Navarra
Me duele Navarra en el coraz¨®n. Me duele de un modo especial, como una espina clavada en la parte m¨¢s dolorosa de esta inmensa y ponzo?osa herida que las mal llamadas ?nacionalidades? est¨¢n abriendo en el cuerpo entra?able de Espa?a.No s¨¦ qu¨¦ va a ser de Navarra. Pero lo malo es que los propios navarros tampoco lo saben. Y que la tierra navarra est¨¢ afectada en estos momentos por una conmoci¨®n profunda en la que se entrecruzan tres fuerzas que la sacuden hasta sus mismos cimientos: una fuerza es la de su propia personalidad, mantenida y reafirmada con orgullo por siglos de historia; otra es su radical integraci¨®n en Espa?a, que hasta ahora fue una fuerza perfectamente congruente con la otra, pero que a partir de ahora puede empezar a no serlo, la tercera es la que tira de ella hacia el nacionalismo vasco, un nacionalismo al que sus dirigentes han dado un matiz a la vez absorbente y desintegrador, en el que incluso parece que no cabe ni el nombre de Espa?a.
No podr¨¦ entender nunca Espa?a sin sus Provincias Vascongadas, ni pienso que puedan entenderlo la mayor¨ªa de los vascos, conscientes de que su tierra es parte originaria de Espa?a, y sus hombres y su pueblo, parte esencial de la dimensi¨®n de Espa?a en la historia y en el mundo; del mismo modo que son conscientes de que es en la historia y en el ser indisoluble y universal de Espa?a donde Vasconia encuentra su personalidad completa, donde ha tenido su desarrollo pleno y tendr¨¢, sin duda, su futuro.
Pero esto que digo del pa¨ªs y del pueblo vasco lo digo con la misma o con m¨¢s raz¨®n, si cabe, de Navarra. Ellos han sabido siempre que no ha habido nunca incompatibilidad alguna entre la personalidad de Navarra y su total y radical integraci¨®n en Espa?a. Pero, ?ocurrir¨¢ lo mismo si de uno u otro modo se vinculan al Euskadi Nacionalista del PNV y los abertzales? ?Podr¨¢n, incluso, defender la personalidad de Navarra dentro de Euskadi, si ¨¦se fuera, al final, su destino en los pr¨®ximos a?os?
Un destino que ahora no sabemos siquiera c¨®mo va a decidirse. Porque entre las vigilias y las madrugadas de La Moncloa, como en la penumbra de los atardeceres o en la indefinici¨®n de muchos amaneceres, algo qued¨® tan confuso en el Estatuto Vasco que ahora puede ser interpretado de muy diversas formas y parece que algunas interpretaciones pretenden que la decisi¨®n escape incluso de la entidad real del pueblo navarro para trasladarla a la confusa amalgama de cuatro provincias.
Es cierto que, como muy bien dice el diario Ya en su editorial del d¨ªa 13, se est¨¢n haciendo interpretaciones extremosas en uno y otro sentido y pocas veces se trata el tema con rigor y precisi¨®n. Yo quisiera hacerlo. Y si bien es verdad que la iniciativa de integraci¨®n corresponde al ¨®rgano foral y al pueblo navarro, no es menos cierto que se establecen con Navarra singularidades especiales, para facilitarla, exigiendo s¨®lo la mayor¨ªa de votos v¨¢lidos en el refer¨¦ndum, mientras el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n exige la mayor¨ªa absoluta del censo en las dem¨¢s provincias espa?olas. Y tambi¨¦n es cierto que a diferencia de lo que precisa dicho art¨ªculo 15 1, en el sentido de que si una vez elaborado un Estatuto, en una provincia no fuera aprobado, ¨¦sta quedar¨ªa exclu¨ªda de la Comunidad Aut¨®noma, el art¨ªculo 47-2 del Estatuto Vasco dice que, una vez reelaborado el Estatuto para integrar Navarra, el refer¨¦ndum ser¨¢ conjunto en las cuatro provincias, y seg¨²n la interpretaci¨®n del PNV Navarra podr¨ªa verse obligada E aceptar un Estatuto, no aprobado por los navarros, por obtener mayor¨ªa de votos en el conjunto de las cuatro provincias, mientras que si prevalece el texto constitucional del art¨ªculo 151 (como ser¨ªa l¨®gico y es la interpretaci¨®n de los parlamentarios navarros de UCD), Navarra no quedar¨ªa definitivamente integrada en Euskadi si, aun despu¨¦s de ejercer la iniciativa, el Estatuto Vasco modificado no obtuviera mayor¨ªa en Navarra y s¨ª en el conjunto de las cuatro provincias. La interpretaci¨®n de UCD navarra defiende la autonom¨ªa y la personalidad de esta regi¨®n, mientras que la del PNV parece que podr¨ªa llegar a imponer a Navarra, por la fuerza de los votos de Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava, un Estatuto que Navarra hubiera rechazado. Aqu¨ª est¨¢ la clave de los ?enfados? vascos, de las dimisiones navarras, de la incertidumbre y la confusi¨®n.
