Oriana Fallaci explica el enfrentamiento con el editor de su obra en Espa?a
Ha ordenado la retirada de circulaci¨®n de la novela "Un hombre"
Oriana Fallaci pas¨® por Madrid, procedente de Nueva York, con ocasi¨®n de la salida de la edici¨®n espa?ola de su ¨²ltima novela, Un hombre. Pero, en lugar de apoyar dicha edici¨®n, pidi¨® de inmediato la retirada del libro, suspendiendo todos los actos que ten¨ªa programados e iniciando acciones legales contra su editor (v¨¦ase EL PAIS del jueves 27 de diciembre de 1979).
?Si me dedicara a revisar todas las ediciones de mis libros?, dice Oriana Fallaci, ?no podr¨ªa dedicarme mas que a eso. Tenga en cuenta que, concretamente, de Un hombre, a las pocas semanas de su salida, se hab¨ªan vendido los derechos de traducci¨®n a un mont¨®n de lenguas, la mayor¨ªa de las cuales me son del todo desconocidas. ?C¨®mo voy a controlarlas? Adem¨¢s, no acudo nunca a las presentaciones de mis libros en ning¨²n pa¨ªs, porque soy una escritora, no un viajante de comercio.?
Pregunta. Pero usted ven¨ªa a Madrid para apoyar la salida de la edici¨®n espa?ola.
Respuesta. Esta ha sido una excepci¨®n que me ha permitido descubrir el trato que se le ha dado a mi obra. El editor espa?ol me insisti¨® reiteradamente, mediante t¨¦lex y llamadas telef¨®nicas, para que viniera. Aparte de eso, Espa?a es para m¨ª algo especial, que desde peque?a me ha atra¨ªdo y he amado. Sent¨ªa no haber nacido antes para que la guerra civil espa?ola me hubiera cogido en edad de participar en ella del lado de los rojos. Tuve ocasi¨®n de entrevistar a Franco y no lo hice por no estrecharle la mano. Yo era muy joven y esa postura muy ingenua, porque posteriormente he estrechado manos de otros dictadores como ¨¦l. Pero, volviendo al libro, desde que he llegado no he visto m¨¢s que abusos con ¨¦l.
P. ?Puede explicar detalladamente en qu¨¦ consisten?
R. En primer lugar, el editor me ha falseado la obra en la propia solapa del libro, present¨¢ndolo como un ?relato de la relaci¨®n? m¨ªa con Alekos Panagulis. Se debi¨® hacer la siguiente composici¨®n: h¨¦roe griego m¨¢s periodista italiana, ganancias cuantiosas. La novela no es eso, sino algo mucho m¨¢s serio e importante que, partiendo de la historia en que se centra -la lucha en solitario de Alekos Panagulis contra el poder, contra todo poder, de derechas, de izquierdas y de centro-, podr¨ªa abrir un profundo debate pol¨ªtico acerca de un tema que est¨¢ sobre el tapete.
P. Oriana, se ha hablado tambi¨¦n de un problema con un semanario espa?ol. ?Qu¨¦ ha sucedido y de qu¨¦ revista se trata?
R. El nombre de la revista no lo voy a decir porque me repugna la idea de hacerle publicidad. El asunto es el siguiente. Nada m¨¢s bajarme del avi¨®n me entero, no por el representante de la editorial que fue a esperarme, sino por un fot¨®grafo de dicha revista, de que en ella se hab¨ªan publicado algunos pasajes de mi libro, cosa que yo no hab¨ªa autorizado y no habr¨ªa autorizado nunca en la forma en que lo realizaron: fragmentos de aqu¨ª y de all¨¢, pegados sin ning¨²n nexo l¨®gico y, para colmo, ilustrados con fotos de personaje! que no forman parte de la novela y nada tienen que ver con ella. Mi editor, en un nuevo acto de desprecio hacia m¨ª y hacia mi obra, hab¨ªa autorizado dicha publicaci¨®n, saltando por encima de mi opini¨®n y de mis derechos, puesto que me hab¨ªa solicitado dicha autorizaci¨®n por t¨¦lex sin que yo se la concediera.
P. Usted ha dicho antes que amaba a Espa?a y s¨¦ que ha estado en este pais varias veces. Pero creo recordar que siempre ha tenido alg¨²n problema; la ¨²ltima vez, hace tres o cuatro a?os.
R. S¨ª, he tenido siempre muy mala suerte. La ¨²ltima vez vine, al poco de la muerte de Franco, a cumplir un deseo de Alekos. Quer¨ªa entregar unas ayudas econ¨®micas a las familias de los resistentes de ETA y FRAP reci¨¦n fusilados por Franco. Y poner flores en sus tumbas. Para ello solicit¨¦ la compa?¨ªa de alguien que me hiciera de gu¨ªa. Me presentaron a una persona.
S¨®lo al final vine a saber que no se trataba de un compa?ero, sino de un periodista.que trabajaba para una revista semipornogr¨¢fica. Indignada y dolorida, le dije, entre otras cosas, que en el fondo no hab¨ªa de qu¨¦ extra?arse porque la mayor parte de los periodistas espa?oles eran los mismos que durante cuarenta a?os hab¨ªan estado celebrando a Franco.
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