Visconti: La b¨²squeda imposible del tiempo perdido
La revista Panorama, de Italia, ha publicado esta semana, en exclusiva, el material reunido por Luchino Visconti durante diez a?os para su versi¨®n de En busca del tiempo perdido. La adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica encerraba enormes dificultades para Visconti, quien alternaba per¨ªodos de gran excitaci¨®n al imaginar el tempo que merec¨ªa la obra de Proust con momentos de gran depresi¨®n al observar la lentitud con que se desarrollaba el trabajo.Como recoge Julia Maciel, de la agencia International Press Service las dificultades que hall¨® Visconti fueron, en primer lugar, de orden econ¨®mico, y luego, de car¨¢cter art¨ªstico. Ambas parec¨ªan insuperables. Pero, diez a?os antes de morir Visconti, una admiradora suya, la se?ora Nicole Stephane Rothschild, ex actriz, le ofreci¨® los derechos adquiridos para la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la obra de Proust y le ofreci¨® asimismo su colaboraci¨®n en la producci¨®n del filme.
A partir de entonces, Visconti se centr¨® en resolver otros problemas del proyecto. La adaptaci¨®n, que fue una obra gigantesca, tit¨¢nica, se concluy¨® tres veces de manera insatisfactoria, hasta que Suso Cecchi d'Amico. la colaboradora preferida del director italiano. present¨® una versi¨®n que colm¨® los exigentes deseos de Visconti.
Con esa adaptaci¨®n en la mano. Visconti comenz¨® a recorrer Francia de un extremo a otro para lograr todas las facetas del mundo narrado y vivido por Marcel Proust. Piero Tosi prepar¨® los bocetos de vestuarios: brev¨ªsimas cinturas, largos cuellos. mo?os, tules, flores, satenes. sedas, Visconti visti¨® a personajes que a¨²n eran s¨®lo fantas¨ªas, que se mov¨ªan como espectros en lugares brumosos. como castillos y salones que pod¨ªan llegar a recordar aquella nebulosa adaptaci¨®n de Muerte en Venecia, de Thomas Mann.
Hasta Greta Garbo lleg¨® el proyecto. Visconti eligi¨® con un buen tono exigente a los actores que deb¨ªan interpretar la obra: Silvana Mangano ser¨ªa la duquesa de Germantes; Helmut Berger ser¨ªa Morel, y la divina Greta aceptar¨ªa ser la reina de N¨¢poles, dirigida excepcionalmente por un hombre genial que persegu¨ªa un sue?o imposible.
Pero se le fue a Visconti de las manos tan acariciado y complejo proyecto. Muy enfermo ya, no se hallaba en condiciones de llevarlo adelante con energ¨ªa. Sin embargo, segu¨ªa elaborando con sus amigos todos los contornos del proyecto de ?su ¨²ltima pel¨ªcula?, como se alud¨ªa a ella, porque resultaba superfluo y de mal gusto hablar del filme directamente. En estas circunstancias, Nicole Stephane suspendi¨® el proyecto, o al menos lo retir¨® de manos de Visconti y lo confi¨® al director brit¨¢nico Joseph Losey, quien. ocupado con la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la ¨®pera Don Juan, de Mozart, a¨²n no ha iniciado los preparativos para el rodaje de la adaptaci¨®n f¨ªlmica de la gran novela proustiana.
Antes de morir, en 1976, Visconti segu¨ªa sin resignarse a abandonar un rodaje imposible, y en los delirios causados por su enfermedad ve¨ªa los fantasmas vivos e irreales de ?su ¨²ltima pel¨ªcula?.
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