Contin¨²an los enfrentamientos en La Meca
Las fuerza de seguridad saud¨ª segu¨ªan enfrent¨¢ndose a ¨²ltimas horas de anoche contra asaltantes de La Meca, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas extranjeras solventes de Riad. Las mismas fuentes estiman que si bien los rehenes han sido puestos en libertad, permanecen en un minarete de la mezquita entre trescientos y cuatrocientos musulmanes fan¨¢ticos.
Informaciones contradictorias circulan en Yedda sobre la situaci¨®n exacta en la Gran Mezquita Haram al Charif, ocupada desde el martes por un grupo de ?her¨¦ticos?. Ning¨²n periodista ha podido, hasta ahora, desplazarse hasta la zona. La prensa saud¨ª se limita a evocar de forma elusiva el accidente, conden¨¢ndolo y calific¨¢ndolo de ?acci¨®n de sacrilegio? cometida por ?renegados iluminados?.De los testimonios de fieles presentes durante la toma de la mezquita recogidos hasta ahora, se desprende que los asaltantes llegaron divididos en dos grupos: el primero, mezclado con los peregrinos que se dispon¨ªan a rezar -algunos rebeldes iban disfrazados de mujeres-, y el segundo a bordo de camiones y veh¨ªculos Land Rover. Dos peregrinos egipcios interrogados ayer en El Cairo opinaron que unos doscientos hombres muy bien armados iniciaron la ocupaci¨®n del templo, pero que otros asaltantes -probablemente los motorizados- se unieron m¨¢s tarde y llegaron a ser cerca de un millar.
Tambi¨¦n queda claro, a partir de una recopilaci¨®n de testimonios, que mientras se organizaba la ocupaci¨®n de la plaza, los guardianes de la mezquita eran desarmados y abatidos a sangre fr¨ªa. ?No puedo asegurar el n¨²mero de muertos entre el personal de seguridad?, afirma un filipino musulm¨¢n, de vuelta de La Meca, ?pero s¨¦ que fueron muchos.? Seg¨²n los egipcios anteriormente citados, el n¨²mero de guardianes y peregrinos muertos -que los rebeldes tiraban por las ventanas- asciende a unos doscientos. La ¨²nica cifra oficial facilitada por ahora sobre el balance de los enfrentan¨²entos menciona a dos muertos y ocho heridos.
Los rebeldes, parapetados en los minaretes y en los rincones del templo, y equipados con fusiles de mira telesc¨®pica, que disimulaban en su vestimenta -las armas no fueron, como se dijo en un principio, introducidas en f¨¦retros- dispararon, una vez sofocada la resistencia interna contra las fuerzas de seguridad saud¨ª que acudieron inmediatamente al lugar de los hechos. El jueves por la ma?ana, cuando las autoridades saud¨ªes afirmaron por primera vez que ?el asunto estaba pr¨¢cticamente terminado?, los rebeldes controlaban todo el recinto, seg¨²n testigos presenciales.
Las armas utilizadas por los rebeldes pertenec¨ªan a la Guardia Nacional saud¨ª, inform¨® ayer el diario Financial Times, de Londres.
En cuanto al contraataque llevado a cabo por el Ej¨¦rcito, los testigos coinciden en afirmar que la artiller¨ªa saud¨ª bombarde¨® los muros de la plaza sagrada, para poder permitir a las unidades de ¨¦lite de la infanter¨ªa penetrar en el recinto, mientras helic¨®pteros y aviones de caza sobrevolaban la mezquita ametrallando a sus ocupantes.
Respecto al trato dado a los fieles agrupados en Haram al Charif -hasta 100.000 personas caben en el recinto-, los testimonios coinciden en resaltar que en ning¨²n momento los asaltantes tomaron rehenes. Los ocupantes invitaron a los fieles a reconocer a su mahdi-mes¨ªas que vuelve a la tierra para dirigir a los musulmanes-, pero dejaron salir a los que lo deseaban y autorizaron a seguir rezando a numerosos peregrinos.
?No fuimos atacados cuando tratamos de escapar?, declar¨® el anteriormente mencionado peregrino filipino, ?y los intrusos nos dijeron que pod¨ªamos alejarnos, si as¨ª lo dese¨¢bamos. Aquellos que quisieron identificarse con la causa de los invasores de la mezquita?, a?adi¨®, ?decidieron quedarse.? Parece tambi¨¦n evidente que algunos asaltantes aprovecharon la salida de numerosos fieles para abandonar el templo.
Por ¨²ltimo, fuentes diplom¨¢ticas occidentales de Yedda, contactadas por tel¨¦fono desde Amman, manifestaron que, al mismo tiempo que se produjo el ataque contra la Gran Mezquita, otros ?disidentes religiosos? intentaron ocupar la tumba del profeta Mahoma, en Medina, el segundo santuario en importancia del Islam, pero que pudieron ser dominados por las fuerzas de seguridad.
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