No s¨¦ cu¨¢l ser¨¢ la interpretaci¨®n pol¨ªtica que en el futuro se haga de este pol¨¦mico art¨ªculo 47-2 del Estatuto Vasco y del texto constitucional. Creo que constituye un error el texto de la Constituci¨®n sobre las autonom¨ªas y lo est¨¢ demostrando su desarrollo. Creo que el Estatuto Vasco no debi¨® ser aprobado tal y como est¨¢, porque, adem¨¢s de entrometerse en Navarra, sin contar con los navarros, adem¨¢s del germen de disgregaci¨®n de Espa?a que lleva impl¨ªcito en su letra, en su esp¨ªritu y en las interpretaciones de sus principales redactores, lleva en s¨ª la semilla de una permanente insatisfacci¨®n y lucha dentro del mismo pueblo vasco, cuya actual decadencia econ¨®mica y social, acelerada al hilo del proceso auton¨®mico, puede seguir avanzando. Mi discrepancia, pues, con los supuestos en los que se enmarca la futura decisi¨®n del destino de Navarra, es total. Pero, aun as¨ª, hay algo que quiero dejar claro. Resulta inconcebible que, aun en esos supuestos desacertados, se hagan interpretaciones que pretendan hurtar al pueblo navarro la decisi¨®n plena de su propio destino, la aceptaci¨®n o no de un Estatuto que puede comprometer la realidad hist¨®rica de sus propias instituciones.
Creo que el destino de Navarra, como el de Catalu?a o el de Galicia, no es algo que afecte ni puedan decidir por s¨ª mismos los catalanes, los gallegos o los navarros. Como partes que son de Espa?a, lo que sea el futuro de esos pueblos ata?e a todos los espa?oles. Y entiendo por ello que el problema de si Navarra entra o no a formar parte de Euskadi no es un pleito entre vascos y navarros, es un problema espa?ol en su m¨¢s profunda dimensi¨®n. Pero, salvado esto, si es que es ya salvable, lo menos que se puede pedir, si se quiere ser congruente, es que la decisi¨®n de Navarra sea de los navarros y no se mezcle con las decisiones de las otras provincias en el c¨®mputo global de un com¨²n refer¨¦ndum. Algunos parlamentarios navarros dicen que est¨¢n dispuestos a recurrir al Tribunal Constitucional, pero convendr¨ªa recordarles que el acceso al Tribunal Constitucional est¨¢ tan restringido en la Constituci¨®n que los diputados o senadores navarros, por s¨ª mismos, no pueden plantear este asunto.
A muchos kil¨®metros de distancia, llega hasta m¨ª la violenta conmoci¨®n del pueblo navarro, sacudido por esos tirones que desgarran ya, cuando s¨®lo estamos en el pr¨®logo de un drama que puede comenzar cualquier d¨ªa, el ser mismo de Navarra. El fen¨®meno desatado constituye ya un principio de perturbaci¨®n que dif¨ªcilmente va a serenarse, cualquiera que sea el desenlace. Mucho me temo que a partir de ahora, y cualquiera que sea la corriente dominante, Navarra ya no ser¨¢ nunca lo que fue.
No quiero, de prop¨®sito, hablar de la historia, de cuando Navarra era reino y de cuando dej¨® de serlo. Antes y despu¨¦s fue siempre Espa?a. Como Castilla, como Arag¨®n, como Catalu?a, como Asturias. Todos igualmente Espa?a y todos diferentes en s¨ª mismos y en su manera de llegar a ser unos en Espa?a.
?Por qu¨¦ hemos tenido que llevar al pueblo navarro la confusi¨®n y la discordia? ?Por qu¨¦ hemos tenido que hacer de Navarra tierra fronteriza, territorio de luchas y bander¨ªas?
Mucho me temo, repito, que cualquiera que sea la soluci¨®n, Navarra ha perdido la paz por mucho tiempo. Y me duele en el alma.
Licinio de la Fuente ministro de Trabajo con Franco, ex diputado de Alianza Popular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.