La pol¨ªtica "auton¨®mica" de UCD
El cambio operado en la pol¨ªtica auton¨®mica de UCD podr¨¢ ser calificado de giro copernicano, expresi¨®n de un proceso larvado o, como ella misma ha calificado, de un replanteamiento t¨¦cnico de sus posiciones iniciales. En realidad, se trata pura y simplemente de una vuelta a las fuentes antiautonomistas de UCD, comunes con los planteamientos de toda la derecha m¨¢s reaccionaria espa?ola.Quiz¨¢ por razones estrat¨¦gicas externas o internas, la medida ha sido dada a conocer en un contexto un tanto ?dram¨¢tico?: rumores insistentes, clima de inquietud y crisis en el partido, convocatoria del consejo pol¨ªtico, dimisi¨®n de un ministro discrepante y, finalmente, utilizaci¨®n masiva de los medios de comunicaci¨®n para ofrecer la explicaci¨®n de lo inexplicable. Ciertamente hay que constatar que se trata de la medida sin duda m¨¢s importante de las adoptadas por UCD en la todav¨ªa corta etapa de su existencia, y ello porque no s¨®lo afecta a la pol¨ªtica de gobierno, sino que toca directamente el tema de la organizaci¨®n de la forma de Estado, es decir, el m¨¢s problem¨¢tico, delicado, profundo y transcendental de la Constituci¨®n.
Correr¨¢n r¨ªos de tinta en los pr¨®ximos treinta d¨ªas sobre la problem¨¢tica que, sin duda, el tema ha de levantar; plantear¨¢n todos y cada uno de los aspectos controvertibles del tema, los pros y los contras; se seguir¨¢ hablando, por parte de UCD, de fe autonomista y de lucha contra la demagogia; se analizar¨¢ cada caso concreto; se ponderar¨¢ hasta la exageraci¨®n los valores intr¨ªnsecos del 143 frente al 151, ?fuente de todos los males?, se utilizar¨¢n grandes frases para peque?os argumentos y, sobre todo, la m¨¢quina gubernamental arrolla con su propaganda intentando, como siempre, eludir el fondo ¨²ltimo de la cuesti¨®n.
Pasar¨¢ un mes y gran parte de esta pol¨¦mica se convertir¨¢ en an¨¦cdota: un partido cambi¨® de estrategia... y, sin embargo, por encima de lo que resulta anecd¨®tico ya hay en este tema aspectos irreversibles que no son an¨¦cdota y que interesa resaltar.
El cambio pol¨ªtico realizado por UCD merece tres tipos de reflexiones: una valoraci¨®n de la actuaci¨®n de UCD; una reflexi¨®n sobre sus posibles consecuencias, y una llamada a futuras responsabilidades.
En efecto, como consecuencia del mencionado cambio en su pol¨ªtica auton¨®mica, disponemos ahora de una posibilidad de constataci¨®n de lo que hasta ahora ven¨ªan siendo simples especulaciones: UCD ha vuelto a las ?fuentes? antiautonomistas del pasado franquista, que le hacen coincidir con la derecha m¨¢s conservadora, tal como el se?or Fraga ha venido a constatar. Lo que, por otra parte, confluye con el ya detectado giro a la derecha del partido en el Gobierno. En esta l¨ªnea encontramos, asimismo, la clave para entender las actuaciones ?autonomistas? llevadas a cabo por UCD hasta ahora: Catalu?a, Euskadi, Galicia, Pa¨ªs Valenciano... La intenci¨®n de UCD, o era utilizar la autonom¨ªa para resolver problemas no espec¨ªficamente auton¨®micos, o se trataba de unirse con ventaja al carro autonomista, propiciado por las fuerzas progresistas, para frenar el empuje de la izquierda. En todo caso, la ambig¨¹edad y el oportunismo han presidido la pol¨ªtica auton¨®mica de UCD. Ahora, cuando se empieza a confirmar que dicha estrategia no es favorable, se cambia sin escr¨²pulos el rumbo.
Pero hay un tema quiz¨¢ m¨¢s profundo. Supongamos que los argumentos de UCD para cambiar su estrategia sean v¨¢lidos, o bien esa estrategia estaba ya prevista y ahora, simplemente, se ha expresado; o bien se trata de una decisi¨®n de ¨²ltima hora, de car¨¢cter coyuntural, y, en suma, improvisada (lo que dice la Constituci¨®n se sab¨ªa ya desde que la Constituci¨®n se aprob¨®). Si se trata del primer caso, en efecto no podemos sino constatar que estamos ante una monumental estafa pol¨ªtica en donde las v¨ªctimas son lisa y llanamente los ciudadanos de buena fe que creyeron en la Constituci¨®n. Porque si as! estaba previsto, el momento de haberlo hecho p¨²blico honestamente hubiera sido el momento en el que el presidente del Gobierno presenta su programa pol¨ªtico para conseguir la investidura, o, mejor a¨²n, en el programa electoral. Ocasiones, todas ellas, que el se?or Su¨¢rez y UCD despreciaron ol¨ªmpicamente. Si se trata de una improvisaci¨®n, estamos ante la m¨¢s clara demostraci¨®n de la insolvencia de un partido y ello da razones para pensar que somos gobernados desde la irresponsabilidad y la falta de rigor... (en todos los ¨¢mbitos, porque, ?qu¨¦ raz¨®n hay para pensar que esta improvisaci¨®n se produce s¨®lo en el tema auton¨®mico y no en el educativo, universitario, econ¨®mico, internacional, etc¨¦tera?).
Probablemente, UCD no ha medido las consecuencias que. se pueden derivar de esa manera de tratar asuntos del Estado. ?Habr¨¢ acaso medido el efecto multiplicador de este cambio sobre el desencanto que empieza a pesar en nuestro proceso democr¨¢tico? ?Habr¨¢ calibrado bien las consecuencias sobre las autonom¨ªas ya institucionalizadas y, concretamente, su incidencia en los procesos electorales de Euskadi y Catalu?a? ?Se ha valorado el efecto indirecto que sobre algunos problemas sociales de inaplazable soluci¨®n puede tener esta postura? En definitiva, ?se ha analizado qu¨¦ influencia puede tener esta medida, unilateralmente adoptada, sobre la construcci¨®n del Estado previsto en la Constituci¨®n y que, por definici¨®n, tiene que ser obra de todos?
La racionalizaci¨®n del proceso auton¨®mico no debe suponer, como hemos defendido reiteradamente los socialistas, un frenazo de las v¨ªas emprendidas, sino el desarrollo sereno y progresivo de las previsiones y opcion.es constitucionales, a partir del acuerdo de las fuerzas pol¨ªticas y las comunidades afectadas. Racionalizar las autonom¨ªas no supone bloquearlas, sino perfilar su institucionalizaci¨®n y planificar sus respectivos calendarios. Racionalizar las autonom¨ªas no es provocar la discriminaci¨®n o la insolidaridad, sino garantizar una identidad en los techos que cada comunidad pueda alcanzar. Y, sobre todo, el proceso de construcci¨®n del nuevo Estado de las autonom¨ªas requiere una recta utilizaci¨®n de los mecanismos institucionales previstos en la Constituci¨®n, al margen de coyunturalismos y de particulares intereses de partido.
La medida de UCD es todo un reto pol¨ªtico y como todo reto pol¨ªtico encontrar¨¢ sus respuestas en la realidad social sobre la que incide. Unas respuestas que podr¨¢n ser todo menos anecd¨®ticas.
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