Larra en TVE
Primero L¨®pez-Aranda y luego G¨®mez-Redondo, siempre Pepe Mart¨ªn, hay un equipo sucesivo de se?ores que han luchado por dar en Televisi¨®n un serial sobre Larra, cuya plasticidad, cuya teatralidad ya dej¨® bien cuajada Buero Vallejo en su obra sobre el rom¨¢ntico. El ¨²ltimo ?vuelva usted ma?ana? parece que ha sido cat¨®lico, apost¨®lico y moral:-Pero Larra fue un suicida.
Televisi¨®n Espa?ola, que se ba?a en sangre todos los d¨ªas y a toda hora, que nos pone perdido el skay, en cuanto la encendemos, de sangre de telefilme, Televisi¨®n Espa?ola, que vive a tiros, se asusta ahora de un solo tiro remoto, hist¨®rico y rom¨¢ntico. Despu¨¦s de tantos tiros gratuitos, y por lo tanto inmorales, como TVE nos sirve en ensalada, ocurre que les asusta el ¨²nico tiro ¨¦tico de la historia de Espa?a, el disparo suicida de un hombre que se suicida contra la sociedad y la pol¨ªtica de su tiempo. Hay que decir que Ricardo de la Cierva, que presid¨ªa la reuni¨®n donde se debati¨® el formidable y espantoso tiro de Larra (mientras sonaban fuera los tiros contra los inspectores de Hacienda, por los pasillos: les reciben a tiros, y los tiros de los telefilmes), hay que decir y digo que el ministro fue el ¨²nico que no se espant¨® demasiado de aquella detonaci¨®n que abre el Romanticismo espa?ol (lo cierra Ganivet con otro suicidio). Dado que uno empez¨® siendo el par¨¢sito de la momia de Larra mediante libro juvenil al respecto, y que, a veces he vuelto donde sol¨ªa por querencias de juventud o por meter de nuevo la mano en la llaga del costado de Larra, o cuando menos en el bolsillo de su chaleco de tis¨² de oro, dado todo eso y algo m¨¢s, a m¨ª me han requerido en alguna ocasi¨®n para asesorar/ corregir /orientar ese Larra televisivo, sobre el que ya existen, como digo, profusos guiones, y la verdad es que me da igual, por Larra y por m¨ª (ni,¨¦l ni yo lo necesitamos) el que TVE se decida a echar eso o prefiera seguir con La casa de la pradera.
Lo que comento aqu¨ª, seg¨²n mis enanos infiltrados en la faldumenta de la gran Blancanieves televisiva, es que el b¨²nker tardofranquista de Prado del Rey sigue con los valores cambiados: tienen a los ni?os espa?oles borrachos de tiros, tienen a los adultos convertidos en ni?oides, por culpa de los tiros, y luego, ahora, se hacen de cruces gamadas por el tiro de Larra.
Les parece m¨¢s decente convertir en nocilla a una tribu completa de cherokees, para quedarse con sus tierras y su caza, que presentar y explicar la objeci¨®n de conciencia de Larra, que se pega un tiro por no seguir militando junto a los militantes de la avilantez espa?ola, que por aquellos entonces llevaban ya el pelo a navaja debajo de la chistera. Es como cuando el personal se escandaliza con el desnudo de Marisol (a este peri¨®dico le han tirado piedras fariscas por publicarlo en ¨²ltima p¨¢gina) y luego se sumergen en el infierno hortera de un caf¨¦-teatro para pecar sabatinamente con los desnudos de una subcomedia, desnudos absueltos por la firma de un autor que no es de izquierdas. En TVE han salid¨® mi gato, mi m¨¢quina de escribir, mi panadera, mis gafas, mis libros, mi l¨¢mpara de leer (que ya va estando escorada, a ver si tenemos tiempo, hombre, de ir por otra), mi barra de pan y mi barba de tres d¨ªas, incluso, pero nunca saldr¨¢ mi Larra, que ni siquiera es m¨ªo, porque Larra se peg¨® un tiro y por ah¨ª s¨ª que no. Para tiros, ya pegaron ellos bastantes en el 36/39, largas vacaciones que a¨²n se prolongan en Prado del Rey.
-Pero Larra se mat¨® por una mujer, se?or Umbral.
Otros matan mujeres y a¨²n no se les ha encontrado. Seg¨²n la leyenda ap¨®crifa que rechaza Antonio Espina, Larra film¨® su propia muerte mat¨¢ndose frente a un espejo. Quiz¨¢ porque intu¨ªa ya que la televisi¨®n no le iba a filmar nunca. Alguien dijo que el suicidio es el supremo sacramento del dandismo. Larra, con su tiro, tuvo el dandismo de evitar que le seriasen para siempre con Joe R¨ªgoli, Marisa Medina, Kunta Kinte y Luis Agu¨ªl¨¦. Sobre todo, Luis Aguil¨¦.
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