d. Quiz¨¢ el teclado, como el ambiente todo de la vi?eta, reflejaban la ?prehistoria? de Cantar y Ta?er en casa de quien fue impulso y sigue siendo continuidad del empe?o: Helga Drewsen, amiga de la m¨²sica y los m¨²sicos, una alemana instalada en Madrid durante la guerra mundial que empez¨® prestando su ?espineta? (raro ?esp¨¦cimen? entonces en nuestro medio) y acab¨® contratando solistas, agrupaciones, orquestas y coros para cultivar pentagramas ausentes, y a la vez necesarios, desde El arte de la J¨²ga a Ludus tonalis, de Hindemith; desde el ?microcosmos? de Bartok a la Pasi¨®n seg¨²n san Juan, de Bach; desde Teleman a la intimidad de Federico Mompou. Busc¨® y encontr¨® Cantar y Ta?er ayudas; en primer lugar, la de Margarita Pastor de Jessen. Tambi¨¦n la del entusiasmo, la gesti¨®n y el consejo del catal¨¢n Ram¨®n Borr¨¢s, vinculado al Ministerio de Asuntos Exteriores, a los que se unieron, en esta o aquella ocasi¨®n, la Direcci¨®n de Archivos y Bibliotecas, Radio Nacional, el Instituto Alem¨¢n o Alea, la eficaz empresa pilotada por Luis de Pablo. Como todo organismo con pulso, Cantar y Ta?er rebas¨® la frialdad de una programaci¨®n bien pensada y realizada para crear un ambiente distinto."Un cierto compromiso
entre Berl¨ªn y Madrid"
En definitiva el ambiente de Cantar y Ta?er sumaba componentes diversos: restos de antiguas sociedades, ?elitistas? nuevos, entusiastas ardorosos -los pioneros de la discofilia, entre ellos-, los creadores de la generaci¨®n del cincuenta y su p¨²blico, los reinstauradores del barroco y, esto es importante, la colonia alemana. Todav¨ªa hoy, un concierto de Cantar y Ta?er tiene algo de compromiso entre Berl¨ªn y Madrid en una suerte de cosmopolitismo bitonal. El ?recital?, la antigua ?velada?, se convirti¨® en konzertabend en la misma medida que las tallas medias y los cabellos brunos contrastan, en el p¨²blico, con las figuras altas y los ojos azules.
Lo cierto es que la m¨²sica, por voluntad de los fundadores y mantenedores, se toma en serio desde hace un cuarto de siglo en Cantar y Ta?er. Con toda normalidad, Helga Drewsen ha preparado la conmemoraci¨®n sin m¨¢s hecho especial que la publicaci¨®n de una somera historia. Y, eso s¨ª, manteniendo la calidad e inter¨¦s de las audiciones que inaugura Baciero con un enfrentamiento Cabez¨®n-Bach y se contin¨²an por el Ensamble Linos, el Cuarteto Beethoven, el Tr¨ªo Haydri, el Octeto de los Filarm¨®nicos Berlineses y Pedro Espinosa. El repertorio sintetiza la actitud ideol¨®gica de Cantar y Ta?er: Mozart y Spohr, Haydri, Schubert y Beethoven, alternando con Turina, Mompciu y Stockhausen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.