La concepci¨®n democr¨¢tica de la obediencia
En el mundo moderno se ha ido imponiendo un planteamiento que resuelve las dificultades de todos los anteriores, en s¨ªntesis de la raz¨®n y la realidad, surgido con un fundamento hist¨®rico suficiente y plural. Me estoy refiriendo a la concepci¨®n democr¨¢tica que enfoca en un sentido integral el tema de la obediencia y de la resistencia.Sus or¨ªgenes son liberales, y su cauce intelectual es el iusnaturalismo racionalista, el ¨²nico capaz de salir de su idealismo y asumir posiciones integradoras, a trav¨¦s de la doctrina del contrato social. La aportaci¨®n del socialismo democr¨¢tico a partir de la cr¨ªtica de Marx a la sociedad liberal burguesa y a sus consecuencias aterradoras para el hombre real otorgar¨¢ el componente igualitario al modelo democr¨¢tico y le depurar¨¢ de los elementos elitistas y no igualitarios de alguno de sus rasgos hist¨®ricos, como el sentido sagrado e inviolable de la propiedad individual -imposible de generalizar para todos los hombres- y las libertades de industria y de comercio -que, llevadas hasta el extremo, conducen a la selva econ¨®mica por faltad,- solidaridad y de planificaci¨®n-. La econom¨ªa se pone as¨ª, para el socialismo democr¨¢tico, al servicio del hombre, y no del Estado, pero tampoco de los poderosos y de los grupos de presi¨®n. La aportaci¨®n socialista, como afirma pl¨¢sticamente Fernando de los R¨ªos, para hacer al hombre libre, entiende que hay que hacer a la econom¨ªa esclava de la raz¨®n y de los intereses generales. Esta posici¨®n, que -asume los valores de libertad y los derechos humanos, rectificando aquellos aspectos econ¨®micos del liberalismo que hac¨ªan a la sociedad salvaje y que convierten al hombre en una mercanc¨ªa m¨¢s que vende su fuerza.en el mercado de trabajo, e incluso al rico, no en m¨¢s libre, sino en propiedad de sus propiedades, da pleno sentido a la concepci¨®n democr¨¢tica y a su tratamiento de la obediencia al Derecho y de sus l¨ªmites.
,En el largo proceso de la construcci¨®n de. la concepci¨®n democr¨¢tica, la idea central que se ir¨¢ imponiendo es la que expresa Juan Jacobo Rousseau en El discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, cuando dice que ?la m¨¢xima fundamental de toda la ciencia pol¨ªtica es que los pueblos se han dado jefes para defender su libertad y no para esclavizarles...? A trav¨¦s del fin del poder, y tambi¨¦n fundamento de su legitimaci¨®n, que es el servicio a la libertad y a los derechos humanos, la ¨¦tica se vincular¨¢ a la pol¨ªtica y ser¨¢ posible integrar poder y Derecho.
Sin poder entrar a fondo en este art¨ªculo en la evoluci¨®n hist¨®rica que ha ido configurando a la concepci¨®n democr¨¢tica?, tal como hoy la entendemos, en la perspectiva del socialismo democr¨¢tico tendr¨ªa al menos los siguientes rasgos:
a) Formaci¨®n de la voluntad del poder con participaci¨®n de los ciudadanos. Esta participaci¨®n se ir¨¢ ampliando desde un sistema clasista y limitado por razones econ¨®micas o de cultura hasta un sistema generalizado e igualitario, basado en el sufragio universal, en la elecci¨®n de los, representantes miembros del poder -legislativo y en el sometimiento del Gobierno a las reglas de la mayor¨ªa parlamentaria. La democracia representativa y parlamentaria se completa hoy y se integra con reglas de democracia directa de car¨¢cter general, a trav¨¦s del refer¨¦ndum o de la iniciativa popular, y tambi¨¦n de car¨¢cter sectorial, como la participaci¨®n de los ciudadanos y de los grupos en que ¨¦ste se integra (sindicatos, asociaciones ciudadanas, etc¨¦tera). En la gesti¨®n de servicios p¨²blicos y de la Seguridad Social.
b) Formaci¨®n de los criterios con arreglo a la ley de las mayor¨ªas, con reserva de un ¨¢mbito para la acci¨®n discrepante de las minor¨ªas, a trav¨¦s de la creaci¨®n de mecanismos de institucionalizaci¨®n de la resistencia.
