Oleada de bombas en la capital salvadore?a
Ning¨²n grupo pol¨ªtico se ha atribuido la responsabilidad de la colocaci¨®n de doce bombas que estallaron en la noche del lunes en San Salvador. Las explosiones, algunas de las cuales revelaban cargas de gran potencia, se sucedieron en cortos espacios de tiempo y afectaron a entidades comerciales situadas en la zona residencial de la capital salvadore?a. No se produjo ninguna v¨ªctima pero los da?os materiales fueron considerables.
Entre tanto, otras diecisiete personas han muerto en las ¨²ltimas veinticuatro horas como consecuencia de la escalada de violencia pol¨ªtica que sufre el pa¨ªs.Los bombazos aterrorizaron a los habitantes del ¨¢rea. Hubo un momento en que el ruido de las explosiones y el de las sirenas de ambulancias y veh¨ªculos militares conform¨® un ambiente de verdadera conflagraci¨®n. Pocas personas se atrevieron a salir a la calle. Algunos periodistas tuvimos que recurrir a una ambulancia de la Cruz Roja para poder llegar al hotel, situado en el coraz¨®n de la zona donde se produjeron las explosiones.
La gran pol¨¦mica nacional sigue centrada en torno al origen de los tr¨¢gicos sucesos del domingo, que costaron la vida a un importante numero de salvadore?os. Superados los primeros momentos de histeria, trata la gente de analizar el c¨®mo y el porqu¨¦ de aquellos incidentes.
La Junta de Gobierno sigue acusando a grupos izquierdistas de la matanza, a pesar de los ment¨ªs de esos grupos y de las acusaciones eclesi¨¢sticas de que las primeras bombas se lanzaron desde el Palacio Nacional.
En Panam¨¢, el superior de los jesuitas, N¨¦stor Ja¨¦n, asegur¨® el lunes que la bomba que origin¨® el caos fue lanzada desde el Palacio Nacional, adonde no tienen acceso los izquierdistas por ser sede de oficinas gubernamentales.
No son f¨¢ciles las conclusiones. Lo ¨²nico claro es que la provocaci¨®n pudo venir de cualquiera de los dos ¨¢ngulos del espectro que hoy enfrenta a los salvadore?os: la ultraizquierda y la ultraderecha, y que nadie pudo ver a un solo individuo de uniforme disparar contra la manifestaci¨®n, ni siquiera aparecer por los alrededores. Las versiones que aterrorizaban a los refugiados en la catedral sobre el hecho de que el Ej¨¦rcito, con tanques, hab¨ªa rodeado la zona y disparaba contra la catedral resultaron abiertamente falsas. .
La Junta salvadore?a, integrada por dos militares y tres civiles, prepar¨® una exhibici¨®n de fotograf¨ªas y pel¨ªculas que, en su opini¨®n, demostraban que los des¨®rdenes fueron causados por los izquierdistas.
Este material gr¨¢fico result¨® ser propiedad de agencias informativas y cadenas de televisi¨®n de Estados Unidos, cuyos corresponsales exigieron a la Junta explicar en qu¨¦ forma los hab¨ªan obtenido.
La demostraci¨®n se convirti¨® entonces en un serio problema de relaciones p¨²blicas para las autoridades, una vez comprobado que las fotos y pel¨ªculas fueron conseguidas mediante interferencia de las transmisiones. La Junta reconoci¨® que hab¨ªa hecho ?uso indebido? del material y ofreci¨® disculpas a los corresponsales, aunque su portavoz a?adi¨® que el estado de sitio vigente faculta al Gobierno para restringir la libertad de informaci¨®n.
Vuelven a o¨ªrse voces sobre la posibilidad de que se reproduzcan los incidentes violentos durante el entierro de las v¨ªctimas habidas en los sucesos del domingo. Las organizaciones populares no han anunciado la fecha del sepelio, pero s¨ª que acompa?ar¨¢n a los muertos hacia el cementerio.
Trece de los cad¨¢veres est¨¢n en la catedral metropolitana, y otros nueve, en la Universidad. El resto, hasta 36 (31 es la cifra oficialmente anunciada por el Gobierno), fueron recogidos por sus familiares en el lugar de los hechos o en los hospitales.
El embajador de Guatemala en El Salvador result¨® herido ayer en un atentado, y varias emisoras de radio fueron ocupadas por activistas de izquierda, que difundieron mensajes contra los Gobiernos de El Salvador y Estados Unidos.
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