Evoluci¨®n y retroceso

Ten¨ªa ya redactado un peque?o trabajo sobre educaci¨®n para defender los derechos de la pedagog¨ªa como ciencia y la necesidad de librarla de tantos aficionados y curanderos que pretenden manipularla, cuando el trabajo de M¨¢ximo, aparecido en EL PAIS de 29 de diciembre me ha hecho reconocer la inutilidad de ello. Resumen del a?o: un mont¨®n de papel higi¨¦nico usado. Prefiero felicitar a M¨¢ximo por su acertada, gr¨¢fica y sencilla manera de resumir el a?o que acaba, y aun pudi¨¦ramos decir no ya del a?o, sino de algunas d¨¦cadas.?Para qu¨¦ hablar de ciencia pedag¨®gica cuando la sociedad entera se halla en franco per¨ªodo recesivo, empe?ados todos en ser los primeros en alcanzar como meta ideal el punto de partida, desandando a marchas forzadas el ¨¢spero y tortuoso camino que la humanidad tard¨® muchos milenios en recorrer?

Cuando a dar rienda suelta a instintos at¨¢vicos naturales, en nada diferentes a los que rigen la vida de las bestias, se le llama sinceridad; cuando la dentellada y el zarpazo son las mejores razones que se esgrimen por todos, y cuando el ronco gru?ido y el taco obsceno los encontramos usados hasta por acad¨¦micos, y reproducidos tipogr¨¢ficamente en publicaciones -incluido EL PAIS- que quieren ser faro y gu¨ªa, olvidando que la agresividad en la dicci¨®n engendra la violencia en la acci¨®n, no habr¨¢ pedagog¨ªa que pueda preservar a la infancia del nefasto contagio de una sociedad empe?ada en, retornar al eonthropus.,