Pasacalle solanesco y entierro acu¨¢tico de la sardina
Se celebr¨® el pasado jueves frente a la casa donde naci¨® el ilustre madrile?o
Con la expectaci¨®n de la luna en plenilunio, pasacalle y m¨²sica de charanga, discursos y lecturas, frituras y cervezas, manolas, m¨¢scaras y el simb¨®lico entierro acu¨¢tico de una aut¨¦ntica sardina c¨¢ntabra, se celebr¨®, el jueves por la noche, la inauguraci¨®n del homenaje a Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana, en un solar al aire libre, en el cruce de las calles de Claudio Coello-Conde de Aranda, precisamente frente al lugar donde naci¨® el c¨¦lebre pintor y escritor, el 28 de febrero de 1886.
En los escaparates de los comercios situados en las inmediaciones se present¨® esa misma tarde la exposici¨®n de obras de Artistas Madrile?os, una de las entidades que han participado en la organizaci¨®n del homenaje, y los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de General Mola pintaron un mural como muestra de creaci¨®n colectiva y de los problemas que tiene su escuela. En la galer¨ªa El Coleccionista tuvo lugar un primer acto evocador en tomo a la figura de Solana. Sobre ¨¦l hablaron el pintor Julio Alvarez, Francisco Umbral, el director de la Escuela de Artes y Oficios y Joaqu¨ªn de la Puente, director del Museo de Arte Contempor¨¢neo, quien explic¨® el plan de visitas dirigidas para los alumnos de s¨¦ptimo y octavo de EGB de los centros escolares del barrio-34 entre nacionales y privados-que ha promovido la junta del distrito en colaboraci¨®n con la propia direcci¨®n del Museo.A continuaci¨®n, desfil¨® el pasacalle, entre esperp¨¦ntico y solanesco, dirigido por los gigantescos m¨²sicos de la charanga La Tartana, al que pronto se sumaron vecinos, pintores y artistas que formaban parte del p¨²blico, algunos disfrazados en plan poscamavalesco, con m¨¢scaras, sombreros de copa, mantones o trajes de ¨¦poca.
Ya dentro del solar acondicionado por el Ayuntamiento y sobre la tribuna que se levantaba ante un charco formado por las ¨²ltimas lluvias, tom¨® la palabra Javier Angelina, presidente de la junta municipal del distrito, para agradecer a todos los presentes su aportaci¨®n al homenaje, incluida la se?ora que fre¨ªa roscas a discreci¨®n, para que el personal tuviera oportunidad de comerse una y afrontar la fresca brisa nocturna. Con la imagen de Guti¨¦rrez Solana proyectada sobre el muro, el se?or de la Puente reivindic¨® el madrile?ismo del pintor, hijo de un mexicano, pero residente toda su vida en Madrid, y record¨® a otros grandes artista como Claudio Coello, Eduardo Rosales o Juan Gris, tambi¨¦n madrile?os de nacimiento, que han sido pr¨¢cticamente olvidados por la ciudad.
Seguidamente, Manuel Conde ley¨® un texto po¨¦tico, que a m¨¢s de uno le pareci¨® interminable, sobre los temas de marginaci¨®n y miseria t¨ªpicos de la obra de Solana, su visi¨®n pesimista de la vida, que no exclu¨ªa el amor al ?chorizo natural y a las mozas peludas y cejijuntas?, y la ¨®ptica especial diseccionadora de la realidad que aplicaba a los seres y sucesos.
La esperada apoteosis, el entierro de la sardina, lleg¨® por fin. Julio Alvarez, que actu¨® como oficiante de la ceremonia, la arroj¨® al ?lago salado? que se extend¨ªa frente la tribuna como un s¨ªmbolo de ?todo aquello que no desearnos?. ?Solana era como un ni?o que se pas¨® toda la vida jugando con la muerte que llevaba dentro?, dijo, y despu¨¦s dese¨® un cumplea?os feliz al pintor-ni?o obsesionado por La pr¨®jima
Babelia
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