Racismo andaluz
En la madrugada del d¨ªa 25 de diciembre, y tras una discusi¨®n por motivos inciertos, un joven fue herido gravemente con arma blanca por otro de raza gitana, siendo ¨¦ste, posteriormente, detenido e identificado, e instruy¨¦ndose las pertinentes medidas judiciales.Ese mismo d¨ªa, y desde pretendidas posturas de izquierda, se organiza una manifestaci¨®n de repulsa que pide al alcalde la expulsi¨®n inmediata de todos los gitanos residentes en el pueblo. recorriendo despu¨¦s los barrios donde tradicionalmente han vivido estas familias, con aire de tomarse la justicia por su mano y al grito de ?fuera los gitanos! Aunque hubo alg¨²n que otro altercado, lo que pudo ser una batalla campal acab¨® por disolverse entre el recapacitar de unos y las serias dudas de otros.
A pesar de todo, gran parte de la poblaci¨®n gitana sali¨® ese mismo d¨ªa del pueblo en varios taxis, ante la posible repetici¨®n de los hechos. Desde luego, el malestar general ya estaba creado y sembrado un clima de intransigencia que no pod¨ªa dejar de recordarnos tantas p¨¢ginas de una historia que ya cre¨ªamos felizmente superadas en Andaluc¨ªa.
No pretendemos restar importancia a la injustificable violencia del hecho concreto, que desencaden¨® los dem¨¢s, pero s¨ª resaltar lo desmesurado e irracional de la respuesta.
Cuando el pueblo andaluz comienza a recobrar su identidad, es evidente que no cabe ning¨²n tipo de olvido ni segregaci¨®n con quienes han convivido durante cinco largos siglos con nosotros, contribuyendo en no poca medida a conformar un h¨¢bitat y unas formas
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culturales que todos apreciamos hoy y consideramos comunes. Un incidente concreto como el que nos ocupa, por deplorable y punible que nos parezca, no debe desembocar en una razzia, confundiendo lamentablemente el todo con las partes.
?Cu¨¢ndo recapacitar¨¢ el andaluz sobre sus verdaderos enemigos? Caer a estas alturas en el maniqueismo que supone el enfrentamiento payo-gitano, y pensar que as¨ª se van a resolver los problemas planteados en la zona, es tropezar de nuevo en una trampa que siempre nos ha acechado con ¨¦xito, la de nuestra propia ignorancia.
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