Aguinaga y Pereira evitaron la derrota del Atl¨¦tico

Dos tiros a puerta fue el bagaje ofensivo del Atl¨¦tico en su partido contra el Betis; el primero, de Leal, raso y floj¨ªsimo; el segundo, de Rub¨¦n Cano, desde cerca y con picard¨ªa, fue desviado bien por Esnaola. Cuando se produjo esta gran parada faltaban cuatro minutos para concluir el encuentro y los 86 anteriores hab¨ªan sido de continuo dominio b¨¦tico. El Atl¨¦tico lleg¨® a Sevilla ¨²nica y exclusivamente a arroparse y a confiar en la suerte. Aguinaga y Pereira hicieron posible que su equipo alcanzara el objetivo trazado.

El Atl¨¦tico ya a nada aspira en la Liga. Su lastre de negativos, adquirido desde la primera jornada, le ha maniatado durante toda la competici¨®n y ahora la ¨²nica meta del equipo es soltarlo de la manera que sea. Luis sabe de las limitaciones de su equipo y por eso, ante el que era colista de la clasificaci¨®n plante¨® una estrategia defensiva. La defensa rojiblanca cumpli¨® -Ruiz tuvo que abusar de las faltas- porque el equipo jug¨® para ella, con los centrocampistas dedicados a tapar huecos y a cerrar el pasillo por donde Gordillo se convirti¨® una y otra vez en el mejor delantero.

El Betis, porque jug¨® por las alas s¨®lo cuando el centro ya se encontraba excesivamente poblado, no, cre¨® las ocasiones de gol que podr¨ªan haberse producido tras un dominio absoluto y continuo. Hugo Cabezas no es el de otras temporadas, ni Mor¨¢n, el del Sp¨®rting. Precisamente este jugador desperdici¨® la victoria de su equipo, mediada la segunda parte, en un remate, de cabeza en el que no hacer era lo dif¨ªcil. Pereira y Aguinaga fueron los jugadores atl¨¦ticos destacados.

La lesi¨®n de Marcos en la segunda parte contribuy¨® a que el Atl¨¦tico se encerrara a¨²n m¨¢s en su propio campo y a que la presi¨®n del Betis se acentuar¨¢. El gol, sin embargo, no lleg¨®, pese a que L¨®pez estuvo libre de marcaje y primero Gerardo y luego Bizcocho tuvieran absoluta libertad de movimientos. El Atl¨¦tico salv¨® el resultado y hasta pudo permitirse el lujo de presumir de mala suerte con la gran oportunidad que tuvo Rub¨¦n Cano al final del encuentro.