Las cuentas del petr¨®leo
LOS PRODUCTOREs de petr¨®leo han subido los precios de los crudos y las autoridades espa?olas han elevado los precios de los productos derivados. Hasta aqu¨ª ninguna objeci¨®n. Pero -y este es el primer reparo- mientras el coste del barril entre el ¨²ltimo trimestre de 1979 y el primero de 1980 subir¨¢ en el mercado internacional unos siete d¨®lares, es decir, unas 3.450 pesetas tonelada, el incremento del precio medio de venta de los productos derivados que adquirir¨¢n los consumidores espa?oles se situar¨¢ por encima de las 4.500 pesetas tonelada. La repercusi¨®n no ha sido limpia y, frente a lo dicho por los se?ores Abril y Bustelo, la fiscalidad se ha incrementado en mil pesetas tonelada, lo que supone unos ingresos fiscales adicionales entre los 40.000 y 45.000 millones de pesetas para 1980.El segundo pero consiste en que tampoco se ha procedido a una estructura de precios radicalmente m¨¢s racional. El fuel-oil industrial y el de uso t¨¦rmico costar¨¢n ahora 11.000 y 10.200 pesetas tonelada. Sin embargo, la tonelada de petr¨®leo a pie de refiner¨ªa se sit¨²a en torno a las 18.000 pesetas. Se mantiene as¨ª una subvenci¨®n para el fuel de 8.000 pesetas tonelada, que es superior a la subvenci¨®n antes existente, es decir, cuando el. fuel val¨ªa 8.000 pesetas y la tonelada de petr¨®leo en refiner¨ªa costaba 14.000. Resulta dif¨ªcil, en consecuencia, aceptar la afirmaci¨®n de los portavoces oficiales en favor de una estructura de precios m¨¢s racional cuando el producto de mayor consumo, aproximadamente el 50% del consumo de productos derivados, eleva sus subvenciones en t¨¦rm¨ªnos absolutos.
El Gobierno y la Administraci¨®n contin¨²an practicanto el intervencionismo y el paternalismo en contra de la racionalidad del mercado. Se castiga al consumidor por su insolidaridad a la hora de utilizar el autom¨®vil y se protege a las industrias m¨¢s consumidoras de energ¨ªa. La compensaci¨®n de cien pesetas en la bombona de butano es una especie de chocolate del loro que, sin embargo, viene a no desanimar un consumo energ¨¦tico espec¨ªfico. Pero el administrador ha debido juzgar m¨¢s moral la tortilla o el ba?o que desplazarse en autom¨®vil.
En definitiva, la filosof¨ªa consiste en castigar al pr¨®digo automovilista y cuidar la producci¨®n de acero o cemento, que este a?o pasado ha registrado unos r¨¦cords exportadores inusitados. Vendemos cemento y acero, lo que es quiz¨¢ buena cosa, a costa de importar petr¨®leo, lo que sin duda no se considera un despilfarro cuando, seg¨²n los administradores gubernamentales, tiene un buen empleo.
Claro que pensar que los aumentos de la fiscalidad y el ensa?amiento con el consumidor no acaban repercutiendo en los costes de las empresas y en el nivel de inflaci¨®n es una ilusi¨®n que choca con el m¨¢s elemental sentido com¨²n. En definitiva, el Gobierno y 14 Administraci¨®n no son capaces de renunciar al intervencionismo y, en consecuencia, no llegan a comprender que una pol¨ªtica de conservaci¨®n energ¨¦tica comienza porque cada cual aguante su vela. S¨®lo as¨ª los productores de cemento se ver¨¢n empujados a quemar carb¨®n y los industriales del acero y del aluminio, por ejemplo, a saber cu¨¢les son sus costes reales. S¨®lo entonces se empezar¨¢ a terminar con el favoritismo y los pescadores no tendr¨¢n argumentos para amenazar con amarrar sus embarcaciones. S¨®lo entonces los malvados consumidores de gasolina no tendr¨¢n que continuar subvencionando a los virtuosos pescadores de besugos o pescadillas, que, de alg¨²n modo, son capaces de repercutir con habilidad y con creces los costes energ¨¦ticos en los precios del pescado.
Parece que las medidas anunciadas por los se?ores Abril y Bustelo han sido largo tiempo meditadas y discutidas. Bueno ser¨ªa, sin embargo, que nos explicasen c¨®mo se ha calculado esa neutralidad fiscal que no aparece al hacer las cuentas y c¨®mo han mejorado la estructura de costes que, con excepci¨®n de los gas¨®leos, parece ahora menos racional que el anterior y sigue estando en contra de cualquier pol¨ªtica razonable de conservaci¨®n de petr¨®leo y de su sustituci¨®n por otras fuentes energ¨¦ticas.
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