Marx y Engels
Hab¨ªa yo estado leyendo por la tarde un libro que recoge, bajo la r¨²brica general de Marx y Engels, una serie de conferencias pronunciadas, no ha mucho, en la Casa del Pueblo de Madrid, por Tierno Galv¨¢n, Aranguren, Paris, Claud¨ªn y otros. Por la noche, la propia noche me llevaba, en su land¨® de tedio y raso, a ver a Tip y Coll en su Top-Less. ?He aqu¨ª Marx y Engels?, me dije.Primero hab¨ªamos cenado con Chumy Ch¨²mez, Carlos Luis, M¨¢ximo, Manuel Vicent y m¨¢s gente de una misma y desastrada generaci¨®n: todos los que llegamos un d¨ªa al Caf¨¦ Gij¨®n con un caudal de provincia e inocencia -?El que tiene una moneda la cambia?-, y luego hemos ido cambiando nuestra moneda por los billetes verdes, con descuento, del peri¨®dico diario. Todos los que ir¨ªamos trocando nuestro hero¨ªsmo adolescente por un ironismo -?tambi¨¦n irenismo?- decadente. Y lo han llamado humorismo.
Marx es una apertura al mundo. Una de las ¨²ltimas que intenta la Historia. Engels (talento no genial) es una programaci¨®n del mundo. Se complementan en vida, pero, muerto Marx, el marxismo opta por el programa y abandona la apertura. Opta por el talento (sus partidos est¨¢n llenos de intelectuales) y olvida un poco el genio del genio, que siempre es novedad, sorpresa, descodificaci¨®n y salto cualitativo. Ambos iban mucho de chistera y hongo, como Tip y Coll.
Respeto respetuosamente a Tip como hombre de derechas, pero a ¨¦l le ha tocado (lo siento, t¨ªo) ser Marx (y no precisamente Groucho, con el que tanto se le ha homologado). En cualquier show de esta gran pareja, Coll es el aplicado, el humor como programa, la programaci¨®n del humor. Jos¨¦ Luis, Engels. Me lo ha dicho muchas veces:
-Tip suelta y suelta, pero yo soy el que tengo que irme a casa a ponerlo a m¨¢quina.
Tambi¨¦n Engels le escrib¨ªa a Marx algunos art¨ªculos de los que Marx enviaba a Estados Unidos. (Y no, por cierto, los de La Nueva Gaceta Renana, gozosa/insidiosamente recordada por M¨¢ximo en la ¨²ltima cena con los doce ap¨®stoles, muy escasos, del humor que nos queda.) Luis S¨¢nchez-Polack, Tip, subversivo a su pesar, se perder¨ªa en su frondosidad verbal, como Marx en su barba, sin el correctivo /lectivo de Coll. Y a la viceversa: Coll ser¨ªa un buen humorista que cambi¨® tiempo ha su moneda romana de Cuenca, sin los saltos cualitativos y marxistas (de Groucho, aqu¨ª) del otro. O sea, que Marx. necesita de Coll como Engels necesita de Tip. El genio suele necesitar del talento m¨¢s que el talento del genio.
Rubert de Vent¨®s, joven y que me apasiona, ensayista y catal¨¢n, dice en su Oficio de Semana Santa, que me env¨ªa y leo por segunda vez, que ?hay, para casi todo, la soluci¨®n griega o la soluci¨®n romana?. Grecia o la columna. Roma o la b¨®veda. Grecia o el genio sin destino por el cielo azul. Roma o el talento arquitect¨®nico. Marx, Grecia, columna, intuici¨®n vertical, apertura al mundo de los dioses que se comportan como hombres, de los mitos que no son mucho m¨¢s mitol¨®gicos que el lobo o el gato. Engels, b¨®veda, Roma, clausura, mundo resuelto y cerrado (seguramente en falso, pero resuelto y cerrado). Tip y Coll hacen su gag de la jarra de agua. Coll se obstina en llenar el vaso metodol¨®gicamente. Tip, en tanto, improvisa marginalmente. Al final, Marx y Engels saludan, chistera/bomb¨ªn en mano.
El vaso se ha llenado de agua y la revoluci¨®n de contenido. Hipertrofiando a Engels, los marxismos triunfantes y revolucionarios han olvidado la cualidad saltarina, sorpresiva y einsteniana (dig¨¢moslo as¨ª) de Marx. A los marxistas rusos les asusta mucho Marx. Le han tipicolizado con Lenin. Revoluci¨®n y humor son dos gimnasias suecas que consisten en saltar siempre fuera de uno mismo (y que no se practican en Suecia). Althusser, Adorno, Marcuse, Lacan, Gramsci, suponen otros tantos brincos del marxismo por saltar fuera de s¨ª. El equilibrio ecol¨®gico Marx/Engels s¨®lo se da hoy a nivel Tip/Coll. Hay que trasnochar para verles.
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