c) Existencia de la Constituci¨®n como norma suprema y fundamental del ordenamiento jur¨ªdico que establece las reglas de juego preestablecidas para todos, que fijan el procedimiento de la acci¨®n pol¨ªtica, fijando las competencias de los ¨®rganos del Estado, establecen los criterios de producci¨®n de normas y el ¨¢mbito de la acci¨®n individual. A trav¨¦s de este cauce, el propio ordenamiento jur¨ªdico, encabezado por la Constituci¨®n, integra los procedimientos para el cambio del Derecho por evoluci¨®n de las relaciones de poder y supone una juridificaci¨®n de las relaciones de poder. Este cauce institucionaliza aspectos importantes de la resistencia, haciendo posible la cr¨ªtica interna al Derecho y al poder, incorporando posiciones que, en las concepciones no democr¨¢ticas, est¨¢n al margen de la legalidad. Lo importante de esta perspectiva democr¨¢tica es que las reglas del juego hacen posible el cambio, aun que este cambio afecte a la esencia misma del sistema.
d) Respeto a la conciencia y a la libertad individual, creando, a trav¨¦s de los derechos y libertades, un ¨¢mbito de autonom¨ªa del individuo protegido jur¨ªdicamente, donde ning¨²n poder pueda entrar. De alguna manera este planteamiento supone unos l¨ªmites al poder y tambi¨¦n una institucionalizaci¨®n de la discrepancia y de la resistencia.
Los derechos de participaci¨®n son asimismo un elemento imprescindible para completar el sistema democr¨¢tico y ayudar a la obe*diencia de unas normas a cuya creaci¨®n se concurre y tambi¨¦n un elemento de institucionalizaci¨®n de la resistencia.
e) Por fin, es elemento esencial a la concepci¨®n democr¨¢tica una acci¨®n positiva y promocional del Estado y de los dem¨¢s poderes p¨²blicos en general para hacer posible la superaci¨®n de las desigualdades entre los hombres y para remover los obst¨¢culos que impidan acceder al mismo nivel de responsabilidades econ¨®micas, sociales y culturales entre unos y otros hombres. As¨ª como los apartados anteriores suponen una institucionalizaci¨®n de la resistencia en el ¨¢mbito de la libertad individual, esta perspectiva supone una institucionalizaci¨®n de la resistencia en el ¨¢mbito de la creaci¨®n de componentes igualitarios en la sociedad, a trav¨¦s de la solicitud de acciones positivas correctoras del Estado.
En el sentido actual de la democracia que hemos muy sucintamente descrito y valorado, el primer signo de su car¨¢cter integrador de las principales corrientes modernas es que los socialistas que en el siglo XIX hab¨ªamos hecho una cr¨ªtica tajante de la democracia liberal y que nos situ¨¢bamos, como el resto del movimiento obrero, en situaci¨®n de resistencia y de desobediencia revolucionaria de las instituciones, hoy nos consideramos en su interior y asumimos el impulso del socialismo desde la democracia y como un elemento de perfeccionamiento de la democracia. La historia de esa progresiva aproximaci¨®n entre democracia y socialismo, paralela al abandono de la democracia por sectores conservadores orientados hacia posiciones autoritarias e incluso fascistas o nacionalsocialistas, es otra historia, pero s¨ª que vale la pena se?alar ese hecho incontrovertible en el marco de nuestro tema. La aproximaci¨®n de otros sectores del movimiento obrero a la democracia pol¨ªtica es a¨²n reciente y est¨¢ todav¨ªa por asumir por unos y por otros, incluso por partidos enteros de ellos mismos, pero el propio origen de esos partidos, creados en oposici¨®n a los socialistas por haber ¨¦stos asumido la de mocracia pol¨ªtica, y el actual contexto internacional, con la indudable influencia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en esos sectores, obliga a establecer un comp¨¢s de espera. En todo caso, no se deben poner dificultades a esa aproximaci¨®n en aquellos que sea sincera. All¨ª donde sea s¨®lo t¨¢ctica, es tambi¨¦n un signo del valor de la democracia, porque esa hipocres¨ªa no es sino un signo del homenaje que el vicio rinde a la virtud.
La obediencia y la resistencia adquirieren as¨ª relieves distintos en el planteamiento democr¨¢tico, porque la teor¨ªa democr¨¢tica supone el m¨¢s importante esfuerzo hasta ahora realizado para conseguir una racionalizaci¨®n de la obligaci¨®n pol¨ªtica y de la obediencia al Derecho, en tanto en cuanto convierte al ciudadano en part¨ªcipe de la formaci¨®n de la voluntad pol¨ªtica, con lo que coincide el poder con el titular de la obligaci¨®n pol¨ªtica y con el destinatario de las normas, y en tanto en cuanto institucionaliza y encauza la resistencia por medio de los derechos fundamentales en sus diversas perspectivas.
