Amplias reservas en Espa?a ante la donaci¨®n de ¨®rganos tras la muerte
La ley de Trasplantes, recientemente discutida en el Parlamento espa?ol, abre nuevas posibilidades para los trasplantes de ¨®rganos. Millares de personas en este pa¨ªs, condenadas a una terrible dependencia del ri?¨®n artificial o a la carencia de visi¨®n, podr¨ªan resultar beneficiadas por la desaparici¨®n de multitud de trabas burocr¨¢ticas ante los trasplantes. Sin embargo, ciertos sectores de la opini¨®n p¨²blica han recibido con temor la posibilidad de que puedan ser extra¨ªdos, con facilidad legal, ¨®rganos de los cad¨¢veres. Este informe pone de manifiesto algunos de los temores al trasplante m¨¢s generalizados entre los espa?oles, as¨ª como de la creaci¨®n de un nuevo servicio nacional para la disposici¨®n de ri?ones.
Un ciudadano valenciano se dirigi¨® hace apenas dos semanas a la sede de un notario de su ciudad. Eran los d¨ªas durante los que se estaba debatiendo la ley de Trasplantes, seg¨²n la cual van a desaparecer las trabas burocr¨¢ticas que imped¨ªan que, en este pa¨ªs, se pudiese disponer, por ejemplo, de un ri?¨®n del cad¨¢ver de una persona accidentada en la carretera para resolver la larga, costosa y dolorosa dependencia de un humano necesitado de acudir varias veces por semana a sesiones de hemodi¨¢lisis (ri?¨®n artificial) por insuficiencia renal aguda.En el acta que fue abierta, a voluntad suya, el aludido ciudadano, seg¨²n informaci¨®n facilitada por la agencia Efe, manifest¨® su oposici¨®n a que se manipule cualquier ¨®rgano de su cuerpo tras la muerte.
En el documento se ?se?ala? que interpretando la doctrina escatol¨®gica de la santa Iglesia, cat¨®lica, apost¨®lica y romana, en la que naci¨®, ha vivido y, con la gracia de Dios, espera seguir viviendo y morir, y con especial profesi¨®n del dogma de la Resurrecci¨®n, dispone que sea cual fuere la legislaci¨®n aplicable al efecto al tiempo de su fallecimiento, y esperando que la misma reserve un m¨ªnimo de libertad al respecto, proh¨ªbe terminantemente desde ahora, y para siempre, toda manipulaci¨®n sobre su cad¨¢ver, tanto para trasplante de ¨®rganos, investigaci¨®n o aprovechamiento de cualquier clase?.
El hecho, aunque anecd¨®tico, expresa un temor relativamente generalizado en nuestro pa¨ªs. En efecto, tras la discusi¨®n y aprobaci¨®n en el Parlamento de una ley de Trasplantes, considerada por quienes la han promovido como ?una de las m¨¢s progresistas de Europa en materia de trasplantes?, ciertos sectores de la opini¨®n p¨²blica han manifestado amplias reservas a la donaci¨®n de ¨®rganos tras la muerte. ?Por qu¨¦?
Tal vez nos d¨¦ la clave del asunto una afirmaci¨®n del director general de Justicia, quien, en el curso de un coloquio recientemente celebrado en Madrid sobre la pol¨¦mica ley, afirm¨®: ?El gran problema est¨¢ en delimitar en qu¨¦ momento exacto una persona puede considerarse muerta y se halla su cuerpo en condiciones de proceder a la extracci¨®n de un ¨®rgano. ? Pero no es s¨®lo la definici¨®n cl¨ªnica de muerte -tema sobre el que EL PAIS SEMANAL publicar¨¢ ma?ana un extenso informe- el n¨²cleo del conflicto. En el miedo a que los ¨®rganos del propio cuerpo sean utilizados despu¨¦s de nuestra muerte operan varios factores, tanto conscientes como inconscientes.
La ley de Trasplantes va a ofrecer una serie de facilidades para la obtenci¨®n de ¨®rganos de cad¨¢veres que han sido saludadas con alegr¨ªa por multitud de enfermos graves necesitados de esos ¨®rganos. En cierto sentido, se han invertido los t¨¦rminos de la situaci¨®n anterior. Antes, quien quisiese donar un ¨®rgano deb¨ªa dejarlo expresado y bien expresado. Ahora, es el que quiere evitar a toda costa que le sean extra¨ªdos ¨®rganos, tras su muerte, el que debe hacer constancia expresa de su voluntad de no-donaci¨®n.
?Hay gente que teme que les extirpen los ¨®rganos en vida?, explica a EL PAIS el doctor Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa Andrade, quien actu¨® de moderador en el citado coloquio. Seg¨²n el doctor Garc¨ªa Andrade, ?ha quedado claro que los m¨¦dicos somos partidarios del trasplante?. No obstante, los temores de los ciudadanos ante el mismo expresan ?ese culto al cuerpo? t¨ªpico de muchas culturas. Tambi¨¦n manifiestan el deseo de mantener un cuerpo para la resurrecci¨®n, teor¨ªa que incluso muchos sectores de la propia Iglesia cat¨®lica no mantienen, puesto que la resurrecci¨®n, tal como es entendida por la religi¨®n cat¨®lica, no hace necesario el sostenimiento de un cuerpo embalsamado o supercuidado, a diferencia de lo que era pr¨¢ctica com¨²n en religiones como las del Antiguo Egipto.
Sin embargo, surge una pregunta, en otra direcci¨®n. Cuando se prev¨¦, tras la muerte de una persona, que alguno de sus ¨®rganos va a ser v¨¢lido para trasplante, ?hay algo distinto en el modo de atenderle? ?Se va a dar mucha lata al moribundo y familiares de los destinados a trasplante? ?S¨ª, puede haber molestias reales?, responde el doctor Garc¨ªa Andrade, para quien ?no hay que dudar que el certificado de muerte sea exacto?.
?Yo creo?, afirma el doctor Garc¨ªa Andrade, ?que hay que dar una opci¨®n a la familia, a que la familia diga s¨ª, que acepta el trasplante, tanto por respeto humano como desde un punto de vista psicol¨®gico. En el futuro, la gente estar¨¢ m¨¢s sensibilizada a la donaci¨®n. Hay que respetar la opini¨®n de la familia... No hay por qu¨¦ tener prisa. Va a haber ri?ones y ojos suficientes. Durante dos, tres o cuatro horas, los ¨®rganos no se deterioran.?
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