El Metro, un ejemplo de lucha hist¨®rica contra el "precio pol¨ªtico"
La historia del Metro madrile?o es una lucha continua de la direcci¨®n de la compa?¨ªa con la Administraci¨®n para acabar con los ?precios pol¨ªticos? del billete. La Compa?¨ªa Metropolitano, que mantuvo un alto ¨ªndice de rentabilidad hasta los a?os setenta, tiene desde 1975 un d¨¦ficit progresivo. Este servicio, en la actualidad intervenido por el Gobierno, transporta menos viajeros que en el a?o 1960. Para el presidente ejercicio el Metro tiene aprobadas unas p¨¦rdidas que ascienden a 3.329 millones de pesetas. En ese presupuesto est¨¢ prevista, y sin efectuar, una subida de tarifas a quince pesetas en el pasado mes de febrero, y otra hasta veinte pesetas para el pr¨®ximo mes de agosto.
Julio de 1917. Los madrile?os que cruzaban la Puerta del Sol pod¨ªan leer en una valla publicitaria colocada al lado del oso y el madro?o: ?Compa?¨ªa Metropolitana Alfonso XIII. Inauguraci¨®n de la l¨ªnea Norte-Sur, octubre de 1919.? El Rey de Espa?a, Alfonso XIII, inauguraba el trayecto Cuatro Caminos-Progreso el 17 de octubre de 1919. Catorce d¨ªas m¨¢s tarde, doscientos viajeros pod¨ªan recorrer aquel camino en diez minutos en un remolque del que tiraba un coche-motor.Los ingenieros Carlos Mendoza y Miguel Otamendi concibieron all¨¢ por 1917 una construcci¨®n del Metro para la que pensaron destinar cuatro millones de pesetas. Ante la escasa decisi¨®n de la iniciativa privada de ayudar en la financiaci¨®n de las obras optaron por recurrir al propio Rey Alfonso XIII suscribi¨® un mill¨®n de pesetas en acciones. Fue el espaldarazo definitivo al proyecto. El Banco de Vizcaya se incorpor¨® a aquella aventura con el 50% de las acciones totales. Las inversiones reales en aquella primera l¨ªnea ascendieron a diez. millones de pesetas. El n¨²mero de accionistas se detuvo en 45 para una concesi¨®n que abarcaba 99 a?os.
La guerra civil espa?ola, en la que el Metro jug¨® un papel protagonista de primera clase para los madrile?os, remiti¨® la gesti¨®n de las instalaciones y las lineas a un consejo obrero. Al final de la contienda, la Administraci¨®n comenz¨® su intervenci¨®n en la compa?¨ªa por mecanismos indirectos, como el control de las tarifas.
En aquella fecha, el precio de los billetes se establece en funci¨®n del trayecto efectuado. Oscila la tarifa entre los diez y veinticinco c¨¦ntimos. A la salida del Metro la compa?¨ªa coloca a unos agentes que revisan los tickets. La empresa se mantiene en elevados m¨¢rgenes de rentabilidad, pero no los suficientes para realizar inversiones en la creaci¨®n de nuevas l¨ªneas. Entre 1939 y 1955 la Compa?¨ªa Metropolitana inaugura cuatro trayectos con quince estaciones y 7,411 kil¨®metros de longitud total.
En 1955 el Estado decide entrar a fondo en la marcha del Metro madrile?o. Aquel a?o, la Administraci¨®n se arroga la tarea de crear la infraestructura, es decir, construir los t¨²neles y estaciones. Para ello cuenta con el Ministerio de Obras P¨²blicas. La Compa?¨ªa Metropolitana pasa a ser una simple explotadora del servicio. Aunque se comienza el reparto de un 9% de dividendos entre el accionariado, la direcci¨®n de la sociedad se despide de forma definitiva de cualquier actuaci¨®n sobre nuevas tarifas; su labor no pasa de sugerir los precios adecuados para mantener la rentabilidad de la empresa.
P¨²a el a?o 1969 los precios ?politicos? de los billetes del Metro -dos pesetas el sencillo y cuatro el de ida y vuelta- inducen al Consejo de Administraci¨®n a plantear al Estado el dilema de sanear la compa?¨ªa o nacionalizarla. Por parte de la Administraci¨®n no se obtiene respuesta. A partir de 1970 el endeudamiento del Metro es progresivo. Desde entonces la diferencia entre el -activo circulante -caja, fondos de banco y deudores- y el pasivo circulante -deudas a corto plazo- es siempre negativo.
Hasta la intervenci¨®n
En 1975 los cr¨¦ditos acorto plazo a los que tiene que hacer frente la compa?ia ascienden a 1.375 millones de pesetas. En 1976 se dejan de repartir dividendos con el cierre de los ejercicios. Es el primer contratiempo para un accionariado que se cuenta por miles y que integra a miles de peque?os suscriptores que velan en las acciones del Metro una rentabilidad segura a su dinero.
