La lucha americana contra la inflaci¨®n
EL HORIZONTE econ¨®mico internacional se ve cada vez m¨¢s amenazado por una aceleraci¨®n inflacionista que echa por tierra los esfuerzos estabilizadores adoptados por muchos Gobiernos desde mediados del pasado a?o. El caso m¨¢s notorio es el de la econom¨ªa americana, para la que muchos expertos ven¨ªan pronosticando una fase de recesi¨®n y una desaceleraci¨®n de la inflaci¨®n, cuando lo que est¨¢ ocurriendo es precisamente lo contrario. La actividad continuaba creciendo y lo mismo ocurr¨ªa con los precios, mientras el d¨®lar mostraba s¨ªntomas de gran debilidad, como lo demostr¨®, al levantar el tel¨®n del nuevo a?o, la espectacular ascensi¨®n de las cotizaciones de los metales preciosos.La Administraci¨®n del presidente Carter ha venido practicando una pol¨ªtica antiinflacionista muy gradualista a trav¨¦s de medidas monetarias que, sin embargo, han suscitado toda una serie de cr¨ªticas en el interior y en el exterior del pa¨ªs, porque, en definitiva, no se cumpl¨ªa el objetivo deseado de reducir sustancialmente el crecimiento del cr¨¦dito que permit¨ªa continuar financiando la inflaci¨®n. Se argumentaba que mientras se endurec¨ªa la pol¨ªtica monetaria, la pol¨ªtica fiscal, en un a?o de elecciones presidenciales y de grandes tensiones internacionales, segu¨ªa una pauta mucho m¨¢s tolerante. Sin embargo, la continua escalada de los tipos de inter¨¦s provocada por las atitoridades americanas parece confirmar que el combate contra la inflaci¨®n ha sido tomado en serio. El resultado es un encarecimiento del dinero, que se acabar¨¢ traduciendo en una contracci¨®n del cr¨¦dito interno ¨¦n Estados Unidos y que se ha reflejado ya en una r¨¢pida y mete¨®rica recuperaci¨®n del d¨®lar.
Incluso para contrarrestar las salidas de capitales, los suizos, alemanes y japoneses suscitan y estimulan la llegada de fondos exteriores o facilitan el endeudamiento de sus empresas en los mercados internacionales. El resultado general es una escalada de los tipos de inter¨¦s.
En Alemania, con una inflaci¨®n en torno al 5%, los tipos a un mes est¨¢n al 9,2%, y al 10% a seis meses. En Jap¨®n, el tipo b¨¢sico de descuento practicado por el Banco Central amenaza con llegar al 9%, cuando s¨®lo era del 3,5% hace doce meses. En el Reino Unido de los nuevos conserva dores, el tipo m¨ªnimo efectivo al que presta el Banco de Inglaterra a los bancos necesitados de fondos es desde el pasado mes de noviembre del 17%. Pero los brit¨¢nicos est¨¢n siendo emulados e incluso rebasados por los ameri canos, donde el tipo de descuento practicado por los grandes bancos con sus principales clientes ha rebasado el list¨®n del 19%.
Sin embargo, como el cr¨¦dito en Estados Unidos crec¨ªa en los ¨²ltimos meses a una tasa del 20%, frente a unos objetivos situados en torno a un 10%, el presidente Carter acaba de presentar un nuevo plan de medidas contrainflaci¨®n. Las medidas no son contundentes por el lado fiscal, ya que el equilibrio presupuestario preconizado se difiere para el pr¨®ximo ejercicio presupuestario, que comienza en el mes de octubre pero extienden e intensifican las medidas monetarias. Los bancos privados, que acuden repetidamente en ayuda de dinero, pagar¨¢n unos intereses m¨¢s elevados. Recomendaciones severas para reducir el crecimiento de los pr¨¦stamos, en especial limitando la utilizaci¨®n de las cartas de cr¨¦dito, mientras se concede prioridad a la atenci¨®n de los sectores productivos. Las medidas tardar¨¢n en provocar los efectos previstos, pero, de manera bastante inequ¨ªvoca, muestran que la Administraci¨®n Carter, que ha rechazado el uso del control de los precios y de los salarios, est¨¢ firmemente decidida a combatir la inflaci¨®n a costa de una ca¨ªda de la actividad en un a?o de elecciones.
Esta determinaci¨®n de Carter no puede menos de ser bien venida, aunque los problemas que plantea salen fuera de las fronteras econ¨®micas de Estados Unidos. Los tipos de cambio, incluido el de la peseta, van a continuar vi¨¦ndose sometidos a la tensi¨®n que implica unos altos tipos de inter¨¦s en Estados Unidos y en los mercados internacionales. La ganancia o la p¨¦rdida de divisas no es algo exclusivo de la evoluci¨®n de las importaciones y exportaciones, sino que tambi¨¦n est¨¢ principalmente influida por los movimientos de capital, incluso en aquellos pa¨ªses, como Espa?a, con un eficaz control de cambios.
La posici¨®n de la peseta a lo largo de los ¨²ltimos dieciocho meses hab¨ªa servido como l¨ªnea de contenci¨®n frente a la inflaci¨®n importada, pero al mismo tiempo supon¨ªa un desaliento para la industria exportadora, con unos costes crecientes y unas plantillas dificiles de ajustarse a las nuevas circunstancias. La ocasi¨®n puede quiz¨¢ aprovecharse. Espont¨¢neamente, la peseta se ver¨¢ empujada a soportar una gradual y lenta depreciaci¨®n. Mientras la autoridad monetaria sujete bien las riendas de la cantidad de dinero, conseguiremos mejorar algo nuestra competitividad exterior sin perder el control de la inflaci¨®n, a pesar de los sustos que pueda depararnos el ¨ªndice de precios al consumo al repercutir las alzas de los productos derivados del petr¨®leo (2,8%). El comportamiento de los precios en el in es deenero y la debilidad pol¨ªtica del Gobierno no van a colaborar precisamente en esta hora dif¨ªcil para la econom¨ªa espa?ola.
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