Los brit¨¢nicos recuperan la tradici¨®n del "Times"
Un suspiro de alivio sacudi¨® ayer a todos los habitantes del Reino Unido, ?desde la altiva princesa a la que pesca en ruin barca?, al comprobar que una de sus instituciones m¨¢s respetadas, el veterano The Times, reanudaba su publicaci¨®n tras cerca de un a?o de suspensi¨®n. Porque, m¨¢s que un peri¨®dico, el p¨²blico brit¨¢nico ha considerado siempre al Times, desde 1785, como la representaci¨®n de uno de los pilares sobre los que se basa la convivencia democr¨¢tica brit¨¢nica: la libertad de prensa.
Desde primeras horas de la ma?ana, los ciudadanos de este pa¨ªs se agolparon ante los quioscos, vendedores callejeros y librer¨ªas de ferrocarriles, para reanudar su tradici¨®n matutina: la lectura de The Times en el recorrido habitual hacia sus puestos de trabajo.Aunque la empresa no ha facilitado el n¨²mero de ejemplares de la tirada, se estima que la venta casi ha triplicado la circulaci¨®n normal del peri¨®dico, cuya ¨²ltima auditor¨ªa la colocaba en torno a los 350.000 ejemplares.
Pero, a pesar de que la tirada se continu¨® durante toda la noche, en la ma?ana de ayer era dif¨ªcil encontrar un ejemplar en los puestos habituales de venta. Se cree que muchos lectores han comprado m¨¢s de un ejemplar, unos para coleccionarlo y otros para enviarlo a sus amistades en el extranjero.
El Times ha reaparecido con una edici¨®n de 32 p¨¢ginas, a su precio habitual de quince peniques (unas veintid¨®s pesetas), aunque, seg¨²n fuentes de la industria period¨ªstica, no le ser¨¢ posible mantener ese precio durante mucho tiempo.
El n¨²mero puesto en la calle, concretamente el 60.473 desde su fundaci¨®n, viene impreso en su formato habitual y, como tambi¨¦n es habitual en el Times, incluye un scoop (primicia) en su primera plana. La primicia es el anuncio de la concesi¨®n de inmunidad diplom¨¢tica al representante del Papa en el Reino Unido, como primer paso para el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas plenas con la Santa Sede, interrumpidas desde la separaci¨®n de Enrique VIII de la Iglesia cat¨®lica.
El peri¨®dico abre su primera p¨¢gina con la decisi¨®n del presidente Carter de suspender la importaci¨®n de petr¨®leo iran¨ª e incluye tambi¨¦n el discurso de la se?ora Thatcher en la cena de gala del lord mayor (alcalde de Londres), la evacuaci¨®n de una ciudad canadiense ante la amenaza de envenenamiento de la poblaci¨®n por el descarrilamiento de un tren cargado de materias t¨®xicas en Canad¨¢ y la imposici¨®n de cadena perpetua a dos hombres acusados del asesinato de un muchacho vendedor de peri¨®dicos.
Tambi¨¦n aparece la vi?eta de un matrimonio tomando el desayuno en la que aparece el marido hundido tras las p¨¢ginas del Times, mientras la mujer le dice: ?Me parece que me he despedido de verte por las ma?anas.?
En sus p¨¢ginas interiores, adem¨¢s de las secciones normales, incluye las cl¨¢sicas que dieron al peri¨®dico su toque inconfundible, desde la columna de Bernard Levin, dedicada a las relaciones laborales, hasta las tradicionales necrol¨®gicas.
Dos de sus p¨¢ginas centrales est¨¢n dedicadas a la explicaci¨®n del conflicto que motiv¨® la suspensi¨®n de los cinco t¨ªtulos de los Times Newspapers durante cerca de un a?o, y en ellas se inserta un art¨ªculo de su director. William Rees-Mogg, en el que explica ?el terrible precio que hemos pagado?.
Rees-Mogg dice que, con el pleno apoyo del propietario, lord Thomson, la direcci¨®n decidi¨® que ?no continuar¨ªa produciendo el peri¨®dico de una forma, obsoleta, estrafalaria, derrochadora e ineficiente?. ?Hemos pagado un precio terrible: la p¨¦rdida de un a?o de nuestra historia..., pero creo que, en la actual situaci¨®n competitiva de este pa¨ªs, lo menos que se puede esperar de los administradores de una sociedad es que intenten dirigir sus negocios con eficiencia.?
La primera ministra, Margaret Thatcher, ha resumido el sentimiento nacional ante la reaparici¨®n del peri¨®dico: ?La ausencia de The Times?, ha dicho, ?ha sido tr¨¢gica y demasiado larga. Le doy la bienvenida con todo mi entusiasmo.?
Y un columnista, Philip Howard, reanuda su secci¨®n con la frase cl¨¢sica de fray Luis de Le¨®n: ?Dicebamus hesterna die... ? (Dec¨ªamos ayer ... ).
Por ¨²ltimo, una aclaraci¨®n a los lectores espa?oles. En el mundo anglosaj¨®n, el 13 no trae mala suerte, a no ser que caiga en viernes. Y ayer fue martes.
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