Fuerte incremento del voto nacionalista y "abertzale", subrayado por el aumento de la abstenci¨®n
El aumento espectacular del ¨ªndice de abstenci¨®n, el incremento del voto nacionalista y abertzale, el descalabro no menos espectacular de UCD, cuyos efectos pudieran ir m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito estrictamente auton¨®mico, la configuraci¨®n de un Parlamento en que las fuerzas moderadas y conservadoras tendr¨¢n m¨¢s del doble de esca?os que la izquierda (contando con la no participaci¨®n de Herri Batasuna), y la previsible formaci¨®n de un Gobierno monocolor PNV que parece posibilitar el triunfo casi abrumador de este partido, son algunas de las consecuencias que parecen deducirse de los resultados de las elecciones celebradas ayer en Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava.
La abstenci¨®n, que super¨® el 41% del censo para el conjunto de las tres provincias, supone un aumento de siete puntos respecto a las elecciones generales del 1 de marzo de 1979. Este aumento en tan s¨®lo doce meses no puede explicarse ¨²nicamente por la influencia de las condiciones climatol¨®gicas. o el hecho de que, por primera vez desde que se inici¨® la transici¨®n, los comicios se hayan celebrado en d¨ªa festivo; ?qu¨¦ puede explicar entonces que m¨¢s de 650.000 ciudadanos, sobre un censo de algo m¨¢s de mill¨®n y medio de electores potenciales, hayan declinado ejercer su derecho al voto cuando ninguna fuerza propugnaba en esta ocasi¨®n la abstenci¨®n? Cada partido pretend¨ªa, en la madrugada del lunes, haber resultado particularmente perjudicado por la escasa participaci¨®n. los datos exhibidos por cada cual para demostrarlo eran probablemente reales, pero, en general, referidos a zonas muy concretas y, por ello mismo, parciales. Sin embargo, la opini¨®n de quienes, por encima de siglas concretas, expresaban su convicci¨®n de que la abstenci¨®n hab¨ªa afectado, m¨¢s que a cualquier otro sector, al de la clase obrera inmigrante, parece apoyarse en datos particularmente s¨®lidos.De resultar cierta esta explicaci¨®n, sus consecuencias ser¨ªan especialmente preocupantes. El 41% de la poblaci¨®n actual del Pa¨ªs Vasco est¨¢ formada por inmigrados (30%) o hijos de inmigrados nacidos en Euskadi (11%). La mayor parte de esas personas son trabajadores asalariados. En la provincia de Alava, por ejemplo, casi el 60% de la poblaci¨®n laboral activa total ha nacido fuera del ¨¢mbito de las tres provincias que eleg¨ªan ayer su Parlamento aut¨®nomo.
La ideologizaci¨®n extraordinaria de la campa?a -reflejo, a su vez, de la ideologizaci¨®n general de la sociedad vasca actual- ha tenido probablemente mucho que ver con este desenlace. En cualquier caso, su efecto sobre el futuro de la autonom¨ªa vasca puede puede ser extraordinariamente negativo. Y ello no s¨®lo por el peligro de escisi¨®n de la poblaci¨®n en dos comunidades que pudiera anunciar, sino por lo que de conciencia de automarginaci¨®n de un sector -cuyo peso social es sin embargo evidente- pudiera reflejar. A partir de esta constataci¨®n, es relativamente secundario el an¨¢lisis de si esa automarginaci¨®n ha perjudicado m¨¢s a un partido o a otro.
Pero, en lo inmediato, los m¨¢s de 90.000 votos perdidos por UCD -lo que supone un retroceso del 53,5%- constituye el dato m¨¢s sorprendente de los resultados del domingo. Tanto m¨¢s cuanto la mayor¨ªa de los sondeos conocidos en v¨ªsperas de la cita con las urnas pronosticaban un mantenimiento con tendencia al alza del partido del Gobierno. El ascenso de Alianza Popular, aunque significativo, no es suficiente para explicar una ca¨ªda tan espectacular. La misma polarizaci¨®n ideol¨®gica antes mencionada podr¨ªa explicar esa recuperaci¨®n del partido de Fraga, frente al tono desva¨ªdo de la oferta electoral de UCD. Pero si tal fen¨®meno rendir¨ªa cuentas del trasvase de 10.000 ¨® 12.000 votos, quedar¨ªa por explicar el destino de los otros 80.000 perdidos por el partido del Gobierno. Si no todos, parece evidente que una importante proporci¨®n de ellos han ido a parar al PNV.
