La Polic¨ªa sac¨® al Madrid de La Romareda
El Real Madrid tuvo que salir de La Romareda en un autob¨²s de la Polic¨ªa Nacional. Los iracundos de siempre la emprendieron a pedradas con el autob¨²s oficial del club. En Zaragoza, desde las batallas entre Benito y Ocampos, no ha habido buen ambiente para los equipos madrile?os. A Vicente Calder¨®n, en cierta ocasi¨®n, le tir¨® un almohadillazo un procurador en Cortes. Claro que en el Metropolitano tambi¨¦n, en su d¨ªa, otro procurador en Cortes persigui¨® a paraguazos a un ¨¢rbitro. A la salida del Bernab¨¦u hace pocos a?os tambi¨¦n apedrearon el autob¨²s del Barcelona. Nadie est¨¢ a salvo de la cr¨®nica de sucesos.
Desde que los presidentes echan le?a al fuego, las reacciones iracundas se producen con asiduidad. El partido de La Romareda no fue especialmente conflictivo, pero la memoria de algunos no es flaca y quisieron tomarse su revancha particular, m¨¢s por el gol en fuera de juego de Rinc¨®n, en la primera vuelta, que por el de Santillana, del que tuvieron mayor culpa los defensores zaragocistas.La Liga de este a?o se est¨¢ calentando sola. A¨²n no han llegado los partidos que deciden t¨ªtulo, puestos europeos y lugares de descenso y ya estamos con el ambiente tenso. El Madrid ha logrado superar en la tabla a la Real Sociedad, que se mantiene invicta. Las esperanzas donostiarras comienzan a ser menores. Hace ocho d¨ªas, El¨ªas Querejeta, una de las dos glorias de la Real -la otra es Eduardo Chillida-, me preguntaba: ??T¨² no crees que estos madridisitas a¨²n har¨¢n algo para quitarnos la Liga?? Ya han empezado a hacer sus cosas al ganar en Zaragoza. Al Madrid no le rebaja los humos nadie y siempre conf¨ªa en la victoria. En La Romareda se encontr¨® los dos puntos a tres minutos del final, despu¨¦s de haberlos buscado con fruici¨®n durante los 87 anteriores. El Madrid imprime car¨¢cter a sus jugadores, tambi¨¦n a sus seguidores, y as¨ª se producen muchos de sus triunfos. Cualquier equipo arroja la toalla a la media hora y se dedica a defender el empate. El Madrid cambi¨® a Pirri por Roberto cuando ten¨ªa la igualada en la mano y se adjudic¨® la victoria.
La Real hizo la machada de empatar en el Camp Nou y sostuvo su marcha. Practicamente, la soluci¨®n definitiva del campeonato se producir¨¢ en Chamart¨ªn cuando los realistas visiten al Madrid. Al menos este a?o se mantiene la incertidumbre, lo que, a fin de cuentas, es un gran negocio para el Madrid, que lleva camino de enjugar una parte importante de su d¨¦ficit.
En Madrid, en la misma cancha en que el Barcelona de baloncesto perdi¨® la oportunidad de ser campe¨®n de Liga, en balonmano, se anot¨® un triunfo trascendental. Todo hay que decirlo; el adversario esta vez era el Atl¨¦tico. El balonmano y el hockey sobre patines son las dos ¨²nicas salidas que le quedan a N¨²?ez.
Quien est¨¢ de salida continua es el ministro del Deporte. Don Ricardo visit¨® Valencia el domingo. En Mestalla, en donde Aza?a llen¨® hasta la bandera, con la presencia de don Ricardo y la del Sp¨®rting de Gij¨®n, no se pas¨® de los tres cuartos. El ministro prometi¨® que el pabell¨®n de deportes, que lleva seis a?os esperando quien lo acabe, ser¨¢ por fin terminado.
Don Ricardo volvi¨® a hablar de los Juegos Ol¨ªmpicos -¨¦l siempre dice Olimpiadas que es otra cosa- y se marc¨® un tanto. Afirm¨® que de ahora en adelante no tendremos expediciones con m¨¢s directivos que atletas. Ha sido hasta el momento su frase m¨¢s feliz. Va entendiendo el tema. Y hay que rogarle que siga tan afectuoso con los medios informativos, porque en ¨¦poca escasa de figuras necesitamos gente capaz de producir buenos titulares. Antes, para librarnos del tedio, nos bastaba con acudir a Santiago Bernab¨¦u. Con hablarle de sus enemigos ya ten¨ªamos asegurada una frase rimbombante. A Helenio Herrera ni siquiera hab¨ªa que buscarle las cosquillas. El solito daba el mitin.
El deporte necesita a los creadores de frases. Los toros est¨¢n en decadencia porque la mayor¨ªa de los artistas se han convertido en funcionarios y no producen an¨¦cdotas. El mundo del toro sigue recurriendo a El Guerra o El Gallo, para decir algo gracioso. El f¨²tbol tuvo sus oradores sagrados en su propia prehistoria. Samitier y Gaspar Rubio siempre protagonizaron alguna historia curiosa. Don Ricardo puede ser ahora nuestra salvaci¨®n. O nuestro tel¨¦fono de la esperanza.
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