"Los ocupantes estaban dispuestos a salir de la embajada"
Los ocupantes, que ten¨ªan tres o cuatro pistolas, estaban dispuestos a salir y marchar hasta la Universidad de San Carlos -explic¨® el embajador- acompa?ados por m¨ª, el presidente de la Cruz Roja y algunos periodistas. Quer¨ªan iniciar algunas negociaciones con el Gobierno, y sus demandas no parec¨ªan en un principio excesivas. ?En todo momento?, reiter¨® el se?or Cajal, ?pens¨¦ que el asunto pod¨ªa arreglarse negociando.? ?Tambi¨¦n llam¨¦ a Madrid a Marcel¨ªno Oreja, para que ¨¦l, desde all¨ª, presionara al Gobierno guatemalteco para que la polic¨ªa no interviniera. Pero todo fue in¨²til, y nunca logramos hablar con quien controlaba a las fuerzas de seguridad, que una hora despu¨¦s de la ocupaci¨®n rodearon con un gran despliegue de medios la embajada.? ?La intransigencia policial lleg¨® al grado de cortar el tel¨¦fono, cosa que no hicieron los ocupantes, lo que impidi¨® definitivamente cualquier posibilidad de negociaci¨®n?, relat¨® el embajador espa?ol. ?Est¨¢bamos en mi peque?o despacho unas treinta o cuarenta personas cuando la polic¨ªa, a pesar de mis intentos de dialogar, comenz¨® a destrozar con hachas la puerta. En ese momento se produjo una gran confusi¨®n, sonaron algunos disparos, no puedo precisar de qui¨¦n, y uno de los ocupantes lanz¨® un c¨®ctel molotov contra la puerta. Yo estaba muy cerca de la salida y salt¨¦ hacia afuera, con las ropas ardiendo, como los leones en los circos. Me tir¨¦ como pude escalera abajo.? ?La primera reacci¨®n de la polic¨ªa?, explic¨® indignado M¨¢ximo Cajal, ?fue detenerme e introducirme en un coche celular.? El embajador espa?ol, que acababa de hablar con el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, no quiso comentar la posibilidad de una eventual ruptura de relaciones diplom¨¢ticas con Guatemala. ?El Gobierno est¨¢ reunido en Madrid?, se limit¨® a decir. El m¨¦dico que atiende al embajador espa?ol en la cl¨ªnica confirm¨® a Radio Nacional que est¨¢ bien y estar¨¢ recuperado en un plazo de tres semanas.
"Los ocupantes estaban dispuestos a salir de la embajada"
(Viene de primera p¨¢gina)Los ocupantes, que ten¨ªan tres o cuatro pistolas, estaban dispuestos a salir y marchar hasta la Universidad de San Carlos -explic¨® el embajador- acompa?ados por m¨ª, el presidente de la Cruz Roja y algunos periodistas. Quer¨ªan iniciar algunas negociaciones con el Gobierno, y sus demandas no parec¨ªan en un principio excesivas.
?En todo momento?, reiter¨® el se?or Cajal, ?pens¨¦ que el asunto pod¨ªa arreglarse negociando.?
?Tambi¨¦n llam¨¦ a Madrid a Marcel¨ªno Oreja, para que ¨¦l, desde all¨ª, presionara al Gobierno guatemalteco para que la polic¨ªa no interviniera. Pero todo fue in¨²til, y nunca logramos hablar con quien controlaba a las fuerzas de seguridad, que una hora despu¨¦s de la ocupaci¨®n rodearon con un gran despliegue de medios la embajada.?
?La intransigencia policial lleg¨® al grado de cortar el tel¨¦fono, cosa que no hicieron los ocupantes, lo que impidi¨® definitivamente cualquier posibilidad de negociaci¨®n?, relat¨® el embajador espa?ol. ?Est¨¢bamos en mi peque?o despacho unas treinta o cuarenta personas cuando la polic¨ªa, a pesar de mis intentos de dialogar, comenz¨® a destrozar con hachas la puerta. En ese momento se produjo una gran confusi¨®n, sonaron algunos disparos, no puedo precisar de qui¨¦n, y uno de los ocupantes lanz¨® un c¨®ctel molotov contra la puerta. Yo estaba muy cerca de la salida y salt¨¦ hacia afuera, con las ropas ardiendo, como los leones en los circos. Me tir¨¦ como pude escalera abajo.?
?La primera reacci¨®n de la polic¨ªa?, explic¨® indignado M¨¢ximo Cajal, ?fue detenerme e introducirme en un coche celular.? El embajador espa?ol, que acababa de hablar con el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, no quiso comentar la posibilidad de una eventual ruptura de relaciones diplom¨¢ticas con Guatemala. ?El Gobierno est¨¢ reunido en Madrid?, se limit¨® a decir.
El m¨¦dico que atiende al embajador espa?ol en la cl¨ªnica confirm¨® a Radio Nacional que est¨¢ bien y estar¨¢ recuperado en un plazo de tres semanas.
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