La OPEP y el mercado mundial del petr¨®leo
Los resultados de la reciente conferencia de la OPEP en Caracas, resumidos en la falta de un acuerdo, conjunto entre los pa¨ªses productores de petr¨®leo para limitar y ordenar las alzas de los precios de los crudos incluso a altos niveles para el pr¨®ximo futuro, as¨ª como la ausencia de decisiones vinculantes en torno a los ritmos de producci¨®n para el a?o 1980, constituyen un episodio m¨¢s en el desarrollo de la nueva y decisiva crisis petrolera y energ¨¦tica, iniciada a finales de 1978, mucho m¨¢s grave y adversa para Occidente y los pa¨ªses consumidores en general que las precedentes. Los rasgos espec¨ªficos y diferenciadores de esta crisis pueden resumirse en los siguientes:- El aumento de los precios no estimula ya el incremento de la producci¨®n. A los actuales niveles de precios, los ingresos de los pa¨ªses productores cubren sus programas de desarrollo y necesidades de importaciones y les sobra alrededor del 20% de tal producci¨®n. Por otra parte, la pr¨®xima escasez f¨ªsica de reservas de petr¨®leo, prevista hacia 1985 ¨® 1990, junto al hecho de que los precios oficiales de los crudos se hallan por debajo todav¨ªa de los de las energ¨ªas alternativas, situadas en torno a cuarenta o cincuenta d¨®lares-barril, implican que aumentar producciones suponga despilfarrar tales reservas. Dicho de otra forma, los pa¨ªses productores tienden o tender¨¢n a reducir producciones o adaptarlas a demandas incluso debilitadas. Ello crear¨¢ situaciones de escasez marginal y tensi¨®n cont¨ªnua al alza de los precios.
La anterior concurrencia en el mercado entre productores o vendedores ha pasado a ser irreversiblemente entre consumidores, con rupturas de solidaridad y dificultades de cooperaci¨®n, ante la inelasticidad relativa de la demanda a corto plazo, su equilibrio precario con la oferta, la prioridad y car¨¢cter estrat¨¦gico de los aprovisionamientos de crudos y, adem¨¢s, el desarrollo de las ventas spot. La expansi¨®n de tales ventas spot o de mercado libre, fuera de contrataciones regulares o por tiempo, representaban, antes, alrededor del 2% de las transacciones petroleras mundiales y ahora el 15%. Este crecimiento ha venido impuesto por los riesgos de insuficiencia de crudos y por actuaciones de los pa¨ªses productores. As¨ª, su desarrollo a precios progresivamente m¨¢s altos que los oficiales en contratos regulares, hasta casi doblar ¨¦stos, constituye un factor de presi¨®n a la elevaci¨®n permanente de los mismos.
- El fracaso progresivo de la apuesta de Occidente y, en general, de los pa¨ªses consumidores sobre la capacidad de Arabia Saud¨ª para moderar las alzas de los precios de los crudos en el seno de la OPEP. En el pasado, Arabia Saud¨ª ha tenido el papel rector en la fijaci¨®n de los precios por su enorme potencial de producci¨®n, que en la actualidad es ya insuficiente para suplir restricciones de otros pa¨ªses productores y, en particular, el d¨¦ficit de oferta de Ir¨¢n. Este fracaso del papel adoptado por Arabia Saud¨ª ha sido cada vez m¨¢s evidente a lo largo del a?o 1979 y se ha puesto de relieve en las alzas de precios acordadas por la OPEP en julio pasado, en la conferencia de Ginebra, superadas, y no respetadas despu¨¦s por los pa¨ªses productores m¨¢s radicales, con nuevos y sucesivos encarecimientos unilaterales. El punto ¨¢lgido de esta evoluci¨®n, con libertad de precios oficiales y sin acuerdo, en la reciente conferencia de Caracas, ha acentuado el desorden del mercado mundial de crudos, ha roto cualquier sistema coherente de precios y ha debilitado la cohesi¨®n interna de la OPEP.
