Fernando Savater: "No se puede hablar de una ficci¨®n m¨¢s que desde otra"
Hoy se presenta su libro "Criaturas del aire"
Carlos Garcia Gual y Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu presentan hoy, en el pub Do?a Tecla, de Madrid, Criaturas del aire, el ¨²ltimo libro de Fernando Savater, un puente, seg¨²n ¨¦l mismo dijo a EL PAIS, entre la reflexi¨®n propia de una filosof¨ªa narrativa y la narraci¨®n propiamente dicha. Se trata -seg¨²n dice Carlos Garc¨ªa Gual, catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Griega de la UNED- ?de una visita al hades literario, un viaje de Fernando Savater a esos particulares infiernos de los personajes queridos, que resulta ser, al fin, una defensa espl¨¦ndida de la literatura: y no tanto por la atenci¨®n a las t¨¦cnicas ling¨¹¨ªsticas como a ese car¨¢cter de creaci¨®n de mitos que a veces consigue la novela?.
?Criaturas del aire?, ha dicho, por su parte, a EL PAIS Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, ?admite una doble lectura, que corresponde a lo que Savater dice de Guillermo Brown: que utiliza las palabras para convencer a los proscritos y la acci¨®n para con vencerse a s¨ª mismo. Pues bien, la primera lectura de Criaturas del aire ser¨ªa la del proscrito: dejarse llevar por Fernando-Guillermo, por sus personajes. Es divertido y no comporta demasiados riesgos. Convence. La segunda, que es la que intento, es la casi imposible lectura-Guillermo, lectura-Femando: buscar al escritor con el espejo de la literatura, corriendo el riesgo de que los personajes le definan a ¨¦l...?El propio Fernando Savater reconoci¨® haber corrido este riesgo: ?La gracia de los personajes no est¨¢ tanto en eso tan dicho de que nos identificamos con ellos. Est¨¢ en la posibilidad de que ellos nos identifiquen a nosotros, de que nos vayan ense?ando lo que somos. Realizan ellos una labor de catalizador imaginativo, e importa no tanto lo que te da cada uno -ese secreto de preferirle- como lo que te permite descubrir en ti mismo: una nueva faceta, una tentaci¨®n de acci¨®n, en fin, todo eso.?
?Cada personaje?, sigue Fernando Savater, ?ha dictado la lectura que he hecho de ¨¦l. Tuve la tentaci¨®n de ir a la contra del personaje, pero me parec¨ªa lo m¨¢s obvio, aunque en algunos casos lo prefer¨ª as¨ª.? Y en este libro, que contin¨²a de alg¨²n modo La infancia recuperada, ha cambiado por propia confesi¨®n la voz. Como ya adelanta en el pr¨®logo, ?en La infancia... yo era el prologuista del libro, que se acerca a los personajes. All¨ª hab¨ªa la ficci¨®n de la objetividad, de la ciencia; aqu¨ª hay la verdad de la ficci¨®n. No se puede hablar de una ficci¨®n m¨¢s que desde otra?.
?Siempre he defendido?, dice, ?una filosof¨ªa narrativa frente a la pretensi¨®n cient¨ªfica de otras. Y como el movimiento se demuestra andando, la filosof¨ªa narrativa tiene que responder al reto, a la posibilidad de ir m¨¢s all¨¢ del discurso ensay¨ªstico. En fin, probar a crear fragmentos de narraci¨®n como filosof¨ªa.?
?Por otra parte?, sigue diciendo, ?siempre me he sentido m¨¢s un escritor que otra cosa: este libro, un puente entre el ensayo y la ficci¨®n, es un medio de zafarme del g¨¦nero ensay¨ªstico, aunque no de abandonarlo para siempre.?
En Criaturas del aire, que publica editorial Planeta, y que se abre con un env¨ªo-dedicatoria a Jes¨²s Aguirre y Ortiz de Z¨¢rate, duque de Alba y conde de Aranda, en que la primera persona empieza a confundirse Ya con otro escritor, dedicando sus novelas ejemplares a otro noble, se encierran los mon¨®logos supuestos de varias criaturas de ficci¨®n, desde Sherlock Holmes a Ulises, desde Phileas Fogg a mister Hyde, desde Juliano el Ap¨®stata a Simbad. No todas han nacido de novelas, pero todas ellas han sido tomadas de versiones novelescas, m¨¢s efectivas que la propia biograf¨ªa (si la tuvieron) y, desde luego, mucho m¨¢s duraderas, mucho m¨¢s reales. Estas fuentes, y hasta alguna confesi¨®n de perspectiva, se encierran en las notas finales, una por mon¨®logo, que son prescindibles, como quer¨ªa Cort¨¢zar para las de Morelli, pero a riesgo de perderse mucho. Y una de ellas, la ¨²ltima, es una curiosa broma que el lector no debe perderse: tras el mon¨®logo de Fernando Savater, muestra sus fuentes. La ficci¨®n, que da vuelta sobre s¨ª misma.
?Todo el libro?, dice Fernando Savater, ?puede entenderse como una autobiograf¨ªa del lector, como La infancia recuperada, por otra parte. Efectivamente, hablo de m¨ª mismo, hablo yo mismo. Pero tambi¨¦n hay que saber que todos los personajes son obra del lector, producto de los lectores. Sherlock Holmes ha sobrevivido a Conan Doyle ?bien a su pesar, y cuando lo quiso matar fueron ya sus lectores los que le impidieron el crimen...?
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