Ejercer la responsabilidad

En los ¨²ltimos a?os, pasadas las vacaciones y al entrar en el oto?o se ha convertido ya en un t¨®pico preguntar a los sindicatos: ?va a haber invierno caliente?, ?qu¨¦ va a pasar, se?or Redondo, se?or Camacho? Eso: ?qu¨¦ va a pasar en una situaci¨®n de profunda crisis econ¨®mica, con mill¨®n y medio de parados que crecen a un ritmo de casi un millar por d¨ªa, en un per¨ªodo de elaboraci¨®n de un conjunto de leyes laborales democr¨¢ticas que llene el profundo vac¨ªo sindical y acabe con el estado de provisionalidad en que se halla el sindicalismo en nuestro pa¨ªs? Y todo ello enmarcado en un sistema democr¨¢tico todav¨ªa fr¨¢gil que reclama de todas las fuerzas sociales y pol¨ªticas la mayor responsabilidad, anteponiendo cuando es necesario los intereses generales a las estrictas motivaciones de grupo.La respuesta de la Uni¨®n General de Trabajadores a esas preguntas, a esa realidad, ha sido la de mejorar con la otra parte de las relaciones laborales -los empresarios- aquellos art¨ªculos del Estatuto que hac¨ªan referencia a la acci¨®n colectiva, de tal manera que se reforzase el sindicalismo y la acci¨®n sindical y la negociaci¨®n colectiva en nuestro pa¨ªs. Seguidamente, se ha propuesto un acuerdo-marco interconfederal a CCOO y CEOE, con objeto de ordenar, racionalizar y adecuar la negociaci¨®n de los convenios a la nueva realidad legal y sindical, al tiempo que dan cauce a las reivindicaciones obreras, en estos momentos excepcionales de crisis econ¨®mica, por la v¨ªa de la negociaci¨®n y el entendimiento, sabiendo con certeza que ese era el camino m¨¢s adecuado. No s¨®lo para obtener los mejores resultados para los trabajadores, sino tambi¨¦n para abrir un rayo de esperanza en el pozo profundo en que se encuentra sumida la econom¨ªa espa?ola.

Con esta estrategia -acuerdos UGT-CEOE y propuesta de un convenio-marco interconfederal-, nuestra organizaci¨®n ni est¨¢ renunciando a ning¨²n postulado de su estrategia sindical ni pretende marginar a nadie. Por supuesto, mucho menos dividir al movimiento obrero. Est¨¢, pura y simplemente, intentando sacar adelante -en un contexto de una mayor¨ªa pol¨ªtica de derechas, no lo olvidemos- algo que nos parece esencial para los trabajadores y para el propio pa¨ªs. Tan esencial como los estatutos de autonom¨ªa o el funcionamiento parlamentario: sentar unas bases democr¨¢ticas, radicalmente distintas a las que han existido durante el franquismo, para las relaciones laborales.

Necesidad de nuevas leyes

Para ello, para alcanzar ese objetivo, son necesarias nuevas leyes, pero tambi¨¦n, y sobre todo, un protagonismo distinto, unos nuevos comportamientos de los propios componentes de las relaciones sociales: sindicatos y organizaciones empresariales. De cara a esta meta, tan importante es, a nuestro juicio, el Estatuto de los Trabajadores como la consecuci¨®n del acuerdo-marco interconfederal. ,

Somos conscientes de que nuestra pol¨ªtica tropieza con la inercia de las modas y comportamientos del pasado, anclados todav¨ªa en nuestra realidad presente. Sabemos que el ejercicio de esta, posici¨®n responsable nos est¨¢ suponiendo un precio alto, pues desgraciadamente todav¨ªa en nuestro pa¨ªs las posiciones demag¨®gicas y maximalistas son rentables.

As¨ª, asistimos a las truculentas afirmaciones del se?or Ferrer Salat -que ya anteriormente tambi¨¦n hab¨ªa logrado que los ciudadanos de este pa¨ªs se echasen las manos a la cabeza con unas declaraciones suyas en Estados Unidos-, que, de hecho, m¨¢s que deteriorar a la UGT, lo que hacen es poner en evidencia al propio empresariado espa?ol, pero que denot¨® algo muy grave: si los empresarios no entienden que negociaci¨®n no es ni ser¨¢ nunca para un sindicato de clase como UGT igual ni sin¨®nimo de integraci¨®n, es que no han entendido nada de lo que son los sindicatos en la democracia. Y ello ser¨¢ un dato francamente preocupante para nuestro futuro colectivo.

Desde el otro lado de la ?trinchera?, desde el nuestro, Comisiones Obreras nos viene atacando sistem¨¢ticamente porque negociamos con la patronal. No b¨¢sicamente por el contenido de la negociaci¨®n en los acuerdos sobre el Estatuto o en las propuestas de la UGT en el acuerdo interconfederal, sino por el propio hecho de la negociaci¨®n. Y yo me pregunto: ?es que no es una de las funciones m¨¢s caracter¨ªsticas de los sindicatos en la democracia la negociaci¨®n con la patronal, por reaccionaria que ¨¦sta pueda ser?, ?o es, por el contrario, la funci¨®n de un sindicato reclamar continuamente negociaciones con el Gobierno, como propugna Comisiones Obreras?