En cualquier caso, y aparte nuevas decisiones unilaterales de encarecimientos por los pa¨ªses productores de petr¨®leo, puede estimarse que para el primer trimestre de 1980 los precios oficiales de los crudos se situar¨¢n entre veintis¨¦is y 33 d¨®lares-barril, con alzas respecto a los niveles de finales de 1978, comprendidas entre once y diecinueve d¨®lares-barril. Acumulativamente, tales aumentos en el per¨ªodo de 1973 a 1978 oscilaron de siete a nueve d¨®lares-barril, en total.
En otros t¨¦rminos, los pa¨ªses consumidores tendr¨¢n que absorber en un s¨®lo a?o encarecimientos de los crudos bastante superiores -sobre todo si se considera el desarrollo de las adquisiciones spot- a los sucedidos en el ¨²ltimo quinquenio y cuyos efectos cr¨ªticos sobre el funcionamiento de sus econom¨ªas no hab¨ªan sido superados a¨²n en 1978.
El brusco y dram¨¢tico empobrecimiento de Occidente y el Tercer Mundo por las intensas escaladas
Previsiones e interrogantes en la crisis econ¨®mica
de los precios de los crudos en 1979 (cada 30% de incremento de tales precios respecto a los niveles de 1978 se estima reduce el PIB en un 1%) abre una crisis econ¨®mica de gran envergadura, con recesi¨®n general, expansi¨®n del paro y de la inflaci¨®n. Y acerca al l¨ªmite soportable para las econom¨ªas consumidoras sin graves quebrantos de los sistemas socioecon¨®micos vigentes.
A corto plazo, sea, para el conjunto del a?o 1980, la previsi¨®n de la evoluci¨®n de los precios oficiales y de los spots debe partir de la irreversibilidad de los altos niveles actuales en los primeros y del mantenimiento de las diferencias entre ambos. A favor de la estabilizaci¨®n de los precios oficiales, o moderaci¨®n de sus alzas, con reducci¨®n de los sobreprecios spot, actuar¨¢n, sin duda, los stocks existentes en EEUU y Jap¨®n, la reducci¨®n de la demanda mundial por la recesi¨®n econ¨®mica general y los ahorros de energ¨ªa. En contra jugar¨¢n el amplio margen de restricci¨®n de la producci¨®n de que disponen los pa¨ªses productores, las presiones cada vez m¨¢s intensas en el interior de dichos pa¨ªses para no despilfarrar sus recursos, la dif¨ªcil recuperaci¨®n de la producci¨®n de Ir¨¢n y el posible aislamiento de Arabia Saud¨ª. Como interrogantes aparecen la des cohesi¨®n de la OPEP, los efectos del debilitamiento de dicho ?cartel?, con numerosas variantes posibles, y eventuales cambios en el reparto de las reservas de petr¨®leo entre pa¨ªses radicales y moderados, por razones pol¨ªticas. No obstante, y pese a las incertidumbres existentes, cabe considerar una cierta moderaci¨®n de posturas en el primer trimestre, para surgir, pese a variaciones estacionales y una vez reducidos los stocks de los consumidores, nuevas tensiones de precios en el segundo o tercer trimestre de 1980.
A medio o largo plazo, y con independencia del grado de desagregaci¨®n de la OPEP, las perspectivas son mucho m¨¢s desfavorables, dada la escasez f¨ªsica de petr¨®leo estimada, que rebasar¨¢ ampliamente proporciones marginales, con lento relevo por las nuevas energ¨ªas y limitaciones de las actuales alternat?vas. Previamente, cabe prever un gran desarrollo, ya iniciado, de los denominados contratos combinados; es decir, aportaci¨®n de actividades de exploraci¨®n, tecnolog¨ªa, financiaciones y proyectos por los consumidores a los pa¨ªses productores, en contrapartida de los suministros de crudos de ¨¦stos a aqu¨¦llos. Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta la propensi¨®n de los pa¨ªses productores a no gastar anticipadamente sus reservas de crudos no revalorizados a los precios de las energ¨ªas alternativas, hay que considerar la tendencia a la convergencia entre ellos y los pa¨ªses consumidores en conciertos mediante los que los primeros asegurar¨ªan proporciones de suministros econ¨®micamente soportables a cambio de que los segundos aceleren, en plazos dados, sus programas de ahorros de energ¨ªa y de desarrollo de nuevas fuentes. En ausencia de tales concertaciones, y en el caso de retrasos tecnol¨®gicos y de las inversiones muy cuantiosas en dichos programas, no pueden excluirse riesgos de confrontaciones parciales diversas e incluso de conflictos siempre posibles, subsista o no el ?cartel? de los productores, econ¨®micamente potente como oligopolio, pero pol¨ªticamente fr¨¢gil.
