El Islam recobra su identidad en la URSS
?Musulmanes de Rusia cuyas mezquitas y casas de piedra han sido destruidas, cuyas costumbres y creencias han sido escarnecidas por los zares, apoyad la revoluci¨®n! ? ?Qui¨¦nes son estos musulmanes a los que Lenin y Stalin hicieran tan dram¨¢tico llamamiento el 17 de noviembre de 1917?. Eran entonces cerca de diecis¨¦is millones de ciudadanos de un imperio que acababa de hundirse, es decir, la d¨¦cima parte de la poblaci¨®n de Rusia. Eran ciudadanos de segunda categor¨ªa, calificados de inorodstsys (desplazados), con derechos pol¨ªticos restringidos.Sunnitas, en su mayor¨ªa, mezclados a los chiitas del C¨¢ucaso y en las fronteras de Afganist¨¢n, estos musulmanes viv¨ªan aglutinados en torno a sus instituciones y costumbres. Para los bolcheviques no fueron, en principio, m¨¢s que una fuerza de apoyo para la revoluci¨®n. Cuando la revoluci¨®n triunf¨®, Lenin se imagin¨® que un ampl¨ªo movimiento revolucionario iba a conmover el oriente musulm¨¢n y hacer a?icos el imperialismo todav¨ªa poderoso en la zona. La agitada situaci¨®n en Turqu¨ªa e Ir¨¢n justificaban sus esperanzas.
Por eso era necesario utilizar a los musulmanes del territorio sovi¨¦tico como aliados y como ejemplo. Por esta raz¨®n, abren las puertas del Partido Comunista a los musulmanes entre 1918 y 1921 y aceptaron el ascenso de un comunismo nacional musulm¨¢n, en el que se mezclaban indistintamente las ideas de liberaci¨®n nacional, de renovaci¨®n isl¨¢mica y de marxismo.
El Tatar, sult¨¢n Galiev, teoriza entonces esta adaptaci¨®n del ideal marxista a la realidad musulmana. En el norte de Ir¨¢n, el Ej¨¦rcito rojo apoya la Rep¨²blica Socialista Sovi¨¦tica de Ghilan, presidida por un mullah comunista, Mirza K¨¹tchik Jan.
Pero muy pronto, desde el, congreso de Bak¨², en septiembre de 1920, los bolcheviques descubren cu¨¢n peligrosa era esa asociaci¨®n entre comunismo e Islam. Sus propios musulmanes se le iban de las manos. O bien pretend¨ªan conquistar el Partido Comunista desde dentro, como fue el caso del sult¨¢n Galiev, o bien combat¨ªan abiertamente el comunismo, como los basmachis (salteadores con los pies descalzos), que organizaron en Asia central una guerrilla que se prolong¨® hasta finales de la d¨¦cada de los a?os veinte. Fue la ruptura.
En 1921, los bolcheviques renuncian a intentar utilizar el Islam y encarnizadamente tratan de extirparlo de la conciencia de los individuos y de sus formas de vida. Pero como son conscientes de qu¨¦ manera tan profunda impregna el Islam el universo social de estos fieles, los bolcheviques se mostraron prudentes. Comenzaron por destruir sus instituciones, confiscando las waqts (fundaciones piadosas que les daban independencia econ¨®mica). suprimiendo los tribunales isl¨¢micos y prohibiendo la ensefianza religiosa,
En 1928 desapareci¨® cualquier prudencia y el Estado sovi¨¦tico se lanz¨® contra el Islam.
El ayuno, la limosna, la peregrinaci¨®n fueron prohibidos; los mullahs denunciados por par¨¢sitos, inmorales y por actividades co ntrarrevolucio narias; los creyentes tuvieron que ocultar sus convicciones, las mezquitas fueron cerradas. El Islam parec¨ªa muerto. En lugar de musulmanes no hab¨ªa, aparentemente, m¨¢s que ciudadanos sovi¨¦ticos como los dem¨¢s, alimentados de marxismo.
La guerra, los ¨¦xitos del Ej¨¦rcito alem¨¢n y la deserci¨®n de los musulmanes en el C¨¢ucaso impusieron a Stalin la necesidad de hacer concesiones tanto a los musulmanes como a los fieles de las dem¨¢s religiones. Las mezquitas volvieron a ser abiertas y el poder sovi¨¦tico reconoci¨® la autoridad del mufti de Tachkent. Pero estas concesiones parecieron de corto alcance. A las mezquitas s¨®lo fueron los viejos. Carentes de educaci¨®n religiosa, los j¨®venes no sab¨ªan nada del Islam. Adem¨¢s, las lenguas habladas en Asia central o en el C¨¢ucaso, que anta?o eran escritas en ¨¢rabe, fueron despojadas de su alfabeto tradicional en beneficio, primero, del alfabeto latino (finales de los a?os veinte); luego, del cir¨ªlico (1939-1940). ?Qu¨¦ queda entonces de esos musulmanes incapaces de leer el Cor¨¢n?