Cuando un sindicato est¨¢ dispuesto a ser muy razonable en una negociaci¨®n pol¨ªtica y se muestra intransigente en la negociaci¨®n con otros sindicatos y con la patronal, ello acarrea consecuencias negativas para los trabajadores.

Estrategias diferentes

Como es notorio, en la actualidad las estrategias y los compor tamientos de UGT y CCOO son muy diferenciados. En vez de reconocerlo y respetarlo, CCOO dice: ?UGT rompe la unidad de acci¨®n, se al¨ªa con la patronal.? ?Esto es serio? ?Es que la CEPYME, con la cual CCOO firma contenidos ?generales?, no es tambi¨¦n una patronal? ?Acaso no es tambi¨¦n un buen marco para la unidad de acci¨®n el acuerdo intercon federal? Es negativo para el sindicalismo y para todo el movimiento obrero que CCOO no termine de entender que unidad de acci¨®n no significa hegemon¨ªa ni seguidismo. Contra esta pol¨ªtica estamos y estaremos siempre.

A pesar de todas las dificultades, la Uni¨®n General de Trabajadores va a seguir con esta pol¨ªtica, porque estamos convencidos de que los trabajadores est¨¢n sintonizando perfectamente con nosotros cuando afirmamos que es necesario medir a los sindicatos por lo que se consigue y no por lo que se pide. Porque entendemos que es funci¨®n esencial de los sindicatos y de las organizaciones patronales negociar. Porque no estamos por la algarada y la contestaci¨®n sistem¨¢tica, sino por la negociaci¨®n y la presi¨®n cuando aqu¨¦lla se agota. Porque hoy la mejor garant¨ªa para los trabajadores consiste en potenciar su fuerza organizada: los sindicatos. Porque, finalmente, estamos dispuestos a superar los tab¨²es propios de la etapa clandestina de nuestro sindicalismo.

Tras varias semanas de negociaciones, nos encontramos ante la posibilidad de firmar por primera vez en nuestro pa¨ªs un acuerdo interconfederal entre las organizaciones sindicales y empresariales m¨¢s representativas.

Si la CEOE acepta en su conjunto las propuestas de la UGT, y ello parece posible, el acuerdo ser¨ªa claramente beneficioso. Conseguir unas subidas salariales entre el 13 % y el 16%, a revisar en el mes de julio en funci¨®n del aumento global de los precios; reducir en dos a?os 120 horas de trabajo de media, lo que supondr¨ªa que en enero de 1982 los trabajadores tendr¨ªan una jornada semanal de cuarenta horas y treinta d¨ªas de vacaciones; acordar que la productividad, entendida globalmente y no como s¨®lo una nueva reducci¨®n del absentismo o un aumento de los ritmos de trabajo, es una cuesti¨®n a negociar entre empresarios y representantes sindicales; eliminar las horas extraordinarias no estrictamente imprescindibles y negociar su suplencia por puestos fijos o temporales de trabajo; reforzar los derechos de los sindicatos en la empresa; ordenar y reducir la atomizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva; homogeneizar las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados; llevar adelante la defensa de los intereses de aquellos trabajadores incluidos en colectivos con falta de capacidad para la presi¨®n... Estos son los aspectos esenciales de la propuesta de UGT para el acuerdo-marco.

Creemos sinceramente que. desde una ¨®ptica sindical, un acuerdo sobre estas bases se tiene de pie por s¨ª mismo, que garantiza unas condiciones m¨¢s homog¨¦neas para el conjunto de los trabajadores e impide que, nuevamente, el Gobierno ?recomiende? topes salariales para este a?o.

Si no hay acuerdo-marco no va a desaparecer la Uni¨®n General de Trabajadores, como afirma Ferrer Salat. Pero estamos convencidos de que sin dicho acuerdo ni los trabajadores, convenio a convenio, van a conseguir ventajas superiores, ni las empresas van a mejorar sus inversiones; ni se va a poder paliar el desempleo, ni se va a enmendar la pol¨ªtica econ¨®mica orient¨¢ndola a inversiones en sectores que, como el de la construcci¨®n, puedan generar puestos de trabajo con rapidez. Las perspectivas de una gran conflictividad y de una profundizaci¨®n de la crisis, que al final repercute sobre los trabajadores, son claras y poco halag¨¹e?as para nuestro pa¨ªs en este supuesto.

Comisiones Obreras, que no ha hecho un esfuerzo serio, a nuestro entender, durante la negociaci¨®n para buscar un acuerdo, se ha precipitado al pronunciarse en contra del mismo. Pero esta es su responsabilidad.

La UGT entiende que todav¨ªa no ha terminado la negociaci¨®n y har¨¢ todo cuanto est¨¦ en su mano para intentar lograr un acuerdo que considera importante para afrontar la crisis econ¨®mica. La CEOE y CCOO tienen la palabra.