CIOSL, treinta a?os de sindicalismo
Secretario general de la CIOSL
La celebraci¨®n en Madrid, este mes, del XII Congreso Internacional de Organizaciones Sindicales Libres adquiere para m¨ª una doble significaci¨®n, aun cuando cada uno de nuestros congresos constituye, desde luego, un gran acontecimiento.
En primer lugar, por las extraordinarias circunstancias pol¨ªticas que vive Espa?a y, adem¨¢s, porque cuando nuestra organizaci¨®n cumple precisamente sus treinta a?os de existencia vamos a tener la oportunidad de poder discutir abiertamente de democracia, de justicia social, de derechos humanos y sindicales y de libertad, en un pa¨ªs cuyo r¨¦gimen constituy¨® para nosotros, durante tant¨ªsimo tiempo, la negaci¨®n misma de nuestros ideales. Se nos ofrece as¨ª un marco incomparable para efectuar el balance de la acci¨®n que hemos llevado a cabo en los ¨²ltimos a?os y fijar la estrategia que se aplicar¨¢ en los venideros.
Hacer ahora un relato detallado de lo que han sido estas tres d¨¦cadas de existencia de la CIOSL y su influencia en el mundo sindical puede ser innecesario. Sin embargo, no soy capaz de rehuir la posibilidad de rese?ar aqu¨ª algunos datos que en estos momentos doblan su importancia.
Desde el resurgimiento de la renovaci¨®n industrial, en el siglo pasado, no hizo sino incrementar la presi¨®n sobre las masas obreras, convirti¨¦ndose el hombre en un engranaje de la omn¨ªmoda m¨¢quina; los trabajadores han tenido que recrudecer su lucha por afirmar su derecho a una vida decente, por defender sus logros constantemente amenazados por una minor¨ªa aferrada a sus privilegios.
De esta lucha fueron surgiendo, poco a poco, asociaciones de trabajadores que luego dieron lugar a los primeros sindicatos. La oposici¨®n de los patronos a la lucha de los trabajadores hizo sentir cada vez m¨¢s la necesidad de la solidaridad, en el plano nacional, primero, y luego, a nivel internacional. Es as¨ª como nacen, a fines del siglo XIX, los primeros secretariados profesionales internacionales, en los que estaban agrupados los sindicatos de una misma profesi¨®n. La primera conferencia sindical internacional, celebrada en 1901, supondr¨ªa un primer avance en la idea de la solidaridad internacional. Un paso que no concluir¨ªa en la Federaci¨®n Sindical Internacional, cuyos efectivos se limitaban, m¨¢s o menos, a los pa¨ªses industriales.
La tendencia general, ya en 1945, era de que los pueblos liberados y los pa¨ªses que hab¨ªan luchado juntos contra el nazismo cooperaran para preservar o recobrar su libertad. Una cooperaci¨®n que los trabajadores estaban dispuestos a transponer al plano sindical, con la esperanza de que por fin hubiera llegado el momento de materializar la unidad de todos los trabajadores. Es en este momento cuando se crea la Federaci¨®n Sindical Mundial, en la que se agrupan tanto los pa¨ªses del mundo occidental como los de la Europa del Este.
Hubo que desenga?arse muy pronto, sin embargo, porque esa tentativa de unir a las fuerzas del sindicalismo y a los sindicatos comunistas que estaban bajo control gubernamental estaba condenada al fracaso. La inevitable escisi¨®n se produjo y en 1949 se cre¨® la CIOSL, en la que se agrupaban las organizaciones sindicales aut¨¦nticamente apegadas a la libertad, la independencia y los valores democr¨¢ticos fundamentales, Aunque la clandestinidad era el denominador com¨²n del sindicalismo espa?ol por ese entonces, nuestros amigos de la UGT se contaban entre los miembros fundadores de la nueva confederaci¨®n internacional.
El inter¨¦s por la CIOSL por convertirse en una organizaci¨®n verdaderamente mundial hizo que se abriera a las organizaciones sindicales, a menudo de reciente creaci¨®n, de los pa¨ªses poco desarrollados, a las que prodig¨® sus respaldo. ?La lucha por la democracia y los derechos humanos? eran, esquem¨¢ticamente enunciados, los objetivos de la CIOSL, y tales fines comprend¨ªan la ayuda a los pueblos de Africa, en plena era colonial, para que pudieran acceder a la independencia y a edificar organizaciones sindicales. La formaci¨®n de futuros dirigentes llevada a cabo entonces contin¨²a a¨²n hoy d¨ªa, ocupando el trabajo en el ¨¢mbito de la educaci¨®n un importante lugar en las actividades de la CIOSL.