El 24 de junio de 1976 se celebra en el hotel Carlos III lajunta anual general ordinaria. Carlos Mendoza, presidente del consejo de administraci¨®n, plantea la nacionalizaci¨®n, previo pago del justo precio, como ¨²nica salida, ?antes de que sea el propio pueblo quien socialice las p¨¦rdidas?.
Por aquellas fechas, el Metro de Madrid era el ¨²nico servicio de este tipo en el mundo que depend¨ªa de una compa?ia privada. En marcha estaba el plan general, cuyas Qpras ten¨ªan un presupuesto de 30.000 millones de pesetas para su finalizaci¨®n, trabajos que con la subida de mano de obra y materiales se estimaron en 1978 en 45.500 millones de pesetas, seg¨²n la Direcci¨®n General de Infraestructura del Transporte. En la c¨²pula de la direcci¨®n se encontraba un presidente del consejo, Carlos Mendoza, que ostentaba cargos pol¨ªticos y empresariales de importancia y se ve¨ªa en la din¨¢inica de aceptar los ?precios pol¨ªticos?.
Carlos Mendoza entra en con tacto ese a?o con Leopoldo Calvo Sotelo, entonces ministro de Obras P¨²blicas. Se insician as¨ª las primeras conversaciones serias sobre el trasvase de acciones y nacionalizaci¨®n. En un tira y afloja se llega a promesas informales de pago por acci¨®n que pasan del 150% al 120%. Las negociaciones se rompen.
A primeros de 1977 se reconoce de forma fehaciente y p¨²blica que existen contactos con el Ministerio de Obras P¨²blicas para nacionalizar las acciones del Metro. En los dos ¨²ltimos d¨ªas del mes de enero las acciones se cotizan en Bolsa al 64%. Al conocerse la noticia de que ?el Estado va a comprar? la cofimci¨®n sube cada d¨ªa el 5% m¨¢ximo fijado por la propia Bolsa. El d¨ªa 8 de febrero la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid suspende la cotiz¨¢ci¨®n de esas acciones. Ultima cotizaci¨®n: 84%.
El primer Gobierno Su¨¢rez asume el tema y lanza un globo sonda sobre la nacionalizaci¨®n del Metro. Se rumorea que el Estado podr¨ªa indemnizar con 1.500 millones y el Ayuntamiento, adem¨¢s de hacerse cargo de su gesti¨®n, colaborar¨ªa con otros quinientos millones de pesetas.
El 4 de marzo de 1977 se celebra una junta general extraordinaria de los accionistas del Metro. El consejo de administraci¨®n solicita del accionariado un voto de confianza para gestionar la nacionalizaci¨®n -lo que se considera irremisible- con el ministro de Obras P¨²blicas. En la propuesta no se concreta cu¨¢l va a ser la indemnizaci¨®n de la que se parte en las negociaciones. Una porci¨®n sustancial del accionariado levanta su voz, se dirige hacia la mesa presidencial y postula su negativa a la proposici¨®n. La propuesta no se aprueba.
En este tiempo los accionistas del Metro no s¨®lo dejaban de percibir dividendos, sino que tienen noticia de que la compa?¨ªa, durante el ejercicio anterior, hab¨ªa sumad¨® unas p¨¦rdidas pr¨®ximas a los 75 millones de pesetas. Son las primeras p¨¦rdidas de la compa?¨ªa en la cuenta de resultados de su historia. P¨¦rdidas previsibles por los costes a que hace frente la empresa, los bajos precios que a¨²n se niantienen sobre los billetes -seis pesetas el normal y ocho el de ida y vuelta- y un descenso acusado en el tr¨¢fico de viajeros, que con 459 millones de usuarios al a?o se colocaba en una ocupaci¨®n igual a la de mediados de los a?os sesenta. La junta general para aprobar las p¨¦rdidas se celebra el mes dejunio. Resulta bastante tumultuosa. El escenario es el pabell¨®n de deportes de? Real Madrid.
Hacia el canje por "matildes"
El 13 de marzo de 1978 el Consejo de Ministros, presidido por Adolfo Su¨¢rez, decide remitir a las Cortes un proyecto de ley para la municipalizaci¨®n del servicio y crea un consejo de intervenci¨®n, al que dota de 3.400 millones de pesetas para hacer frente a las obligaciones a corto plazo de la compa?¨ªa, cuyo pasivo asciende a 15.000 millones. En la reuni¨®n se afronta el dilema del Metro: o cambio de acciones o expropiaci¨®n forzosa.
