Despu¨¦s de veinticinco a?os, el Museo Municipal abre de nuevo sus puertas
Veinticinco a?os despu¨¦s de cerrar casi vergonzantemente sus puertas, el Museo Municipal de Madrid se abre de nuevo esta tarde al p¨²blico, de la mano de su nueva directora, Mercedes Agull¨®. Y lo hace en su sede del hospicio de Pedro de Ribera, en la calle de Fuencarral, con una exposici¨®n sobre Madrid, testimonios de su historia hasta 1875. Desde el mamut del Manzanares, hasta las maquetas que idearon los urbanistas del siglo XIX, el madrile?o tiene oportunidad de conocer su propia historia hasta el umbral de nuestro siglo.
Con esta inauguraci¨®n se cierra un triste per¨ªodo de casi veinticinco a?os, durante los cuales los ricos y curiosos fondos del Museo Municipal permanec¨ªan en un estado de lamentable abandono e inaccesibles a la contemplaci¨®n del p¨²blico. El 18 de abril de este a?o accede a la direcci¨®n del Museo do?a Mercedes Agull¨® y Cobo, del Cuerpo de Archivos y Museos del Ayuntamiento, y personalidad de acreditada fama en los medios especializados por sus excelentes publicaciones cient¨ªficas sobre temas documentales de arte y bibliograf¨ªa.En el corto espacio de unos meses, nos encontramos con el Museo completamente remozado y con una excelente exposici¨®n de las que hacen ¨¦poca. Una exposici¨®n cuyo enunciado nos trae a la memoria esa otra muestra memorable que con el t¨ªtulo de Exposici¨®n del antiguo Madrid organiz¨®, en 1926, la Sociedad Espa?ola de Amigos del Arte, bajo la direcci¨®n de don F¨¦lix Boix. Ahora bien, si el recuerdo de la exposici¨®n de 1926 se hace inevitable, es justo advertir, como lo hace ahora Mercedes Agull¨®, que la, actual no es en absoluto un brillante remedo de la misma, sino que est¨¢ concebida con personalidad propia y criterios renovadores. Aquella primera, por ejemplo, indudablemente excelente, fue planteada dentro de un esp¨ªritu de marcado casticismo y estaba llena de detalles folkloristas muy del gusto de la ¨¦poca; la actual, sin embargo, ha abandonado esos estereotipos tradicionales para ofrecernos una visi¨®n de la historia y del arte de Madrid m¨¢s amplia y objetiva.
He aqu¨ª, con dos referencias expresivas, el ambicioso panorama que se nos ofrece: desde los restos prehist¨®ricos del mamut del Manzanares, hasta la c¨¦lebre y bell¨ªsima maqueta, restaurada, del ?Modelo de Madrid de l830?, obra de Gil del Palacio. Hacer, por lo dem¨¢s, un inventario de los objetos expuestos llenar¨ªa todo el espacio de este art¨ªculo. As¨ª que, a modo de simple orientaci¨®n, baste con recordar que la exposici¨®n contiene pinturas, dibujos, grabados, documentos, manuscritos, libros, esculturas, planos, maquetas, orfebreria, porcelanas, figurines y bocetos teatrales, y un largo etc¨¦tera de piezas diversas relacionadas de alguna manera con la historia y la cultura de Madrid. Un ejemplo muy elocuente: para la ocasi¨®n se han restaurado y limpiado m¨¢s de ochenta pinturas, lo que nos sirve para hacernos una idea de la importancia y excelencia de esta empresa. Concebida, adem¨¢s, con un atinado sentido did¨¢ctico, el espectador puede seguir paso a paso la configuraci¨®n hist¨®rica de la fisonom¨ªa urbana de Madrid desde la reconstrucci¨®n arqueol¨®gica e ideal de sus viejas murallas hasta el detalle aislado de una buena parte de sus principales monumentos hist¨®ricos.
Veinticinco a?os despu¨¦s
Para explicarnos este raro y ben¨¦fico ?salto en el vac¨ªo?, hemos acudido a Mercedes Agull¨®, actual directora del Museo y principal motor de la presente exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta hasta marzo de 1980.Pregunta. ?C¨®mo ha sido posible esta espectacular reapertura tras casi veinticinco a?os en los que los madrile?os nos hab¨ªamos olvidado casi de la existencia del Museo Municipal?
Respuesta. Quiero empezar recordando que cont¨¢bamos con un rid¨ªculo, resupuesto inicial de tres millones de pesetas, con el que, evidentemente, resultaba imposible llevar a cabo una exposici¨®n como pens¨¢bamos que Madrid se merec¨ªa. Hablar sobre c¨®mo se ha hecho realidad el plan de la exposici¨®n me obliga entonces a una relaci¨®n de agradecimientos. En primer t¨¦rmino, el apoyo entusiasta y constante del alcalde, Enrique Tierno Galv¨¢n, que estimul¨®, desde el principio, la idea y ha facilitado todos los medios materiales a su alcance para que llegara a buen fin. En segundo lugar, la colaboraci¨®n de diversas instituciones que nos han prestado numerosas piezas de sus fondos para la exposici¨®n. Finalmente, la eficaz y generosa asistencia de un grupo de excelentes profesionales que han trabajado en equipo hasta la extenuaci¨®n: el arquitecto Jos¨¦ Mar¨ªa Vi?uela, que se ha responsabilizado del montaje; Francisco Rocha, que ha hecho posible el excelente cat¨¢logo; Jorge Brunet, restaurador de las maquetas; y, en general, un amplio grupo de restauradores, historiadores del arte, arque¨®logos y otra serie de especialistas..
P. ?Qu¨¦ criterio se ha seguido y de qu¨¦ partes consta la exposici¨®n
R. Aunque todo el mundo viene predispuesto a ver una segunda versi¨®n de la exposici¨®n de 1926 luego comprueban que el criterio ha sido diferente; sobre todo, porque hemos tratado de dar una visi¨®n m¨¢s actualizada y compleja de la historia de Madrid. La comparaci¨®n entre ambas, por consguiente, pone de manifiesto no s¨®lo una selecci¨®n de objeto distinta, sino unos planteamiento b¨¢sicos tambi¨¦n diversos. La presente exposici¨®n est¨¢ concebida con divisiones cronol¨®gicas tem¨¢ticas que atienden a los siguientes apartados esenciales: prehistoria y arqueolog¨ªa de Madrid el arte y la vida durante el Alto Medievo, pintura, escultura, arquitectura, urbanismo y artes industriales durante las ¨¦pocas moderna y contempor¨¢nea, hasta 1875. Hay, adem¨¢s, una parte dedicada a la imprenta en Madrid y se exponen tambi¨¦n documento impresos, manuscritos, libros, planos, maquetas, grabados, etc¨¦tera.
P. ?Qu¨¦ planes hay para el futuro del Museo?
R. Mi intenci¨®n es que esta exposici¨®n no sea una excepci¨®n, sin que se encuadre en una pol¨ªtica d actividades culturales y expositivas frecuentes. Hay ya una parte montada que permanecer¨¢ fija: la de las salas del siglo XVIII. El resto ser ocupado por exposiciones temporales, sobre las que ya se est¨¢ trabajando: ?Caricatura pol¨ªtica?, ?Ceramistas actuales?, ?El Madrid literario?, ?El Madrid de la guerra?, ?El Madrid del novecientos?, ?Arturo Soria?, etc¨¦tera. Por otra parte, tratar¨¦ de liberar al Museo de una anacr¨®nica hipoteca estatutaria que no permite la adquisici¨®n de obras posteriores al 1900.
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