El Vizcaya obtuvo 3.576 millones de pesetas de beneficio en 1979
El beneficio despu¨¦s de impuestos obtenido por el Banco de Vizcaya durante el ejercicio de 1979 fue de 3.576 millones de pesetas, con un incremento del 10,55 % sobre el a?o anterior. Ello ha permitido destinar 1.812 millones de pesetas al pago de dividendos -m¨¢ximo legal del 6% sobre recursos propios medios, que establece la ley Larraz-, lo que supone 80,41 pesetas netas por acci¨®n, es decir, un 27,5% m¨¢s que el a?o 1978.La ampliaci¨®n de capital con que se especulaba en medios financieros no fue abordada en la junta general ordinaria de accionistas de la entidad, celebrada ayer en Bilbao. En este sentido, el consejero delegado del Vizcaya, Pedro Toledo, explic¨® a EL PA?S que de acuerdo con el resultado de una encuesta realizada al efecto, la actual coyuntura de la Bolsa desaconsejaba dicha ampliaci¨®n -en los referidos med¨ªos se habl¨® incluso de que la proporci¨®n ser¨ªa de una por cinco-, al tiempo que el momento pol¨ªtico del pa¨ªs no hubiera sido el oportuno, incluso de haber resultado dicha encuesta favorable a la referida operaci¨®n.
No obstante, la ampliaci¨®n no se descarta a lo largo del a?o, si bien se insiste en que el actual capital con el que est¨¢ dotada la sociedad no requiere, de momento, el esfuerzo adicional del accionista.
La tasa de crecimiento de los saldos acreedores experiment¨® un incremento espectacular: 24,3 %, lo que ha permitido al Vizcaya ganar 0,26% puntos de cuota de mercado, alcanzando sus recursos ajenos los 456.518 millones de pesetas.
Seg¨²n explic¨® Pedro Toledo, la justificaci¨®n a este crecimiento radica, de una parte, en el incremento de la productividad (el saldo por empleado lleg¨® a 42,48 millones de pesetas), y, de otra, en la buena aceptaci¨®n de los nuevos productos de la sociedad.
Entre estos productos, Pedro Toledo destac¨® la alta rentabilidad obtenida con la llamada libreta de oro (mezcla de cartilla de ahorro y certificado de dep¨®sito), puesta en servicio en noviembre de 1978 y que contaba con 94.695 cuentas en diciembre de 1979, que arrojaban un saldo de 33.777 millones de pesetas.
En esta l¨ªnea de diversificar los productos, el consejero delegado del Vizcaya anunci¨® el lanzamiento, en este mes y en quince provincias, de la Creditienda, o cr¨¦dito al comprador de bienes de consumo, garantizada por Cr¨¦dito y Cauci¨®n. Se persigue el acercamiento al cliente a trav¨¦s del comerciante. El cr¨¦dito fija un m¨ªnimo de 50.000 pesetas y un m¨¢ximo de 250.000.
En cuanto a la compra del Banco de Cr¨¦dito Industrial, Pedro Toledo revel¨® algunos detalles de la operaci¨®n, cuyo coste para el Vizcaya ha supuesto el desembolso de 1.290 millones de pesetas (el pago m¨ªnimo al contado, fijado por la Corporaci¨®n Bancaria era de 1.100 millones). La compra de esta entidad la justific¨® el se?or Toledo por el valor estrat¨¦gico de la operaci¨®n, ya que permite diversificar las marcas.
Por lo que se refiere a la auditor¨ªa realizada en el Vizcaya por la firma Arthur Andersen, Pedro Toledo resalt¨® la garant¨ªa de la gesti¨®n econ¨®mica de la entidad, que supone el informe limpio rendido por el auditor. En este sentido, y a preguntas de los informadores, sugiri¨® que muy pocas entidades bancarias pueden obtener este resultado.
En la intervenci¨®n, ante la junta, del presidente de la entidad, Angel Gal¨ªndez, ocup¨® lugar destacado su preocupaci¨®n por la crisis econ¨®mica que atraviesa el mundo occidental y, de manera especial, nuestro pa¨ªs. En un discurso menos pol¨ªtico y m¨¢s econ¨®mico que en anteriores a?os, el se?or Gal¨ªndez se?al¨® que se ha pasado de la crisis aguda a la cr¨®nica.
La situaci¨®n de crisis parece ser obsesi¨®n del Vizcaya, lo que en buena medida justifica -como se?al¨®, por su parte, Pedro Toledo- que de los gastos generales, que crecieron un 18,6%, se hayan destinado a provisi¨®n para cr¨¦ditos de dudoso cobro (?es decir, los fallidos como consecuencia de la crisis?) 4.989 millones de pesetas.
Se?al¨® tambi¨¦n los equilibrios cuyo restablecimiento es urgente para recuperar el dinamismo econ¨®mico y social, el de la eficacia econ¨®mica interna, el de la distribuci¨®n apropiada de los recursos entre el consumo del presente y la inversi¨®n para el futuro y, sobre todo, el del Estado como agente organizativo fundamental.
Cuando la junta de accionistas, celebrada en el cine Capitol, de Bilbao, conclu¨ªa, irrumpieron pac¨ªficamente en el interior del local un nutrido grupo de trabajadores pertenecientes a las plantillas de Magefesa y de Sagarduy, que hicieron p¨²blica su dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica a causa de los problemas por los que atraviesan sus empresas.
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