El 8 dejunio de aquel a?o el Ministerio de Transportes procede a la intervenci¨®n del Metro. El consejo de intervenci¨®n, que preside Jaime B¨¢dillo y se compone de dos representantes del Ministerio. de Transportes, dos de Hacienda, dos del Ayuntamiento, dos miembros del comit¨¦ de empresa y dos representantes de los accionistas, se encarga de gestionar la marcha del servicio. El consejo de administraci¨®n actuar¨¢ en adelante con el objeto de discutir la liquidaci¨®n de la compa?¨ªa.
El 30 dejunio se celebra lajunta general anual ordinaria. El hasta entonces presidente del consejo de administraci¨®n e hijo de un fundador del Metro, Carlos Mendoza, delega la presidencia en Valero del R¨ªo. Los resultados del ejercicio anterior, a?o 1977, arrojan unas p¨¦rdidas pr¨®ximas a los mil millones de pesetas. La junta, que se ce lebra en el Palacio de Congresos, se supende a las dos horas de iniciarse. El presidente de la Rep¨²blica francesa, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, va a celebrar all¨ª una conferencia de prensa.
Las p¨¦rdidas entre el 1 de enero de 1978 y el 7 de junio de ese a?o -el d¨ªa 8 se produce la intervenci¨®n del servicio- ascienden a 567,7 millones de pesetas. En los tres ¨²ltimos ejercicios la compa?¨ªa salda su cuenta de resultados con un d¨¦ficit total de 1.614.5 millones
La intervenci¨®n mantiene p¨¦rdidas
La gesti¨®n del Metro por el consejo de intervenci¨®n, desde que se hace cargo de la misma hasta finales del a?o, tampoco levanta las cuentas de ejercicios. El Gobierno tiene que aprobar 952 millones de pesetas para enjugar el d¨¦ficit.
Durante el a?o 1979 la situaci¨®n financiera del Metro no mejora. Las p¨¦rdidas, no aprobadas, a final de.a?o ascienden a 2.391 millones de pesetas. El Ministerio de Transportes tiene que hacer frente, a la fmalizaci¨®n de unas obras del, plan general, iniciado por la Compa?¨ªa, y cuyo costo es de 15.500 millones de pesetas m¨¢s caro que el presupuesto en el comienzo de los trabajos.
El Bolet¨ªn Oficial del Estado public¨® el ¨²ltimo d¨ªa del pasado a?o las condiciones de cambio de acciones del Metro por ?telef¨®nicas?. La relaci¨®n es de dos acciones del Metro por tres ?matildes?. Si el accionista no se acoge a esta posibilidad en el plazo de 45 d¨ªas, la Administraci¨®n le abonar¨¢ cien pesetas de anticipo del justiprecio para aquellos que posean m¨¢s de quinientas acciones, y 250 pesetas para los que no llegueri al centenar de acciones.
El capital social de la Compa?¨ªa en el momento de producirse la intervenci¨®n, 8 de junio de 19781 ascend¨ªa a 2.339.606.000 pesetas. El n¨²mero total de accionistas era de 24.000, de los cuales alrededor de 2.000 ten¨ªan menos de diez acciones. Ning¨²n grupo ni accionista pose¨ªa mayor¨ªa en la sociedad. El mayor accionista ostentaba el 0,93% del capital social. Por n¨²mero de acciones, los in¨¢s importantes eran el Banco de Vizcaya, con 30.000; los Hu¨¦rfanos de la Guard¨ªa Civil, con 20.000, y don Juan de Borb¨®n, padre del rey Juan Carlos, con 20.000.
La acci¨®n, a 450 pesetas
El valor de la acci¨®n del Metro, en el canje por ?telef¨®nicas?, se situar¨¢ en 450 pesetas en el a?o 1983, en que se producir¨¢, de hecho, la transferencia. El valor del Metro, a¨²n sin definir, se sit¨²a alrededor de los mil millones de pesetas por kil¨®metro, lo que significar¨ªa que con fecha 8 de junio de 1978, en que hab¨ªa construidos 51 kil¨®metros, ser¨ªa de 5 1.000 millones de pesetas.
El Metro de Madrid, en el que trabajan alrededor de 5.200 personas, tiene presupuestados para el presente a?o unos gastos de personal, con Seguridad Social, de 4.921 millones de pesetas. Los ingresos por todos los conceptos se estiman en 5.637,51 millones de pesetas. El presupuesto de p¨¦rdidas previstas para 1980 asciende a 3.329 millones de pesetas. Este presupuesto, ya aprobado, est¨¢ realizado en base a que durante el pasado mes de febrero subieran las tarifas a quince pesetas y en el pr¨®ximo mes de agosto a veinte pesetas. Es, por tanto, presumible que el d¨¦ficit supere aquella cifra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.