Causa de los empresarios
Ultimamente vienen apareciendo en los medios de comunicaci¨®n noticias relativas a la posible vinculaci¨®n de la Confederaci¨®n Espa?ola de la Peque?a y Mediana Empresa (CEPYME) a la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE).En relaci¨®n con estas noticias, me parece oportuno hacer unas consideraciones sobre la evoluci¨®n del asociacionismo empresarial en Espa?a tras el advenimiento de la democracia. Prescindiendo de los detalles de su origen, la realidad es que en muy poco tiempo se implantan y desarrollan con fuerza dos grandes organizaciones, la CEOE y la CEPYME. La primera consideraci¨®n que debemos hacer es, precisamente, sobre este desarrollo. Las centrales sindicales, a la muerte de Franco, irrumpen con fuerza en el escenario sindical. Esto es l¨®gico, si tenemos en cuenta su actuaci¨®n, por una parte, en la clandestinidad desde muchos a?os antes y, no tan clandestinamente, en los ¨²ltimos tiempos desde la propia organizaci¨®n sindical.
Dicha irrupci¨®n se concreta en una masiva afiliaci¨®n que, sin embargo, comienza r¨¢pidamente a decrecer, si por afiliaci¨®n entendemos la que tiene lugar con el pago regular de las cuotas establecidas. Esta desafiliaci¨®n se produce, por una parte, por la falta de conciencia sindical de gran parte de los trabajadores espa?oles y, por otra, por el desencanto subsiguiente al incumplimiento de unas expectativas excesivamente optimistas, que fueron prometidas en el r¨¦gimen anterior con demasiada alegr¨ªa. Sin embargo, con las organizaciones empresariales sucede m¨¢s bien lo contrario.
La venida del nuevo r¨¦gimen democr¨¢tico pilla a los empresarios, como vulgarmente se dice, ?en calzoncillos?. Por razones obvia no se hab¨ªa producido ning¨²n tipo de militancia asociativa en la clandestinidad. Esto hace que durante un lapso de tiempo relativamente largo, los empresarios sigan viviendo en el letargo, sin caer en la cuenta de que nadie les iba a defender sus derechos, si no eran ellos mismos debidamente organizados.
Pero se produce la acci¨®n combinada de una ¨¦lite empresarial que toma conciencia del problema junto con el r¨¢pido movimiento de las centrales sindicales que no pierden el tiempo para situarse ventajosamente en la preparaci¨®n de la batalla, que se empieza a librar a niveles de empresa y de Parlamento, tratando de arrancar al Gobierno una ley de acci¨®n sindical inoportuna y mal hecha. Parece que la campanada suena fuerte. A partir de esos momentos se acelera un fuerte movimiento empresarial, que se desarrolla, por una parte, a niveles territoriales, y, por otra, a niveles sectoriales, aprovechando, en parte, los restos maltrechos de los antiguos sectores sindicales.
Y se da una circunstancia de signo contrario al de las centrales sindicales. La afiliaci¨®n es cada vez m¨¢s importante y la deserci¨®n un hecho pr¨¢cticamente desconocido. Sin embargo, el asociacionismo empresarial se resiente por algo distinto: la forma ca¨®tica en que dicho proceso se realiza, y que hace que, por ejemplo, a nivel territorial se den los siguientes casos: organizaciones empresariales provinciales afiliadas s¨®lo en CEOE, otras s¨®lo en CEPYME, otras en las dos, alguna organizaci¨®n en ninguna de las dos confederaciones.
Adem¨¢s, est¨¢ el hecho de las provincias como Madrid, Santander, etc¨¦tera, con dos organizaciones: una de CEOE y otra de CEPYME, adem¨¢s del hecho de las organizaciones sectoriales de ¨¢mbito nacional, que, siendo de peque?as empresas, pueden estar en CEPYME y formar parte de una gran sectorial de CEOE, o no estar en este caso, siendo absolutamente independientes.
Este proceso, sin embargo, tiene su justificaci¨®n profunda: la peque?a y mediana empresa espa?ola ha sido sistem¨¢ticamente olvidada en nuestro pa¨ªs, a pesar de producir el 85% de los puestos de trabajo. Nunca tuvo una voz propia que gritara fuerte sus problemas. A nivel sectorial, la voz cantante la ten¨ªan, por lo general, las grandes empresas de cabecera de sector, con problemas tambi¨¦n, pero muchas veces muy diferentes.
