Las opiniones teol¨®gicas de Hans K¨¹ng

No se entiende bien por qu¨¦ ha habido tanto revuelo con motivo de la condenaci¨®n de K¨¹ng. Es natural que la Santa Sede precise qu¨¦ se entiende por teolog¨ªa ?cat¨®lica?.En 1976, Pablo VI conden¨® ?la actitud que intenta introducir en el pueblo de Dios una mentalidad que llaman posconciliar..., para difundir la ilusi¨®n de dar al cristianismo una nueva interpretaci¨®n, arbitraria y est¨¦ril?.

Desde hace a?os, K¨¹ng presenta las verdades de la fe cristiana deform¨¢ndolas de tal modo que los obispos alemanes -a quienes se debe en buena parte el Concilio Vaticano II- han intentado repetidas veces que corrija sus errores, pero el te¨®logo suizo-alem¨¢n no es hombre f¨¢cil de convencer.

En numerosas revistas teol¨®gicas han aparecido art¨ªculos protestando de las nuevas orientaciones de la cristolog¨ªa -de las que participa K¨¹ng- alegando que se aparta sustancialmente de las f¨®rmulas en las que la Iglesia expresa la fe desde los grandes concilios de Efeso y Calcedonia.

A su vez, la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe public¨® un importante documento, en 1972, saliendo al paso de algunos errores cristol¨®gicos y trinitarios. No se citaban nombres, pero, en realidad, se trataba de una advertencia formal a varios te¨®logos europeos entre ellos a K¨¹ng.

Como se ve, la decisi¨®n de Roma no ha sido una decisi¨®n improvisada o apresurada; tampoco se trata de un conflicto con una pretendida teolog¨ªa ?romana?. La prestigiosa revista Nouvelle Revue Theologique publicaba en 1975 un art¨ªculo en el que se pod¨ªa leer: ?El cristianismo de Hans K¨¹ng no tiene gran cosa en com¨²n con el que profesa la tradici¨®n eclesial, tanto en Oriente como en Occidente. ?

Puede parecer extra?a esta frase por lo dura, pero es que K¨¹ng ha prescindido sistem¨¢ticamente del magisterio de la Iglesia y de la doctrina de los grandes concilios ecum¨¦nicos que han definido la fe cristiana. Como muestra basta un bot¨®n: en uno de sus libros recientes, K¨¹ng tiene la osad¨ªa de decir que la interpretaci¨®n que ¨¦l ofrece se aparta de ?la tradici¨®n teol¨®gica bimilenaria? (Ser cristiano, p¨¢gina 532).

Digamos, por ¨²ltimo, que las opiniones sostenidas por K¨¹ng est¨¢n en la l¨ªnea del protestantismo liberal del siglo XIX. Si Lutero viviera hoy, condenar¨ªa a K¨¹ng sin vacilar.

Madrid