El Chad imposible
Los MALES del Chad hay que buscarlos, como sucede frecuentemente con los de los pa¨ªses de nueva independencia, en la historia reciente- colonizaci¨®n y descolonizaci¨®n. El imperio franc¨¦s form¨® un pa¨ªs en torno al lago Chad poniendo en com¨²n culturas diversas y enfrentadas, religiones, lenguajes diferentes y al mismo tiempo, dividiendo algunas de estas unidades humanas en raz¨®n de la nueva divisi¨®n pol¨ªtica europe¨¢ de Africa. La entreg¨® a una econom¨ªa de monocultivo -el algod¨®n- que conven¨ªa a la metr¨®poli.Cuando se produjo la descolonizaci¨®n de manera lenta -dejando funcionarios, consejeros, soldados en Fort Lamy; todos ellos ocupados no solamente del pa¨ªs, sino de la pol¨ªtica general de Francia en el Africa ?franc¨®fona?, neologismo y sem¨¢ntica de un encubrimiento del posimperio- y se proclam¨® la independencia. qued¨® un pa¨ªs pobre -probablemente el m¨¢s pobre del mundo, o uno de los primeros en la lista- que no hab¨ªa conseguido unificar sus prop¨®sitos y allanar sus diferericias ¨¦tnicas y culturales.
Se desplom¨®, a su vez, sobre ese pa¨ªs, toda la caja de Pandora de las nuevas ambiciones: los libios y los sudaneses, Argelia sin frontera directa, pero con grandes v¨ªas de penetraci¨®n; desde abajo, el impulso hacia el Norte del Africa negra. Musulmanes, animistas, cristianos nuevos, sudistas y nordistas, herederos de los antiguos sultanatos, culturas viej¨ªsimas comenzaron a recalcar sus diferencias, convenientemente atizadas por el eterno problema
Este-Oeste. Y por la enorme miseria, dependiente siempre del curso del algod¨®n en los mercados mundiales: movido asu vez porotros intereses imperiales.
Pr¨¢cticamente Chad no ha conocido nunca la paz. Hay treguas m¨¢s o menoslargas, intentos de acuerdo; pero los disturbios no han cesado. Parecen ahora polarizarse en dos fuerzas: la de Hisbne Habr¨¦, ministro de Defensa, sostenido desde hace a?os por Francia, y probablemente desaparecido ya sin ella, y la de Gokuni Uedei. el presidente de la Rep¨²blica. Este tiene su ej¨¦rcito, el de las FAP (Fuerzas Armadas Populares), aqu¨¦l, el suyo, las FAN (Fuerzas Armadas del Norte), y se ha llegado a la guerra civil abierta, con la consiguiente desolaci¨®n de las poblaciones civiles.
Francia intenta una intervenci¨®n ?para salvar vidas humanas?, L¨ªbia atraviesa la frontera para ?correr en socorro de los hermanos musulmanes?,- la OUA (Organizaci¨®n de la Unidad Africana) se esfuerza en mediar y encontrar una forma de aislar el conflicto, que podr¨ªa extenderse a otros pa¨ªses, mientras una fuerza d¨¦ pacificaci¨®n congole?a se ha visto obligada (por la impotencia de su presencia) a abandonar el pa¨ªs.
Chad es un Estado podrido sobre el que la colonizaci¨®n francesa no pudo inculcar el esp¨ªritu del estatismo jacob¨ªno y centralista. El tr¨ªbalismo, las diferencias ¨¦tnicas y religiosas, los desequilibrios econ¨®micos que trocean el pa¨ªs, la mayor o menor inserci¨®n de los nativos en la cultura occidental, han propiciado no ya esta guerra civil entre dos facciones principales, sino un rompecabezas en el que en total combaten entre s¨ª o mediante alianzas provisionales un total de once organizaciones pol¨ªticas o guerrilleras, las que hace un a?o intentaron un imposible Gobierno de coalici¨®n.
Mil doscientos soldados franceses de ¨¦lite asisten, por ahora expectantes, a la sangr¨ªa de la vieja colonia. Es d¨ªficil optar entre once ej¨¦rcitos o bandas armadas en conflicto interaliadas o enfrentadas entre s¨ª y cada una con su propio apoyo exterior. Y la OUA, como instancia arbitral superior, poco puede hacer ante unos chadianos que, tras dos alto el fuego fracasados, han decidido ferozmente dirimir sus relaciones de poder pol¨ªtico definitivamente y a sangre y fuego. Hoy por hoy, Chad es una naci¨®n artificial que acabar¨¢ bajo la f¨¦rula de una potencia extranjera o en manos de un simple se?or de la guerra.
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