Hugh Thomas, de historiador y laborista a asesor conservador de Margaret Thatcher
Hugh Thomas, historiador brit¨¢nico que analiz¨® en la mayor parte de sus pormenores la historia de la guerra civil espa?ola, escribi¨® posteriormente un estudio sobre el proceso hist¨®rico de Cuba y fue uno de los laboristas moderados m¨¢s prominentes, es desde 1977, fecha en que cambi¨® de acera pol¨ªtica y se hizo conservador, un tory con el que cuenta mucho la primera ministra Margaret Thatcher. De ella acaba de ser Thomas, en Madrid, una especie de ap¨®stol encargado de divulgar el mensaje de la dama a la que los sovi¨¦ticos bautizaron como The Iron Lady (La Dama de Hierro).
Hugh Thomas no ha venido esta vez a Madrid como historiador de nuestra guerra civil, ni como estudioso de Goya -que tambi¨¦n lo es-, ni como profesor universitario, sino como experto en el pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico de Margaret Thatcher.El profesor Thomas, que viste como un graduado de Oxford y habla como un universitario al que la pol¨ªtica y la literatura hist¨®rica no han podido redimir, vino, en efecto, a hablar.sobre el programa pol¨ªtico de la primera ministra brit¨¢nica, de la que el autor de Historia de la guerra civil espa?ola es asesor.
Los juicios de Hugh Thomas sobre el programa pol¨ªtico de Margaret Thatcher tuvieron un escenario ins¨®lito en Madrid: habl¨® anteayer en un estrado que el Instituto de Estudios Econ¨®micos, la entidad que le trajo a la capital de Espa?a, le improvis¨® en la Bolsa de Madrid.
Ayer se reuni¨® con los periodistas en un desayuno informativo, que no fue precisamente brit¨¢nico, sino continental: jugo de naranja, caf¨¦ y agua de Vichy, solicitada por el historiador, alimentaron la frugal reuni¨®n, en la que Hugh Thomas asegur¨® que a Europa no le importar¨ªa que surgiera un nuevo Estado independiente, aunque se resistir¨ªa a soportar que ¨¦ste fuera un Estado revolucionario.
Las preguntas que le condujeron a esa respuesta alud¨ªan t¨ªmidamente a la situaci¨®n que puede desarrollarse en Euskadi a partir de ahora. Al fin y al cabo, se pregunt¨® ¨¦l, ??qu¨¦ es Europa?? para aceptar o no un nuevo Estado. Hugh Thomas, autor de un reciente ensayo sobre la pol¨ªtica continental, su pasado y su porvenir, se hizo esta reflexi¨®n: ??Es Europa el Mercado Com¨²n o acaso es Francia? Lo que s¨ª es cierto es que Europa no es Francia, a pesar de que los franceses se lo crean.?
Hugh Thomas se aventur¨® en el terreno espa?ol y, m¨¢s propiamente, vasco, y dijo que ?la gente de Euskadi prefiere un pa¨ªs que est¨¦ integrado en el Estado espa?ol?. La federaci¨®n, en cualquier caso, le parece una soluci¨®n apropiada para nuestros traumas. Bas¨® su creencia sobre la dificultad de que exista un ambiente independentista en regiones espa?olas en la frase de Camb¨® seg¨²n la cual una Catalu?a independiente ser¨ªa como un condado franc¨¦s.
La entrecortada charla de Hugh Thomas abord¨® tambi¨¦n la cuesti¨®n gibraltare?a. Hablando en nombre propio -lo dijo varias veces, como para que Margaret Thatcher no le reprochara sus posibles indiscreciones-, se?al¨® que el problema pol¨ªtico de Gibraltar podr¨ªa pasar por el ingreso de Espa?a en la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte y en el Mercado Com¨²n Europeo. Lord Carrington, cuyo car¨¢cter de interlocutor elogi¨® ayer Thomas, es tambi¨¦n una pieza clave, como ministro de Asuntos Exteriores brit¨¢nico, para una soluci¨®n eficaz de la actual falta de entendimiento entre Espa?a y el Reino Unido sobre el porvenir de la Roca.
Tiene Hugh Thomas una curiosa teor¨ªa sobre las paradojas del independentismo, y as! recuerda que escoceses y galeses, que conservan mayoritariamente sus lenguas vern¨¢culas, dependen de Inglaterra, mientras que Irlanda, cuyos habitantes hablan en muy bajo porcentaje su idioma original, consigui¨® independizarse del Reino Unido. ?La gente?, dijo por otro lado, ?deber¨ªa aprender a compartir dos lealtades: a su tierra y a su Estado.
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