Los 62 millones de trabajadores de todo el mundo que actualmente representa la Confederaci¨®n Internacional de Organizaciones Sindicales Libres nos obligan, incluso hoy, en 1979, a mantener vivo uno de los objetivos comprendidos en nuestros estatutos: ?Tomar y coordinar la defensa de las organizaciones sindicales libres contra cualquier intento efectuado por fuerzas totalitarias u otras de car¨¢cter antiobrero, con objeto de aniquilar las organizaciones de los trabajadores, de mermar sus derechos, de infiltrarse en ellas o de dominarlas.? Numerosos son en Am¨¦rica Latina los lugares en que la represi¨®n es, con toda su brutalidad, moneda corriente, mientras que la minor¨ªa blanca sigue imponiendo su ley racista en Africa austral y los disidentes de los pa¨ªses del Este son encerrados en asilos psiqui¨¢tricos o en campos de concentraci¨®n... Dondequiera que miremos, hombres y mujeres son sojuzgados por reg¨ªmenes que no les dejan derecho alguno..., salvo el de callarse.
Especialmente hasta hace poco tiempo, la Federaci¨®n Ib¨¦rica estuvo en el centro de las preocupaciones de la CIOSL. Nuestro apoyo inequ¨ªvoco a los compa?eros espa?oles que luchaban, tanto en el interior como en el exilio, contra el r¨¦gimen fascista se manifest¨® no s¨®lo en campa?as de protesta ante la opini¨®n mundial para exponer las flagrantes violaciones de los derechos humanos que efectuaba el franquismo, sino que tambi¨¦n ejercimos toda nuestra influencia ante la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, consiguiendo que esta instituci¨®n mundial condenara en diversas ocasiones al r¨¦gimen de Franco. Mi propio apoyo personal me hizo asistir, a fines de octubre de 1974, a uno de los numerosos procesos efectuados contra sindicalistas de la UGT. Y no es ajena la intervenci¨®n de nuestros afiliados ante sus respectivos Gobiernos del aislamiento y distanciamiento que ¨¦stos manten¨ªan respecto al r¨¦gimen fascista.
Esta constante ayuda permiti¨® a los sindicatos libres de Espa?a organizarse durante estos cuarenta a?os de dictadura y preparar la nueva etapa posfranquista. Por eso cuando la UGT, todav¨ªa ilegal, tuvo la audacia de celebrar su congreso en Madrid, en el mes de abril de 1976, un grupo de altos dirigentes sindicalistas constituido por la CIOSL tuvo la satisfacci¨®n de manifestar concretamente toda la solidaridad de nuestro movimiento internacional.
Hundido el r¨¦gimen del general Franco, nuestras afiliadas, la UGT espa?ola y la ELA-STV, pudieron iniciar su misi¨®n, consistente ante todo en representar a la masa de los trabajadores que desde hac¨ªa tiempo hab¨ªan carecido de la posibilidad de expresarse libremente.
Y en este momento estamos. El paso de una larga dictadura a la democracia no puede efectuarse, desde luego, repentinamente, de la noche a la ma?ana. Pero esperamos que los sindicatos espa?oles podr¨¢n, por fin, desempe?ar libremente su contenido y recuperar todo este tiempo. Una labor que, en cuanto a la patronal, habr¨¢ de venir acompa?ada por un gran cambio que forzosamente traer¨¢ impl¨ªcita la plena pr¨¢ctica de la negociaci¨®n colectiva, si se quiere que se establezcan relaciones laborales normales.
Efectivamente, creo que la celebraci¨®n en Espa?a de este nuevo congreso representa un hecho de importancia. Como todos los pa¨ªses del mundo, pero con mayor agudeza a¨²n, Espa?a se encuentra duramente afectada por la crisis econ¨®mica, y es urgente encontrar soluciones a la lacra del paro, a la creciente inflaci¨®n. Y para ello hace falta que quienes est¨¢n m¨¢s gravemente afectados por tales males puedan hacer o¨ªr su voz, participando en las decisiones destinadas a solucionar los problemas, que son, sobre todo, los suyos. No son pocas las mentalidades que habr¨¢n de adaptarse a las nuevas circunstancias, de igual modo que ser¨¢ necesario modificar las leyes del antiguo r¨¦gimen que todav¨ªa obstaculizan el desarrollo de sanas relaciones laborales y el absoluto respeto a los convenios de la OIT.
Si, ni el terror, despu¨¦s de la guerra civil, ni la confiscaci¨®n de todos sus bienes consigui¨® aplastar a los sindicatos espa?oles, hoy, que Espa?a desea integrarse en la familia de las naciones democr¨¢ticas, es indispensable que el movimiento sindical cuente con los medios necesarios para que ¨¦ste pueda desempe?ar su papel. Una labor que no se constri?e a la defensa de los intereses de los trabajadores, sino que abarca tambi¨¦n al reajuste econ¨®mico y la reconstrucci¨®n de un pa¨ªs que ha tenido que sufrir tantos a?os de aislamiento.
Y si la CIOSL ha apoyado a los trabajadores espa?oles durante los a?os de dolorosa lucha, ahora se unir¨¢ a cuantos esfuerzos hagan falta para construir una aut¨¦ntica democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.