En 1956 hubo un nuevo giro radical en la pol¨ªtica musulmana de la URSS. Kruchev, como antes Lenin, juzg¨® que el mundo exterior musulm¨¢n ofrec¨ªa a su pa¨ªs extraordinarias posibilidades de acci¨®n. Como Lenin, vio tambi¨¦n que los pueblos de las rep¨²blicas musulmanas de la URSS constitu¨ªan para este pa¨ªs preciosos auxiliares. Estaba convencido de que va no hab¨ªa ning¨²n peligro en u¨ªilizar el Islam sovi¨¦tico, ya que no constitu¨ªa va en la URSS m¨¢s que una reminiscencia folkl¨®rica. Al mundo exterior musulm¨¢n, que quieremodernizarse y mantener su identidad, Kruchev abri¨® las puertas del Islam sovi¨¦tico, que ofreci¨® como ejemplo de coexistencia entre Islam y comunismo.
Durante a?os, mes tras mes, delegaciones llegadas del Oriente Pr¨®ximo, de Africa, del Tercer Mundo visitaron, en Asia central, las universidades y sistemas de irrigaci¨®n, pero tambi¨¦n las mezquitas y el centro espiritual de Tachkent, donde el muft¨ª les explicaba que se puede ser comunista sin dejar de ser musulm¨¢n, que el Islam puede ocupar un lugar en el mundo moderno.
Para favorecer esta pol¨ªtica, el poder puso sordina a su propaganda exterior, deja al muft¨ª de ojos ante toda manifestaci¨®n de particularismo por parte de sus musulmanes.
Promovidos al rango de aliados pol¨ªticos, puestos en contacto constante con sus correligionarios del extranjero, exhibidos como ejemplo de progreso intelectual y material, los musulmanes de la URSS sacaron de esta situaci¨®n -no hay que extra?arse por ello- un orgullo y una fuerza nueva.
Sin duda, el poder sovi¨¦tico reitera de buena gana que el Islam, en cuanto religi¨®n, no es ya practicado m¨¢s que por apenas tres millones de fieles ancianos y escasamente educados. Pero, al mismo tiempo, para su propaganda exterior, deja al mufti de Tachkent decir, a trav¨¦s de las ondas, a sus hermanos del Oriente Pr¨®ximo, de Africa, que la URSS es tambi¨¦n un pa¨ªs del Islam, que cuenta con cincuenta millones de musulmanes. ?D¨®nde est¨¢ la verdad en este doble discurso?
Actualmente, los musulmanes sovi¨¦ticos superan los cincuenta millones. A la hora de la oraci¨®n acuden en escaso n¨²mero a las mezquitas. Pero han recobrado la costumbre de considerar a las mezquitas como un centro de vida social. Se dicen musulmanes, aunque, a rengl¨®n seguido, aseguren que no son.creyentes, ya que ?musulmanes? significa para ellos la pertenencia a una comunidad global, la umma, que aglutina, por encima de las d¨ªferencias de idiomas y de territorio, un patrimonio hist¨®rico com¨²n y valores comunes.
Para expresar su vinculaci¨®n a la comunidad, estos musulmanes, creyentes o no, hacen circuncidar a sus hijos y mantienen con relaci¨®n a las mujeres una actitud de autoridad.
El Islam es, en la URSS, para los pueblos que se reclaman de ¨¦l, una identidad nacional y cultural recobrada. Es el Islam quien, en el tiempo, les une a sus antepasados y, en el espacio, a todos aquellos quienes, a lo ancho del mundo, se sienten vinculados al mismo.
Este sentimiento de pertenencia a la comunidad isl¨¢mica es hoy tan fuerte en la URSS que se puede ver a cuadros comunistas ateos mezclarse con creyentes en las ceremonias religiosas y exigir que se les entierre, llegado su d¨ªa, en cementerios en los que ning¨²n fiel -es decir, ning¨²n ciudadano sovi¨¦tico no musulm¨¢n- ha sido inhumado.
M¨¢s a¨²n, se est¨¢n reconstruyendo progresivamente, especialmente en el C¨¢ucaso, las cofrad¨ªas religiosas musulmanas (tariqat), que jugaron en el pasado un papel considerable en Rusia y animaron las sublevaciones anticomunistas en la regi¨®n durante los a?os 1920-1921, as¨ª como la revuelta de Basmachi.
Hoy, estas cofrad¨ªas organizaciones- clandestinas- movilizan, seg¨²n los expertos sovi¨¦ticos, centenares de millares de musulmanes, entre los que los j¨®venes son numerosos. Son las ¨²nicas organizaciones de masas que escapan al control del partido.
Se comprende entonces que el movimiento surgido en las fronteras de la URSS -en Ir¨¢n y, sobr.e todo, en Afganist¨¢n-, que levanta a pueblos en nombre del Islam, no puede dejar indiferente a los musulmanes sovi¨¦ticos. ?No han sido utilizados como asesores t¨¦cnicos y consejeros militares en Afganist¨¢n para demostrar, precisamente, que la Uni¨®n Sovi¨¦tica es una potencia musulmana?
El contacto restablecido en 1956 entre el Islam sovi¨¦tico y el Islam del exterior ha sacado al primero de su olvido y su letargo. Ha dado vida a un Islam que parec¨ªa al borde de la extinci¨®n y ha hecho que, a partir de entonces, Asia central y el C¨¢ucaso sean zonas privilegiadas de vida y desarrollo musulmanes.
Su importancia en el renacimiento que atraviesa el Islam en el mundo se debe a que, en la URSS, el Islam resurge y alcanza su plenitud en sociedades educadas, materialmente desarrolladas y convencidas de que el Estado de quien dependen no puede quebrar este impulso musulm¨¢n
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