Jesse Owens, el atleta negro que humill¨® a Hitler
Jesse Owens permanece internado desde la semana pasada en un hospital de Tucson, Arizona. Uno de los mejores atletas de todos los tiempos tiene sus d¨ªas contados, aquejado de c¨¢ncer de pulm¨®n. Fue el hombre que oblig¨® a Hitler a marcharse del palco en el estadio ol¨ªmpico de Berl¨ªn durante los Juegos de 1936, pues el dictador nazi no pod¨ªa dar la mano a un negro que, l¨®gicamente, no era de la raza aria. En esos Juegos, Owens gan¨® cuatro medallas de oro.
El 3 de agosto de 1936, Owens gan¨® en Berl¨ªn su primera medalla de oro ol¨ªmpica; el d¨ªa 4, la segunda; el d¨ªa 5, la tercera, y el d¨ªa 9, la cuarta. Hab¨ªa sido el mejor en 100 metros, longitud, 200 metros y uno de los componentes del relevo 4 x 100 de Estados Unidos. Hitler en ninguna ocasi¨®n le hizo subir al palco de honor. El l¨ªder nazi pregonaba la supremac¨ªa de la raza aria, y que un negro demostrara lo contrario le supuso una humillaci¨®n.Owens, en realidad James Cleveland Owens, no iba para atleta. Naci¨® un 12 de septiembre de 1913, en Oakville, Alabama. Trabaj¨® desde peque?o en el algod¨®n y ah¨ª aprendi¨® a sufrir en solitario. Pero nadie, por aquel entonces, pod¨ªa suponer que iba a convertirse en uno de los mejores atletas de siempre, m¨¢xime por su car¨¢cter enfermizo, que a punto estuvo de costarle la vida a los siete a?os a consecuencia de una neumon¨ªa.
La vida deportiva de Owens comenz¨® cuando sus padres se trasladaron a Ohio. Cambi¨® el trabajo en el campo por los estudios en la escuela y, al tiempo, mejor¨® la alimentaci¨®n. Ya no trabajaba de sol a sol, pero su cuerpo a¨²n era casi raqu¨ªtico. Sus compa?eros de clase le apartaban de los juegos y Owens, para no aburrirse, daba vueltas y vueltas al campo de b¨¦isbol. Empez¨® a nacer entonces el legendario Jesse. Owens, el hombre de las cuatro medallas de oro, el hombre que, posteriormente, ser¨ªa capaz de ganar corriendo a los caballos.
Charles Riley, entrenador de atletismo, observ¨® un d¨ªa a Owens. Le habl¨® y dej¨® caer una promesa: ?Dentro de unos a?os ser¨¢s el mejor atleta del mundo.? Owens comenz¨® a transformarse. Su esfuerzo iba ya encaminado ¨²nicamente a dotarle de unos m¨²sculos largos, fuertes, capaces de hacerle llegar m¨¢s lejos que nadie. Y un a?o antes de los Juegos Ol¨ªmpicos Owens admir¨® al mundo en Michigan con la consecuci¨®n de cinco r¨¦cords mundiales en el espacio de una hora: 200 metros, 200 yardas, 200 metros vallas, 200 yardas vallas y longitud; adem¨¢s, igual¨® el de las 100 yardas. Sus marcas tienen a¨²n actualidad, pese a que las hizo hace 35 a?os. Los 10,3 de 100 metros son ahora, por ejemplo, el r¨¦cord de Espa?a manual, y a los 8,13 metros de longitud que salt¨® no ha llegado todav¨ªa ning¨²n atleta espa?ol. Este r¨¦cord mundial tard¨® en batirse veinticinco a?os.
Carreras contra caballos
Ganar cuatro medallas de oro ol¨ªmpicas no ten¨ªa por aquel entonces la resonancia de nuestros d¨ªas. Owens regres¨® a Estados Unidos con la amistad de Lutz Long, el alem¨¢n que fue su mayor rival en Berl¨ªn, y una fama moment¨¢nea que ten¨ªa que aprovechar. Nadie le iba a regalar nada y tuvo que ingeni¨¢rselas para mantener a su familia, ya casado y con una hija. Dej¨® las pistas de atletismo para ofrecer espect¨¢culos made in USA. Empez¨® a correr contra caballos, que era una manera de ingresar cuantiosas ganancias, pues los estadios se llenaban para ver al ant¨ªlope de ¨¦bano contra los equinos m¨¢s r¨¢pidos del pa¨ªs.
Owens siempre ganaba, pero no porque fuera m¨¢s veloz que el caballo; eso era imposible. Simplemente, el disparo de salida se efectuaba lo m¨¢s cerca del caballo posible, por lo que cuando se recuperaba del susto, Owens ya estaba a mitad de la carrera. Pero el p¨²blico se cre¨ªa que la competici¨®n iba de veras y se divert¨ªa. Este fue su negocio durante dos a?os. Despu¨¦s, la guerra y una nueva lucha por sobrevivir.
Cuando el c¨¢ncer sorprendi¨® a Owens, promocionaba medallas conmemorativas de los Juegos Ol¨ªmpicos. Ahora est¨¢ en un hospital y su salud es estable, seg¨²n los m¨¦dicos. ?Si no hubiese fumado ... ?, dicen algunos. S¨ª, porque Owens, despu¨¦s de retirarse de la vida atl¨¦tica, fumaba un paquete diario de cigarrillos. Quiz¨¢ sea el tributo que pague ahora un mito del atletismo.
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