Ciertamente que no basta que la democracia est¨¦ en las instituciones; es necesario que cada ciudadano interiorice sus elementos ¨¦ticos y de raz¨®n, que nadie pretenda ya vencer sino convenciendo, que el enemigo sea s¨®lo versario y que el odio, como motir de la vida pol¨ªtica, sea sustituido por la amistad c¨ªvica. Las instituciones democr¨¢ticas no son nada sin. el talante democr¨¢tico que cale en las entra?as de todos. La obediencia al Derecho es as¨ª algo que no nos viene s¨®lo de fuera, algo heter¨®nomo, sino que es aut¨®nomo en cada uno de nosotros, surge del acuerdo con las instituciones y con la forma de proceder. As¨ª, el consenso b¨¢sico adquiere un sentido riguroso por encima de deformaciones y de demagogias, tiene un contenido de moralidad. La distinci¨®n kantiana entre la autonorn¨ªa de la moral y la heteronom¨ªa del Derecho se difumina, y la obediencia surge no s¨®lo del temor a la sanci¨®n, sino de la aceptaci¨®n del ordenamiento. Fuerza y consenso son las dos ra¨ªces de la obediencia al Derecho en la sociedad democr¨¢tica.
En cuanto a la resistencia, hemos dicho que se institucionaliza porque la democracia reconoce el dereclio a protestar y el derecho a decir no.
La vieja idea cl¨¢sica de que la obediencia a la ley es la ¨²nica forma de ser libres -somos siervos de la ley para poder ser libres- alcanza as¨ª todo su sentido en la sociedad democr¨¢tica, y se convierte en fundamento de la obediencia. La resistencia extramuros, hablando en t¨¦rminos generales, no se hace necesaria, porque no hay herejes pol¨ªticos en la democracia, y todos caben en ella con respeto a su conciencia y a sus creencias. S¨®lo as¨ª adquiere pleno sentido la expresi¨®n de Rousseau en el Contrato Social.- ?Habr¨ªa querido que nadie pudiera considerarse por el Estado como superior o por encima de la ley, ni que nadie que estuviese fuera de ella pudiera obligar al Estado a reconocerlo; porque sea cual sea la constituci¨®n de un Gobierno, si se encuentra en ¨¦l un solo hombre que no acate la ley, todos los dem¨¢s quedan, necesariamente, a discrecci¨®n de ¨¦l...?
La sociedad democr¨¢tica es aquella que, sin duda, tiene m¨¢s fundamento para exigir la obediencia al Derecho, para fundar s¨®lidamente la obligaci¨®n pol¨ªtica y para permitir un progreso constante, que para los socialistas tiene su meta en la utop¨ªa de la sociedad sin clases de hombres libres e inteligentes, utop¨ªa alcanzable a trav¨¦s de la libertad. Lo que hoy es utop¨ªa, ma?ana formar¨¢ parte de la realidad y del acervo de la cultura humana. Por eso, los socialistas hemos renunciado a la resistencia extramuros y obedecemos a la Constituci¨®n y a la ley en la sociedad democr¨¢tica.
No debemos aceptar estos planteamientos con complacencia, con confortable optimismo, sino con sentido cr¨ªti:co. Ciertamente a¨²n en la democracia la participaci¨®n de los Ciudadanos en el poder tiene fallos, encuentra a veces obst¨¢culos en las instituciones o en los partidos que se sienten un fin en s¨ª mismos y, por otra parte, la conciencia cr¨ªtica de los individuos no encuentra en todos los casos los cauces institucionales para expresar o manifestar su discrepancia. Los marginados que a¨²n existen son el mejor ejemplo de esa realidad. Ciertamente todav¨ªa no estamos en esa situaci¨®n que el campe¨®n de la desobediencia civil y defensor de la irreductible conciencia individual, Henry David Thoreau, se?alaba en 1849: ? ... No podr¨¢ haber nunca un Estado verdaderamente libre e ilustrado mientras el Estado no llegue a reconocer al individuo como un poder superior e independiente de donde ¨¦l deriva todo su propio poder y su autoridad y le trata en consecuencia. ?
Como ya he dicho, me parece que esa situaci¨®n s¨®lo se alcanzar¨¢ en la historia a trav¨¦s del esfuerzo del socialismo democr¨¢tico para enriquecer a la libertad con la igualdad y as¨ª adquiere su pleno y profundo significado doctrinal al lema del Partido Socialista Obrero Espa?ol: ?Socialismo es libertad?.
As¨ª, tambi¨¦n, se desenmascaran las torpezas intelectuales de aquellos que quieren contraponer, haci¨¦ndolos incompatibles, a los dos grandes valores del mundo moderno: la libertad y la igualdad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.