Edward Kennedy, en situaci¨®n dif¨ªcil
La derrota de Edward Kennedy en las elecciones primarias del peque?o Estado de New Hampshire es el primer, y quiz¨¢ decisivo, jarro de agua fr¨ªa que cae sobre las aspiraciones presidenciales del senador dem¨®crata por Massachusetts. Una victoria en las elecciones del martes pod¨ªa haber sido el inicio de una dif¨ªcil carrera hacia la Casa Blanca; una derrota es el signo evidente de que, salvo imprevistos, esa batalla est¨¢ empezando a perderse.Hace ahora veinte a?os que John Kennedy obten¨ªa siete triunfos consecutivos en las elecciones primarias, incluida la de New Hampshire, de gran importancia psicol¨®gica para el posterior desarrollo de la campa?a. El hermano mayor de Ted Kennedy no empez¨®, sin embargo, a ganar realmente las elecciones hasta que no consigui¨® la victoria en el Estado de Virginia occidental, casi en su totalidad protestante. Su triunfo fue la prueba de que un cat¨®lico pod¨ªa llegar a la presidencia de Estados Unidos y oblig¨® a retirarse a su m¨¢s directo adversario dem¨®crata, Hubert Humphrey.
En 1968, cinco a?os despu¨¦s del magnicidio de Dallas, Robert Kennedy era derrotado estrepitosamente en New Hampshire, donde s¨®lo obtuvo un 1% de los votos. Pese a ello, el segundo de los hermanos Kennedy consigui¨® ganar otras nueve elecciones primarias, incluida la de California. Las balas de Sirham Sirham impidieron conocer el resultado final de la lucha por la nominaci¨®n dem¨®crata, si bien las derrotas de Bob Kennedy frente a Eugene McCarthy en Oreg¨®n, Pensilvania y Wisconsin, le dejaban un escaso margen de optimismo.
Edward Kennedy debe hacer frente ahora a la dura prueba de Florida, un Estado claramente favorable a Jimmy Carter, y tendr¨¢ su ¨²ltima oportunidad en los Estados industriales, como Illinois, Michigan o Pensilvania. Las elecciones primarias en los Estados que, debido a su Poblaci¨®n, aportan mayor n¨²mero de compromisarios a la Convenci¨®n Dem¨®crata, como son Nueva York y California, se celebran muy cerca ya del mes de agosto, en el que los delegados dem¨®cratas elegir¨¢n a su candidato a la presidencia reunidos en el Madison Square Garden, de Nueva York.
Hace apenas seis meses, cuando la candidatura de Ted Kennedy era un rumor a voces, nadie hubiera imaginado un resultado como el del martes en New Hampshire. El poder tradicional del incumbent, del candidato en ejercicio, en la pol¨ªtica norteamericana y las crisis de Ir¨¢n y Afganist¨¢n, junto con una cierta torpeza por su parte, han jugado una mala pasada al tercero de los hermanos Kennedy.
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