Incertidumbre en la campa?a de c¨ªtricos por la aton¨ªa compradora de los exportadores
La campa?a de exportaci¨®n de c¨ªtricos, iniciada en la segunda semana de octubre, se presenta con un desarrollo incierto. Los exportadores reh¨²yen repetir la euforia compradora de la anterior campa?a, calificada de desastrosa. Hacen c¨¢lculos para reducir el aumento de costes, origen de la descapitalizaci¨®n de sus econom¨ªas, y reclaman subvenciones mientras el campo se resiente de esta prudencia. El agricultor no sabe si la naranja, todav¨ªa colgada del ¨¢rbol, se vender¨¢.
Las exportaciones de c¨ªtricos en la anterior campa?a se situaron en una cota inferior a la alcanzada en 1977-1978, al descender, en unas 60.000 toneladas, su volumen, que fue, sin embargo, superior a la campa?a de los dos a?os precedentes. Esta reducci¨®n en las compras contrast¨® con las optimistas previsiones del comercio y parte del g¨¦nero no se aprovech¨®. La euforia exportadora llev¨® a comprar al agricultor naranja por un precio superior en un 36% al ofrecido un a?o antes.Por estas razones, se calific¨® de ?catastr¨®fica? y de buena lecci¨®n aprendida para no repetir sus errores. ?Coincidieron adem¨¢s diversos factores?, explica Julio de Miguel, presidente del Comit¨¦ de Gesti¨®n, organismo creado por la Administraci¨®n para la regulaci¨®n del comercio citr¨ªcola. ?Por un lado, la apreciaci¨®n de la peseta, superior al 14%, que supuso unos 6.000 millones de pesetas de diferencia. Tambi¨¦n se produjo un aumento de costes del 20%, imposible de trasladar a los pa¨ªses compradores del Mercado Com¨²n, con una inflaci¨®n equivalente a una cuarta parte de la nuestra. Y, por ¨²ltimo, estos factores, comunes a otros sectores exportadores, se incrementan en los c¨ªtricos por las diferencias arancelarias con otros pa¨ªses mediterr¨¢neos, que suponen unos 3.000 millones de pesetas m¨¢s de pagos de aduana por parte de Espa?a frente a Marruecos, y de la mitad, frente a Israel. ?
La campa?a en curso se orient¨® con previsiones m¨¢s realistas, que han llevado al exportador a operar sobre terreno seguro. ?Estamos comprando por una o dos semanas, esperando la reacci¨®n del mercado y de los precios?, comenta Federico Lys, presidente de la Federaci¨®n de Exportadores. La euforia caracter¨ªstica de este sector exportador, descrita por un portavoz sindical de CCOO del campo en unas recientes valoraciones de la campa?a, en que dec¨ªa: ?El exportador no se sujeta a m¨¢rgenes de beneficio alguno, pudiendo obtener ganancias exageradas en ciertos momentos y resultados apretados e incluso p¨¦rdidas en ocasiones concretas. ? Cambi¨® de signo y el mercado de compra se retrajo. Incluso se ha hablado de ?huelga del comercio?.
El pasado a?o, los precios que pagamos al agricultor no se correspond¨ªan con el aumento de costes -a?ade el se?or Lys- No hay m¨¢s salida que la compra realista. Se habla de huelga del comercio. Esto no es cierto. Es indudable que iremos adquiriendo la naranja, pero cuando sepamos a qu¨¦ precio vamos a vender.
En realidad, de esta forma se est¨¢ produciendo un proceso en detrimento del campo, que se ve sometido a las decisiones del exportador, tomadas de acuerdo a la demanda del mercado europeo. En las comarcas citr¨ªcolas era tradicional, durante el boom de la naranja, vender la naranja mucho antes del comienzo de la campa?a. Se llegaba, incluso, a ofrecer precios seg¨²n la cantidad de flor del ¨¢rbol, sin que mediara forma alguna contractual. Se vend¨ªa por una negociaci¨®n de palabra.
Un calendario pol¨¦mico
La discusi¨®n del calendario para fijar las primeras fechas de recolecci¨®n y exportaci¨®n de cada una de las variedades mostr¨® la pugna entre el gran exportador y el peque?o comerciante y los agricultores, que en gran parte son propietarios de alguna parcela, a la vez que jornaleros. La campa?a se inici¨® el 8 de octubre, por decisi¨®n del Comit¨¦ de Gesti¨®n, donde un 75% de los votos se encuentra en manos de las grandes firmas exportadoras. Diversas cooperativas de la comarca de la Safor dispon¨ªan, a finales de septiembre, de g¨¦nero para realizar env¨ªos de la variedad clausellina muy provechosos, pero el comercio argument¨® con la p¨¦rdida de millones de pesetas, si se iniciaba la campa?a antes, ya que no habr¨ªa coincidido con la modificaci¨®n quincenal de los valores medios forfaitaires establecidos por la CEE.El Ministerio de Agricultura ejerci¨® el derecho al veto ante el perjuicio causado por esta decisi¨®n. Seg¨²n expres¨® Eulogio G¨®mez-Trenor, subdirector general jefe de la Divisi¨®n Regional Agraria, la p¨¦rdida de cincuenta o sesenta millones de pesetas en la aduana de satsuma, por los valores medios forfaitaires era hipot¨¦tica, pues, en la campa?a 1977-1978, empezando la exportaci¨®n a finales de septiembre, no se perdieron. Tambi¨¦n para justificar el veto se argument¨® el derecho de los agricultores a poder exportar su fruta en buen estado de madurez y el perjuicio causado a los productos, ya que, al no tener el comercio comprada fruta, las p¨¦rdidas recaer¨ªan sobre el agricultor.
Por su parte, las grandes firmas argumentaron, adem¨¢s, la falta de calidad y calibre en las variedades primerizas, hechos que queman los mercados para los siguientes env¨ªos. A este respecto, el secretario general de la Uni¨® de Llauradors i Ramaders, sindicato con mayor implantaci¨®n en el campo, vinculado a la COAG, Joan Ram¨®n Peris, se?ala que la p¨¦rdida de calidad no es argumento suficiente para retrasar la exportaci¨®n y menos dejar su control en manos de los exportadores suplantando la responsabilidad de los organismos de inspecci¨®n fitosanitaria, dependientes de Comercio y Agricultura, a los que incumbe la aplicaci¨®n de las normas de calidad
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