Guerra abierta entre ocupantes de viviendas y vecinos
Representantes de la asociaci¨®n de vecinos Guetaria, del Poblado Dirigido de Orcasitas, se entrevistaron ayer con el gobernador civil, Juan Jos¨¦ Ros¨®n, para conseguir un m¨¦todo de desalojo de las viviendas provisionales asaltadas y poder proseguir la remodelaci¨®n del poblado. Los vecinos de la zona llevaban varios d¨ªas de movilizaciones, cortes de tr¨¢fico y visitas a organismos of¨ªciales con este mismo fin. Es una historia de varios a?os que se agudiza en los ¨²ltimos d¨ªas. En la entrevista con Ros¨®n exigieron vigilancia eficaz para evitar nuevos asaltos y el desalojo de las viviendas ya ocupadas. El gobernador civil reconoci¨® el problema y ha organizado para hoy una nueva reuni¨®n en la que estar¨¢n presentes el delegado provincial del INV, la constructora, representantes del Ayuntamiento y el comisario de la zona, para intentar coordinar con los vecinos una soluci¨®n.
?Algunas de estas familias gitanas ten¨ªan adjudicado piso en Aranjuez. Se fueron a su nueva vivienda y despu¨¦s de una corta temporada la cerraron, la vendieron o qu¨¦ s¨¦ yo, y se vinieron de nuevo a Madrid. Se vinieron porque dec¨ªan que Aranjuez estaba muy lejos. Dieron la patada a una puerta y, ?hala!, ya los tenemos instalados.? Son las palabras de un vecino, una de las 10.000 personas residentes en el poblado de Orcasitas.?Hace unos d¨ªas?, a?ade, ?una se?ora del poblado ayud¨® a marcar un n¨²mero de tel¨¦fono a una de las asaltantes en la cabina que hay cerca de la terminal de los autobuses. Era un n¨²mero de Barcelona. Nada m¨¢s conseguir comunicaci¨®n, la se?ora empez¨® a decir: "Prima, prima, que os pod¨¦is venir todos, que ya he conseguido casa. Y hay m¨¢s, hay casas para todos No hay problema.- Pocos d¨ªas despu¨¦s llegaron en un coche varias personas. Luego m¨¢s. Unos de Barcelona, otros de Valencia.?
Son m¨¢s de veinte las viviendas prefabricadas (sanquis) asaltadas. Y este es un n¨²mero que puede ir en aumento. Hace quince d¨ªas fueron desalojadas seis y al d¨ªa siguiente tres de los expulsados hab¨ªan vuelto al mismo sitio. Es una situaci¨®n que se mantiene desde el verano de 1978. Los vecinos presentan denuncias, pero toman pocas medidas. Hacen responsable al Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo y al Gobierno Civil. ?Si nosotros no organizamos acciones de fuerza no nos hacen caso?. repiten.
El problema surge a ra¨ªz de las inundaciones de la UVA de Villaverde. Para alojar a los afectados por la destrucci¨®n de las aguas, el MOPU los lleva a los sanquis del poblado, que en aquel momento estaban libres. Se reparan las viviendas de la UVA y los damnificados no quieren volver a sus casas. Ya est¨¢ el l¨ªo. A ¨¦stos no los echan, luego el que quiera puede quedarse con la vivienda. Llega una familia por la noche, descerraja una puerta y se instala. Cunde el ejemplo y empiezan los asaltos.
Un c¨ªrculo con salida
En 1957, la Administraci¨®n crea los poblados dirigidos ante la gran inmigraci¨®n que llega a las ciudades industriales. Se construye el de Orcasitas, cuyas 3.000 familias se encuentran con un envejecimiento prematuro de sus viviendas. Sus grietas y la amenaza de ruina les ponen en movimiento. Tras larga lucha se decide la remodelaci¨®n del barrio. El sistema consiste en derribar los bloques deteriorados y construir otros nuevos. Para ello se habilita una zona de viviendas prefabricadas, sanquis, en las que se alojan las familias a las que se les van derribando sus pisos. Una vez construidos los nuevos bloques, los de los sanquis pasan a las nueva construcciones. Se derriban nuevos bloques y sus habitantes pasan tambi¨¦n a las prefabricadas. Es un c¨ªrculo operativo para acelerar la remodelaci¨®n y no dejar a nadie en la calle.Pero ese c¨ªrculo se empieza a deteriorar al comenzar los asaltos. A los sanquis no pueden pasar familias que esperan el derribo de su casa, porque la vivienda provisional est¨¢ ocupada por alguien que lo ha hecho ilegalmente. Y como e una vivienda oficial, el desalojo no llega. Seg¨²n fuentes del MOPU, no existe legislaci¨®n penal contra las ocupaciones de viviendas oficiales que se encuentren vac¨ªas. Si la ocupaci¨®n fuese en una casa particular, una denuncia en el juzgado es suficiente para que al d¨ªa siguiente sea desalojada por allanamiento de morada. En una vivienda oficial la orden de desalojo puede demorarse meses.
Los asaltantes, que seg¨²n los vecinos, en un principio, eran pac¨ªficos y conviv¨ªan con el resto de los habitantes, aprovechan el intervalo entre la entrega de llaves de una vivienda nueva y el comienzo de derribo de otro bloque. Mientras una familia recoge sus muebles y llega otra con los suyos, se guarda un per¨ªodo de tiempo para proceder a reparar peque?os deterioros. Es en esos momentos cuando llega el asaltante. Para seguir la remodelaci¨®n, los sanquis ocupados han de ser desalojados, para que all¨ª se instalen las familias adjudicatarias, de forma que se puedan derribar sus bloques para construir all¨ª los nuevos. Si no pueden salir de los viejos, ¨¦stos no se derriban y tampoco se construyen los nuevos. Los vecinos estiman que quien debe romper este c¨ªrculo vicioso es la Administraci¨®n. El mejor m¨¦todo es una vigilancia eficaz.
Asambleas con palos
?Hace unos d¨ªas fueron desalojados varios ocupantes. Cuando la polic¨ªa hab¨ªa sacado a una familia gitana, el cabeza de familia dijo que se hab¨ªa olvidado algo dentro Se meti¨® nuevamente en la vivienda y con una estaca rompi¨® varias paredes, destruy¨® parte de las ventanas y otras cosas que hab¨ªa dentro, y la polic¨ªa ni le detuvo ni hizo nada.El vecino sigue diciendo que hay ya muchas personas amenazadas en el poblado. A las asambleas d la Asociaci¨®n de Vecinos Guetaria que es la que lucha por conseguir solucionar todos los problemas de la zona, se asiste armado de palos, cadenas y navajas. Varias veces les han atacado al enterarse de que se estaban movilizando en contra de los asaltantes. Muchos cazadores de la zona tienen tras la puerta de la vivienda su escopeta cargada en previsi¨®n de ataques. Las personas m¨¢s conocidas de la asociaci¨®n han recibido amenazas de muerte.
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