Eduardo Sanz: "Esta exposici¨®n es un juego de vacaciones"
Hoy se inaugura su ins¨®lita muestra sobre el mar
Eduardo Sanz inaugura hoy, en la galer¨ªa Kreisler 2, una exposici¨®n cuando menos, ins¨®lita. Un centenar de piezas, entre cuadros, esculturas y cajas, que son una curiosa forma de la memoria y tambi¨¦n del juego: barcos construidos y pintados a mano, cartas de navegaci¨®n, faros vistos desde diversas perspectivas pict¨®ricas, retratos de famosos capitanes de barco, alguno -la excepci¨®n- vivo, casi todos encuadrados en lo literario y en una particular y jugosa visi¨®n de la historia, cajas con luz y conchas de mar, y naufragios, y algunas cartas de amor y de mar en el c¨®digo de las banderas.
?Entre el juego y la investigaci¨®n?, dice Eduardo Sanz, ?ha podido m¨¢s el juego. Esta vez expongo, un poco como la ¨²ltima tirada de este azar, el resultado de las vacaciones de dos a?os que decid¨ª el d¨ªa que cumpl¨ª cincuenta. Esto es, pues, el resultado de un juego, de una jubilaci¨®n transitoria que, como siempre, cuando se trata de jugar, va completamente en serio. Esta exposici¨®n empieza y acaba aqu¨ª.?Eduardo Sanz ha sido siempre un pintor de vanguardia, voluntario y reflexivo. Su obra est¨¢ marcada por la necesidad de entrar por nuevos caminos cuando los que acaba de empezar a recorrer han desvelado su secreto. ?Pero ¨¦ste?, dice, ?no es ning¨²n camino, verdaderamente. Son unas vacaciones. Por supuesto que este tiempo, quieras que no, he seguido reflexionando sobre la naturaleza del arte, sobre las posibilidades de investigaci¨®n y de expresi¨®n futuras. Y el hacer estas cosas, en las que la dimensi¨®n l¨²dica es la m¨¢s evidente, sospecho que marcar¨¢ las que sigan, aunque no ir¨¢n, puedo decirlo ya, por este camino.?
Eduardo Sanz sabe ya por donde ir¨¢n, pero lo calla: ?En realidad?, dice, ?yo soy un pintor de manos, m¨¢s que de cabeza, aunque pienso y estudio ese raro fen¨®meno de la comunicaci¨®n en el arte. Lo que vaya a hacer despu¨¦s no se puede planear de antemano al mil¨ªmetro Pero esto que ense?o ahora, un poco en broma, me ha permitido jugar libremente, libre hasta de m¨ª mismo y de mi idea del arte. Libre, incluso, de mi historia de pintor.?
Libre quiere decir arriesgado: el riesgo de Eduardo Sanz en esta exposici¨®n est¨¢, sobre todo, en lo que tiene de reto, en lo que ver¨¢n en ella de reto. En que se ve palpable que ha hecho lo que le ha dado la gana. ?Bueno, eso lo dices t¨². Pero si, he hecho lo que me ha dado la gana, que es un poco decir que he hecho lo que no me quedaba m¨¢s remedio, una vez que decid¨ª este viaje temporal.?
El tema del mar -y de toda la literatura que ha inspirado- es el que unifica la exposici¨®n: pataches y pesqueros, naufragios y cartas de viajes antiguos, capitanes y barcos est¨¢n llenos de homenajes a Conrad, a Stevenson, a marineros monta?eses, piratas c¨¦lebres y famosos navegantes. Una cinta magnetof¨®nica con canciones del tema, completa este panorama. ?No se puede ser de puerto de mar impunemente?, dice Eduardo Sanz. ?No se trata de nostalgias, aunque tambi¨¦n hay un poco de murria, pero si es verdad que cuando menos se espera aparece aquel primer barco de la infancia, aquel otro, enorme y embarrancado, el tiempo en que fui calafate y quise ser marino, los intentos fracasados para vivir permanentemente en Santander.?
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