El Vaticano conoc¨ªa la falsedad del supuesto cuadro de Murillo
"Las bodas m¨ªsticas de Santa Catalina" fue pintado en el siglo XIX
El famoso cuadro de Murillo Las bodas m¨ªsticas de Santa Catalina, admirado por millones de turistas en los Museos Vaticanos durante m¨¢s de cien a?os, es falso. Acaba de declararlo con gran pena, pero sin lugar a dudas, el nuevo director de los Museos Vaticanos, el famoso especialista Carlo Pietrangeli. El precioso cuadro hab¨ªa sido regalado por la reina Isabel II a P¨ªo IX. De Las bodas m¨ªsticas exist¨ªan dos copias: la del Vaticano y la de Lisboa, la cual se consideraba una copia no demasiado bien hecha del original vaticano, que ahora se descubre falso.
El Vaticano tiene la intenci¨®n de hacer toda una exposici¨®n de cuadros falsos o dudosos, pero de gran valor, y que durante muchos a?os todos los mejores cr¨ªticos han considerado aut¨¦nticos.Por lo que se refiere al famoso cuadro de Murillo resultado falso, regalado por Isabel II al Papa en 1855, fue pintado en las primeras decenas del siglo XIX. Murillo vivi¨®, sin embargo, del 1617 al 1682. Las primeras dudas sobre Las bodas m¨ªsticas, conservado en el Vaticano, empezaron en 1958. cuando limpiando el cuadro, se vio que el color del fondo desaparec¨ªa f¨¢cilmente. Pruebas sucesivas con t¨¦cnica radiogr¨¢fica descubrieron las figuras preexistentes: un ¨¢ngel y al centro una Virgen.
Diego Angulo, uno de los principales expertos en Murillo, declar¨® a EL PA?S que, ?efectivamente, al restaurar el cuadro que fue regalado al Papa por la reina en 1855 se descubri¨® un lienzo anterior sobre el que se hab¨ªa pintado el presunto murillo. El lienzo originario, que estaba muy sucio, parece ser que se pint¨® a mediados del siglo XVII, es decir, en tiempos de Murillo. El que se pint¨® posteriormente es del XIX. Pero esta noticia no es nueva para los expertos, porque ya en 1958, con motivo de la restauraci¨®n del cuadro, se nos enviaron fotograf¨ªas del descubrimiento. Lo m¨¢s probable es que la reina comprara el cuadro en alguna de las colecciones de principios del siglo XIX y enga?aron a la buena se?ora?.
Lo menos que se puede decir es que durante cien a?os los especialistas m¨¢s agudos se han equivocado. Y esto ha propuesto con urgencia el problema de los pintores falsificadores, de los cuadros falsos realizados con tal maestr¨ªa que pueden resistir a?os enteros a la cr¨ªtica m¨¢s severa. ?Qu¨¦ hacer con estos personajes? ?Llevarles a la c¨¢rcel o hacerles exposiciones y darles premios por su bravura? Este es el problema que ha replanteado la cr¨ªtica italiana, sobre todo, porque la noticia del cuadro falso de Murillo descubierto en el Vaticano ha coincidido con otro hecho singular que est¨¢ a punto de llevar a la c¨¢rcel a Antonio Buzzanca, de setenta a?os, que ha sido descubierto despu¨¦s de haber vivido durante treinta a?os falsificando cuadros de De Pisis, De Chirico, Morandi, Campigli, Rosai y de otros artistas del ochocientos y del novecientos. Precisamente, Buzzanca era considerado como uno de los mejores copistas de De Pisis, hasta el punto de que muchas veces hab¨ªa sido llamado por la polic¨ªa y pagado como ?especialista? para reconocer cuadros falsos de cuadros verdaderos del pintor. No se excluye hoy que m¨¢s de una vez haya sido pagado por la polic¨ªa para determinar si uno de sus cuadros falsificados y vendidos como aut¨¦nticos era o no verdadero. Los carabineros han descubierto toda una serie de cuadros de famos¨ªsimos pintores vendidos como aut¨¦nticos por Buzzanca y una red de c¨®mplices. La media de los cuadros vendidos, algunos de los cuales figuraban o estaban destinados a importantes museos nacionales y extranjeros, era de cinco millones de pesetas. Concretamente, Buzzanca ha conseguido vender a museos extranjeros, sobre todo en Estados Unidos, m¨¢s de veinte.
El cr¨ªtico de arte Fagliolo ha escrito: ?Yo casi autentificar¨ªa estos cuadros que hasta los mayores expertos no consiguen distinguir de los verdaderos?, y recuerda las palabras de un poeta a prop¨®sito de estos falsificadores: ?Se dice que son aut¨¦nticos todos los cuadros bonitos de un pintor, y falsos, los feos. Y, sin embargo, cu¨¢ntos cuadros son feos y aut¨¦nticos, y al rev¨¦s.?
Algunos cr¨ªticos han pedido que la legislaci¨®n actual se cambie para proteger tanto a los autores como a estos artistas estupendos, pero an¨®nimos.
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