Esta hip¨®tesis coincidir¨ªa con la impresi¨®n, cada vez m¨¢s constatable en los medios econ¨®micos vascos, de que para un sector del electorado moderado no nacionalista -y de los sectores sociales que representa- la desconfianza en la ideolog¨ªa nacionalista es menor que la confianza que le inspira la moderaci¨®n del PNV en el terreno social. En este sentido, la consigna peneuvista, que reclama ?una mayor¨ªa fuerte para una crisis fuerte?, habr¨ªa resultado mucho m¨¢s eficaz que el despliegue propagand¨ªstico -pero de oferta poco definida- en que ha basado su campa?a UCD.
Los resultados del domingo parecen, desde luego, dar la raz¨®n a quienes, desde la propia UCD o sectores sociales pr¨®ximos a ella, ven¨ªan abogando desde hace m¨¢s de un a?o por esta salida. El PNV contar¨¢ con mayor¨ªa absoluta en un Parlamento que, en ausencia de HB, contar¨¢ con 49 miembros. El hecho de que la citada coalici¨®n abertzale se haya colocado en segundo lugar, por delante de UCD y PSOE, ilustra hasta qu¨¦ punto esa mayor¨ªa electoral peneuvista no es sino el reflejo cabal de una hegemon¨ªa ideol¨®gica indiscutible.
El car¨¢cter interclasista del PNV se ha reflejado, por otra parte, en la homogeneidad con que se distribuyen territorialmente los 75.0000 votos ganados por este partido, con similares porcentajes de aumento en las tres provincias y con resultados particularmente espectaculares en poblaciones como Baracaldo (donde gana 5.000 votos) y Bilbao (16.000).
Este interclasismo, aunque puede provocar peri¨®dicas tensiones internas, puede ser, por otra parte, una garant¨ªa para los sectores del empresariado vasco que buscan el interlocutor v¨¢lido para un pacto social que consideran ¨²nica v¨ªa para abordar la reconversi¨®n industrial en que deber¨¢ basarse la recuperaci¨®n econ¨®mica vasca. Operaciones de altos vuelos ya en marcha para obtener la confianza de la banca y reanimar la inversi¨®n en Euskadi podr¨ªan, en este sentido, verse estimuladas por los resultados del d¨ªa 9.
El problema del PNV es que es consciente de las dificultades -y los riesgos pol¨ªticos- de legislar desde un Parlamento que -si se descuenta la abstenci¨®n y los votos de HB, que ha reafirmado su voluntad de no participar- representa a menos del 25% de la poblaci¨®n de Euskadi. Problema agudizado desde el punto de vista del Gobierno, que si se opta por la f¨®rmula monocolor representar¨ªa a menos de la cuarta parte de los ciudadanos. En esas condiciones, parece evidente que, incluso disponiendo de mayor¨ªa absoluta en el Parlamento, el PNV se ver¨¢ obligado a pactar un programa de gobierno lo suficientemente flexible como para garantizar un amplio consenso, no s¨®lo parlamentario, sino social. El plazo de treinta d¨ªas que se abri¨® ayer para negociar una f¨®rmula de gobierno no se centrar¨¢, por ello, tanto en el car¨¢cter monocolor o no del Gabinete como en el programa que dicho Gobierno vaya a presentar a los 49 diputados que se sentar¨¢n en la Casa de Juntas de Guernica y a los dos millones de ciudadanos vascos.
La encrucijada en que la nueva p¨¦rdida de votos ha situado a los socialistas vascos y el desenlace de la pugna entre Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra por la hegemon¨ªa en el seno de la izquierda abertzale son los otros dos. temas suscitados por estas elecciones. La relaci¨®n de fuerzas derecha-izquierda en el nuevo Parlamento vasco -que parece confirmar una vez m¨¢s que el radicalismo ideol¨®gico puede no ser incompatible con cierto conservadurismo real de sociedades como la vasca- completar¨¢n ma?ana la visi¨®n que parece deducirse de la jornada electoral del domingo.
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