Esta experiencia lleva a los l¨ªderes de muchas organizaciones a desconfiar, y no sin fundamento, ante la posibilidad de que puedan volverse a repetir de alguna manera situaciones pasadas.
As¨ª, surge con fuerza la idea de CEPYME, que contribuye a crear una imagen diferenciada entre las dos organizaciones patronales. Y aqu¨ª hay que remarcar que no se trata de una diferenciaci¨®n en la filosof¨ªa empresarial, que forzosamente ha de ser la misma. No se trata, consecuentemente, de establecer una contienda entre las PYME y las grandes empresas. Por el contrario, la PYME es inconcebible sin la empresa grande, y viceversa, por relaciones de cliente proveedor, de servicios en ambos sentidos, etc¨¦tera.
?Qu¨¦ es entonces lo que marca las diferencias? Sencillamente, un hecho: todos los dirigentes a nivel nacional, provincial y sectorial son como sus bases, peque?os y me diarios empresarios. Y ¨¦sta es la ¨²nica garant¨ªa de que los intereses de estos empresarios, que suponen el 99% del empresariado, sean de verdad defendidos.
Algo m¨¢s de dos a?os despu¨¦s de la creaci¨®n de las dos grandes organizaciones empresariales podemos decir que la conciencia de la importancia de la PYME no es privativa de la organizaci¨®n que presido, sino que es compartida por otras instancias, tales como la Administraci¨®n, los partidos pol¨ªticos, etc¨¦tera, lo que motiva la creaci¨®n de entes tales como el IMPI (Instituto de la Peque?a y Mediana Empresa Industrial), dependiente del Ministerio de Industria y Energ¨ªa. La constante presi¨®n de CEPYME, a pesar de una relativa escasez de medios, ha contribuido a crear esta nueva conciencia. Una vez las cosas en este punto, conviene reflexionar sobre la pol¨ªtica a seguir con la vista puesta en los ¨²ltimos destinatarios de nuestra acci¨®n: los empresarios. El mapa espa?ol del asociacionismo empresarial, como dec¨ªa antes, sigue pecando de confusionismo. Tambi¨¦n est¨¢ claro que CEPYME y CEOE corren el peligro de entrar en una competencia esterilizante, que podr¨ªa perjudicar la necesaria unidad.
Sin embargo, no es menos cierto que, hasta el momento, se ha confundido unidad con uniformidad. Pero ¨²ltimamente, y quiz¨¢ debido al di¨¢logo existente desde el pasado mes de junio entre nuestras dos organizaciones, se ha ido perfilando lo que podr¨ªa ser un marco coherente para la representaci¨®n adecuada de los intereses empresariales.
Seg¨²n este marco, CEOE ser¨ªa, aun por encima de una patronal, la organizaci¨®n c¨²pula de todas las organizaciones empresariales, en donde quedaran reflejados los intereses de los grandes sectores de nuestra econom¨ªa, de las organizaciones territoriales de empresarios, de la peque?a y mediana empresa.
Por lo que a CEPYME respecta, s¨®lo desde este punto de vista puede entenderse una vinculaci¨®n con CEOE. CEPYME no se diluir¨¢ en otra patronal, entre otras razones, porque, si perdiera su raz¨®n de ser, otras CEPYME surgir¨ªan.
Por ello, CEPYME ha puesto desde el primer momento cuatro importantes condiciones para esta operaci¨®n:
- Independencia funcional bajo su mismo nombre, status y organizaci¨®n interna.
- Independencia econ¨®mica. - Participaci¨®n adecuada en los ¨®rganos de gobierno de CEOE. - Garant¨ªa de participaci¨®n en las decisiones que afecten a la generalidad del empresariado ante la Administraci¨®n, centrales sindicales, instituciones oficiales, etc¨¦tera. S¨®lo con estas premisas caminaremos hacia esa unidad, tan necesaria y tan distinta de la uniformidad, potenciaremos a CEPYME potenciaremos a CEOE y con ello potenciaremos la causa de los empresarios espa?oles.
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