Desencanto y aburrimiento
Esta carta quiere ser un humilde toque de atenci¨®n para los poderosos, en general, y para nuestros pol¨ªticos y gobernantes, en particular. Creo que ha llegado el momento de decirles lo aburridos y repetitivos que resultan.Todos nos cuentan lo mismo y de la misma manera, s¨®lo a veces cambia el acento regional. Tal vez todav¨ªa queden ingenuos que se crean la verborrea hueca, tecnocr¨¢tica y altisonante que utilizan para hablar mucho y no decir nada en definitiva; ya es hora de que se enteren de que muchos espa?oles silenciosos y esc¨¦pticos no esperamos, ya nada de ellos.
Los j¨®venes nos encontramos mayoritariamente dentro de dicho sector. Porque qui¨¦n no ha o¨ªdo alguna vez, y procedente de diferentes oradores, promesas y frases de un futuro mejor, m¨¢s justo y m¨¢s libre para este pueblo que todo se lo merece, como ?los problemas son graves, pero hay que afrontarlos con valent¨ªa, ilusi¨®n y visi¨®n de futuro?.
Todos nos hablan de desajustes de las estructuras, de planos de reconversi¨®n, de potenciar lo que sea y de miles de conceptos macroecon¨®micos que nadie entiende y que ni ellos mismos se creen. Nos bombardean con toda esta ret¨®rica desde los medios de comunicaci¨®n sin conseguir convencemos y, poco a poco (?sin prisa, pero sin pausa?), el ciudadano de a pie se desinteresa d¨ªa a d¨ªa, cada vez m¨¢s, de lo que hacen sus representantes. Todas las ilusiones se van evaporando para dejar paso al desencanto.
Mientras tanto, el parado est¨¢ aburrido de estar parado. El ?currante? est¨¢ harto de su vida mon¨®tona (trabajar, dormir, ver la televisi¨®n, trabajar ... ). El empresario es esclavo de su propio negocio. Los j¨®venes ?pasan? de todo. El hombre de la gran ciudad est¨¢ harto de ella. La educaci¨®n sigue siendo deformante y anticuada. Los intelectuales siguen recluidos en su ghetto. Todos somos esclavos de un mecanismo que creemos controlar.
El hombre de hoy ya no aspira a tener (a pesar de la publicidad), el hombre de hoy quiere ser m¨¢s hombre y dejar de ser un elemento m¨¢s de un engranaje productivo. Queremos vivir en una sociedad m¨¢s humana, integrados en la naturaleza que debemos proteger. Quien tenga que abrir los ojos, que los abra, y yo le prometo mi voto. ?Nada, que ni por ¨¦sas!
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