Alvaro Pombo, un escritor contra el v¨¦rtigo de la vida cotidiana
Es un personaje sorprendente Alvaro Pombo, escritor ?entre col y col?, empleado de banca, fil¨®sofo, monta?¨¦s del a?o en 1978 y poeta de cuarenta a?os. En Londres, donde vivi¨® una decena de a?os, se le vela ligado a Espa?a por su perfil unamuniano, su dram¨¢tico sentido del humor y su lucha contra el v¨¦rtigo de la vida cotidiana. Al final no resisti¨® m¨¢s aquella soledad intranquila de la capital inglesa, dej¨® su empleo, abandon¨® la contemplaci¨®n cotidiana de una vida que lleg¨® a ser la suya y se instal¨® en Madrid. Pocos le conoc¨ªan como escritor antes de venir, aunque ya habla publicado un libro de poemas, Protocolos, que lo hab¨ªa prologado el profesor Jose Luis L. Aranguren, a quien Pombo reconoce como maestro filos¨®fico.
Ahora, en Madrid, cerca del barrio de Malasa?a, Alvaro Pombo parece un gentleman ingl¨¦s trasplantado, y bien aclimatado, a la meseta. La suya es una Figura inconfundible en aquel tr¨¢fago de seres que huyen de? Metro o se meten en ¨¦l para oler de cerca lo que es la vida diaria de la capital de Espa?a. Ahora, aquel ser que en Londres resultaba an¨®nimo e inquietante es, lo reconocen sus lectores y los cr¨ªticos. uno de los escritores m¨¢s importantes de este pa¨ªs. a pesar de que s¨®lo tres libros m¨¢s han acrecentado su producci¨®n. Son estos el libro de poemas Variaciones, con el que obtuvo el premio El Bardo. la colecci¨®n de narraciones Relatos sobre la falta de sustancia y la novela El parecido.
Alvaro Pombo es tambi¨¦n un fil¨®sofo. ?Decir que soy fil¨®sofo es exageradamente amable por tu parte. Lo justo es decir que soy licenciado en filosof¨ªa dos veces. en Espa?a y en el Reino Unido. Licenciado, pues a machamartillo, que dir¨ªa don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo. Lo ¨²nico bueno de mi licenciatura. o de mi vida. es que siempre es as¨ª: a machamartillo. Lo ¨²nico bueno, o lo m¨¢s gravemente mortal, no s¨¦. En cualquier caso, lo correcto es decir que soy un licenciado en filosof¨ªa que hace literatura entre col y col. Comer, lo que se dice comer, es a base de la col. La filosof¨ªa da mucho que pensar, eso s¨ª. Y lo dem¨¢s ya es sencillamente sudar tinta, las bellas letras.?
Alvaro Pombo aprovecha con ganas el tiempo que le queda entre col y col. Su apartamento en Malasa?a -en Londres viv¨ªa cerca de Paddington, que era m¨¢s o menos lo mismo- est¨¢ lleno de libros y tiras de t¨¦lex no usados, utilizados por ¨¦l para escribir su literatura sucinta y dram¨¢tica, como su propia mirada. En una estanter¨ªa, ?toda la filosof¨ªa de este siglo?. ?Aparte media docena escasa de poetas. el lenguaje m¨¢s profundamente melodioso y emotivo de este mundo es el lenguaje filos¨®fico. Veo a Kant ah¨ª sentado con las orejas rojas de verg¨¹enza pura.? Ahora se oye que le cuchichea al profesor Aranguren: ?Todo propaganda sint¨¦tica a posteriori de la peor especie. S¨¦ de buena tinta que lo del sagrado entusiasmo se lo dice a todos. Al pobre san Buenaventura mismamente le trajo a mal traer. Le digo a usted que herr Pombo no se atiene a un imperativo categ¨®rico un poco fino ni borracho.? ?La Filosof¨ªa ha sido siempre para m¨ª un ideal asc¨¦tico que divide, en ¨²ltima instancia. todas mis f¨¢bulas en dos clases: f¨¢bulas verdaderas y f¨¢bulas falsas. Todas mis f¨¢bulas falsas. por bellas que parezcan, est¨¢n mal escritas y son feas. Mi dedicaci¨®n a la filosof¨ªa no deja mi dedicaci¨®n a la literatura en paz. ?
El parecido, publicada por La Gaya Ciencia, es la primera novela de Alvaro Pombo, aunque no la ¨²nica que haya escrito. El poeta se define as¨ª ante los g¨¦neros que cultiva: ?Para ser poeta hay que escribir poes¨ªas. Las poes¨ªas se distinguen de las prosas a simple vista. Estoy deliberadamente sirvi¨¦ndome de una formulaci¨®n arbitraria y limitada del asunto porque me parece preferible a la hora de ponerse, en concreto, a escribir algo.?
Por su fisonom¨ªa, por sus gestos, da la impresi¨®n de que Alvaro Pombo no es un ser de la vida cotidiana. Sin embargo, lee la prensa, va al trabajo, traduce f¨®rmula bancarias, coge el metro y hace la compra. ?Le produce v¨¦rtigo la vida cotidiana? ?Tienes toda la raz¨®n; aunque lea la prensa, tome el metro, vaya a trabajar y haga la compra, no soy un ser de la vida cotidiana. Soy natural y vecino de Onteniente, que es cosa muy distinta. A m¨ª me produce un v¨¦rtigo excelente la glorieta de Bilbao que, sin embargo, no puede ser la vida cotidiana, porque no habr¨ªa glorieta suficiente para todos, y mucho menos un domingo. Estoy acostumbrado a vivir mon¨®tonamente, laboriosamente, rutinariamente. El v¨¦rtigo corresponde, me parece a m¨ª, a lo extraordinario. Y lo extraordinario es siempre interior, excepci¨®n hecha del oc¨¦ano Atl¨¢ntico que, como dice C¨¢ndido, es, a la vez, extraordinario y exterior, "un gran acontecimiento", con el achaque ¨²nico de ser un ser de la vida cotidiana, no como Onteniente y yo.?
Alvaro Pombo niega que sea un buen observador. ?Supongo que me fijar¨¦ oblicuamente, en sue?os, por as¨ª decir, porque yo creo que no soy especialmente curioso.? Sin embargo, se ha dicho de ¨¦l que es un representante del realismo subjetivo. ?En todo lo referente a realismo, yo sigo al pie de la letra las instrucciones de? se?or alcalde: realismo subjetivo los d¨ªas pares y objetivo los nones. Es una medida que descongestiona much¨ªsimo la circulaci¨®n cerebral.?
Pas¨® a?os de silencio en Londres, y ahora ha regresado a un pa¨ªs en el que padece el ruido que, a veces, en forma de fama literaria, se cierne sobre su propia figura dubitativa. ?Espa?a es gigantescamente ruidosa. Madrid, por ejemplo, es terriblemente ruidoso. Confieso que a m¨ª, personalmente, me hace sufrir mucho m¨¢s el ruido que cualquier otro aspecto de la vida urbana. A veces caigo en la tentaci¨®n miserable de hacer ru¨ªdos de todas clases yo tambi¨¦n, para no o¨ªr los ruidos del vecino. En la medida en que la fama -mi propia, relativa, fama- es ruido me irrita y me cansa. En la medida, sin embargo, en que la fama es honor que me hac¨¦is, y honor que mi patria, Espa?a, me hace, la fama no es un padecimiento o un ruido, sino acto por cuya virtud la patria rinde honor.?
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