En once a?os el n¨²mero de atracos se ha multiplicado por ochenta
?La polic¨ªa carece de medios personales y materiales para combatir la delincuencia con eficacia, y el Estado, de medios legislativos adecuados a ese mismo fin?, ha declarado a EL PA?S Carlos Hern¨¢ndez, miembro de la Comisi¨®n de Seguridad del Consejo Superior Bancario y ponente en las ?Jornadas de estudio sobre seguridad contra robo y atraco en la empresa?, que se desarrollar¨¢n a partir de ma?ana en Madrid. Estas jornadas supondr¨¢n un amplio estudio sobre la seguridad ciudadana y ser¨¢n presididas por el ministro del Interior, Antonio Ib¨¢?ez Freire.
Carlos Hern¨¢ndez, cuya ponencia se insertar¨¢ dentro del apartado ?El punto de vista del empresario?, proporcion¨® a EL PA?S cifras que se?alan un impresionante aumento de la delincuencia com¨²n. ?En 1968, hace poco m¨¢s de diez a?os, se cometieron en toda Espa?a catorce atracos; hasta el 31 de agosto de este a?o fueron perpetrados 790; si se tiene en cuenta que a¨²n no han sido computados los meses tradicionalmente m¨¢s virulentos, cabe pensar que el 31 de diciembre habremos rebasado la extraordinaria cifra de 1.100 atracos a entidades de cr¨¦dito, es decir, a bancos, cajas de ahorro y entidades asimiladas.?Para el se?or Hern¨¢ndez, el problema de la delincuencia com¨²n est¨¢ sujeto a un alto grado de complejidad. ?Los bancos se han gastado ya por encima de los 30.000 millones de pesetas en acondicionar sus sistemas de seguridad, pero a¨²n falta la conexi¨®n imprescindible con la polic¨ªa para su eficacia. Un atraco a un banco es una acci¨®n que se desarrolla durante dos, tres o cuatro minutos: por tanto, es preciso que la polic¨ªa disponga de la capacidad necesaria para presentarse inmediatamente en la oficina bancaria. Seis o siete atracos frustrados in fraganti har¨ªan meditar seriamente a los delincuentes que proyectasen nuevos hechos parecidos.?
La legislaci¨®n que establece el modo como deben ser instalados los sistemas de alarma ?es similar a la de pa¨ªses avanzados; en este punto, las cosas s¨ª est¨¢n a la altura deseable?. Sin embargo, los desajustes llegan por otro lado: ?Yo no creo que haya una correspondencia entre el aumento de delincuentes y el advenimiento de la democracia. No cabe duda de que la democracia implica el que la sociedad sea m¨¢s permisiva y el que exista un mayor margen de libertades. Ahora bien, la delincuencia comenz¨® a dispararse al principio de los a?os setenta, cuando todav¨ªa estaba vigente el r¨¦gimen anterior. Estas son las cifras de atracos a entidades de cr¨¦dito por a?o, desde 1968 y hasta la actualidad: catorce, catorce, once, veinticinco, 63, 94, 108, 84, 87, 170, 523 y 790. La situaci¨®n social es una de las causas; tambi¨¦n lo es el que Espa?a importa delincuencia. Carecemos de una ley de Extranjer¨ªa acorde con las, de otros pa¨ªses. Permitimos la entrada de delincuentes enmascarados por una documentaci¨®n falsa, o que simplemente rompen sus documentos y se hacen pasar por refugiados pol¨ªticos. Una vez aqu¨ª, es imposible un control posterior f¨¢cil.?
El aspecto m¨¢s decisivo de la carencia de mecanismos de seguridad es, para el se?or Hern¨¢ndez, ?la falta de conciencia de cooperaci¨®n entre los polic¨ªas y los ciudadanos. En ¨²ltima instancia ser¨ªa imprescindible la ya apuntada conexi¨®n final entre los bancos y la polic¨ªa?.
Las complejas causas de la delincuencia pueden ser aclaradas, siquiera en una medida peque?a, por otras cifras. ?M¨¢s del 75% de los delitos son cometidos por delincuentes cuya edad est¨¢ entre los dieciocho y los 35 a?os. Adem¨¢s de la juventud, que es una condici¨®n muy extendida, se observa tambi¨¦n la adicci¨®n a la droga como circunstancia muy frecuente. Hay entre los delincuentes un alto n¨²mero de peque?os rateros que, a la vista de la impunidad con la que se consuman grandes delitos, acaban cayendo en ellos.
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