En cualquier caso, Espa?a, ante la nueva era energ¨¦tica, se halla de partida en situaci¨®n singularmente adversa, por sus pobres recursos interiores de hidrocarburos y de otras energ¨ªas convencionales, la intensidad del consumo de energ¨ªa en relaci¨®n al PIB, el retraso anterior en las medidas correctoras, la fragmentaci¨®n empresarial de las adquisiciones de crudos y la carencia de multinacionales con base espa?ola y fuerte penetraci¨®n en los mercados. Estos elementos negativos se compensan por la concentraci¨®n acertada de las compras gubernamentales, y por las prometedoras expectativas de la pol¨ªtica energ¨¦tica iniciada y en desarrollo creciente, que alcanzar¨¢ pronto toda su complejidad y eficacia, y que requiere el m¨¢ximo apoyo popular, sobre todo en materia de:
- Conservaci¨®n de la energ¨ªa, promoci¨®n del carb¨®n nacional y de importaci¨®n y de la energ¨ªa nuclear, as¨ª como investigaci¨®n de nuevas fuentes, junto al ajuste econ¨®mico en curso, seg¨²n viene emprendi¨¦ndose, con recurso en su caso no s¨®lo a incentivos, sino tambi¨¦n a actitudes coactivas y autoritarias si es necesario.
- Impulso a la exploraci¨®n de hidrocarburos en el interior, con centrando y dorando las actividades p¨²blicas y arbitrando incentivos para atraer capitales y multiplicar esfuerzos en este ¨¢rea.
- Reordenaci¨®n del subsector del petr¨®leo, mediante centralizaci¨®n de las competencias administrativas y agrupaci¨®n de empresas en dos potentes entidades con el m¨¢ximo de integraci¨®n, una p¨²blica y otra privada, con economicidad de costes y capacidad de cumplir objetivos nacionales, en pr¨®xima realizaci¨®n.
- Ampliaci¨®n del papel de Hispanoil, no s¨®lo para la prospecci¨®n en el exterior y la gesti¨®n de adquisiciones de crudos de la cuota gubernamental, sino tambi¨¦n para prestar su apoyo t¨¦cnico y estatal a las compras de crudos por los grupos empresariales concentrados, aportando las contrapartidas de servicios exigidas, lo que es necesario ante la creciente selecci¨®n de compradores.
- Conversi¨®n t¨¦cnica de las instalaciones y operaciones convencionales del refino hacia sistemas de craqueo, o sea, de transformaci¨®n de productos petrol¨ªferos pesados en ligeros, por la mayor demanda progresiva de los ¨²ltimos, generando importantes rentabilidades, permitiendo aprovisionamientos m¨¢s f¨¢ciles en crudos pesados, m¨¢s abundantes, y reduciendo las necesidades brutas de importaciones de petr¨®leo.
49 a?os es economista por la Universidad de Madrid. ingeniero del petr¨®leo por la Escuela Nacional Superior de Petr¨®leo de Par¨ªs. En estos momentos ocupa la Direcci¨®n General de Petrol¨ªber. Form¨® parte del grupo que, presidido por Jos¨¦ Luis Leal, prepar¨® el Plan Energ¨¦tico Nacional. Es autor de Econom¨ªa y pol¨ªtica del petr¨®leo, libro editado en 1969.
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