El pedigr¨¦
Los de la tele, unas semanas me quieren sacar a m¨ª y otras al gato. A m¨ª me filmaron el otro d¨ªa hablando de Gregorio Prieto. No quise contar la mejor frase que tengo de Gregorio:-Umbral, expongo veinti¨²n arc¨¢ngeles barrocos, y si vienes t¨² a la inauguraci¨®n, ser¨¢n veintid¨®s.
Ahora me requieren, las telegentes, para hablar de cultura, e, inmediatamente despu¨¦s, en otro programa, el que tiene que hablar es el gato.
-Pero tu gato no tiene pedigr¨¦ -me dice una se?ora bien
Pedigr¨¦. He aqu¨ª la palabra. Y adem¨¢s vamos a escribirla as¨ª, castellaniz¨¢ndola, para hostigar a los latiniparlos. Pedigr¨¦. Es hoy la obsesi¨®n de una clase, de una gente, de un mundo, de un Madrid, de una Espa?a. El clasismo/racismo retorna siempre en este pa¨ªs de castas. No basta con que tuviera pedigr¨¦ aristocr¨¢tico Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, de quien ahora se hace lenguas la gente que jam¨¢s se puso una camisa azul, porque eso les parec¨ªa socialista. No basia, digo, sino que tiene que tener pedigr¨¦ hasta el gato.
-La calle es el mejor pedigr¨¦ -le digo a mi querida amiga.
La verdad es que para salir por la telecosa, a no ser que uno sea gato, perro o bicho del inolvidable F¨¦lix, tambi¨¦n conviene tener pedigr¨¦/uced¨¦. Los pol¨ªticos sin pedigr¨¦ salen menos. En Catalu?a, donde parec¨ªa que los rojos de Bocaccio y los ¨¢cratas de Zeleste lo ten¨ªan chupado, resulta que no ha triunfado el catalanismo socializante de Benet o Revent¨®s, si no el catalanismo burgu¨¦s con pedigr¨¦: Pujol.
Mi gato, aunque tenga poco pedigr¨¦, tiene mucha calle, como yo mismo, y no va a salir en la tele porque pasa de mass/media, pero, por lo que se refiere a J. A. Primo de Rivera, lan Gibson, autor de una reciente y premiada biograf¨ªa del inventor de la Falange, me dec¨ªa la otra tarde en el Ateneo: ?Luca de Tena nunca comprendi¨® el fascismo de Jos¨¦ Antonio y reprochaba en general al fascismo su brutalidad consustancial.? A todo eso es a lo que ahora se llama pedigr¨¦ entre la alta, alta, alta sociedad, como cantaban en una pel¨ªcula americana. Un humorista consagrado hace muchos a?os por los Luca de Tena (antes era casi underground), Antonio Mingote, ha empezado ahora mismo a firmar sus dibujos metiendo en un c¨ªrculo la A de Antonio, con lo que le queda la A de acracia. Pocos se habr¨¢n dado cuenta y nadie sabr¨¢ por qu¨¦ lo hace. Pienso que ese c¨ªrculo salvador, aislante, ego¨ªsta, confortable, intocable, dentro del cual vive hoy casi toda la juventud espa?ola no uniformada, y por supuesto la totalidad de ese cincuenta y pico por ciento que no sabe/no contesta en los grandes referendos auton¨®micos, ese c¨ªrculo es el ¨²ltimo refugio que ha alcanzado el pasotismo carroza, humilde, sencillo, peatonal y desencantado de Antonio Mingote.
O sea, que ya est¨¢n las dos Espa?as. Unos dentro del c¨ªrculo ¨¢crata, cuya circulafidad se cuadra en la plaza cuadrada del Dos de Mayo, y otros cortando el c¨ªrculo con la l¨ªnea secante del pedigr¨¦, que es una cosa que va en fila india, como las genealog¨ªas directas: pedigr¨¦ social, pedigr¨¦ econ¨®mico, pedigr¨¦ nacional, pedigr¨¦ cat¨®lico, pedigr¨¦ hist¨®rico y hasta pedigr¨¦ canino o gatuno. Pero yo estoy leyendo a Torres Villarroel, como siempre, que es un cl¨¢sico sin pedigr¨¦ y en letra peque?a. Entre Quevedo y Calder¨®n, la gente siempre se lo salta. Vivo entre mis cl¨¢sicos y mis gatos sin pedigr¨¦, porque el pedigr¨¦ es selecci¨®n, la selecci¨®n es dominio y el dominio es violencia. Si yo he podido pasarme sin el colegio de El Pilar, por qu¨¦ no va a poder mi gato, que es un gato sin escolarizar. Nuestras guerras son siempre zool¨®gicas. Espa?a vuelve a estar en peligro por los del pedigr¨¦.
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