El estilo
Tengo escrito que Pepe el motorista no viene a buscar mi columna, como ¨¦l cree, sino que suele venir a tra¨¦rmela, o cuando menos a motivarme para escribirla. Hoy se presenta con el Libro de estilo de este peri¨®dico, libro que ya viene funcionando en la redacci¨®n desde hace mucho tiempo, y que ahora sale en nueva edici¨®n muy corregida, aumentada y corroborada. Este admirable Libro de estilo (apasionante lectura que me ha secuestrado toda la tarde en casa, sin poder dejarlo), este Libro de estilo, digo, a lo que tiende, naturalmente, es a privar al periodista de todo estilo. De todo estilo personal, se entiende, para que prevalezca el estilo, tan transparente y evidente, del peri¨®dico mismo.Gracias, t¨ªos. Zenqui¨². Es el primer texto de periodismo que tengo en mis manos, cuando llevo veinte a?os largos de periodista, y me parece haber hecho la carrera esa de Ciencias de la Informaci¨®n de la cosa en una tarde y con mucho m¨¢s provecho, por supuesto. Me anuncian que va a llamarme el corresponsal del New York Times, que quiere hacerme una entrevista para su sencillo peri¨®dico. Las cosas vienen cuando vienen, o sea que voy a poder explicarles a los yanquis lo que es la pir¨¢mide informativa de Go/Mostaza, y las razones de su inversi¨®n, justo cuando acabo de aprenderlo en el Libro de estilo. La noche en que llegu¨¦ al Caf¨¦ Gij¨®n, los alevines germinales e imperiales de Aparicio/G¨®mez Aparicio hablaban de la pir¨¢mide informativa como deberes para el d¨ªa siguiente en la Escuela, y yo, periodista sin escolarizar, me iba a la pensi¨®n llorando, en el tranv¨ªa amarillo de Recoletos, porque no sab¨ªa nada de la pir¨¢mide informativa e iba a tardar veinte a?os en saberlo.
Un accionista del peri¨®dico me dice que, as¨ª como otro accionista quiso vender papel porque sacamos a Marisol con todo el agnosticismo fuera y a Savater ideol¨®gicamente desencuerado, ¨¦l quiere a su vez vender su papel porque hemos sacado al Papa en Semana Santa. Lo de ustedes es que no es normal, oiga. ?Pues qu¨¦ quieren que saquemos en Semana Santa, si no es el Papa? Todo el mundo amenaza en seguida con vender papel, pero yo llevo a?os queriendo comprar una acci¨®n de esta casa y no hay de qu¨¦, o sea.
Como yo ya tengo un estilo hecho, malo o buen o, voy a pasarle el Libro de estilo a Tierno Galv¨¢n, que est¨¢ escribiendo /dictando sus memorias, y con el que he tomado a mediod¨ªa un c¨®ctel molotov en el Ayuntamiento moscovita de Madrid. Carmen Diez de Rivera, nuestra ?mujer zurda? (qu¨¦ cosa podr¨ªa escribir Peter Handke con un personaje femenino como ¨¦ste y un Libro de estilo como el de EL PA?S), Carmen/Mujer zurda, digo, viene de ba?arse en Carboneras, aunque el rumor apresurado y mondaine de Madrid dice que viene de Madr¨¢s. Le encuentro a Carmen color, luminosidad y perfume de Madr¨¢s (sobre todo porque no s¨¦ muy bien d¨®nde est¨¢ Madr¨¢s), pero tambi¨¦n la encuentro muy pesimista en pol¨ªtica nacional. Y la mujer zurda sabe de eso:
-Aqu¨ª, Umbral, somos todos muy progresistas a toro pasado.
Porque tambi¨¦n sabe de toros, que alguna vez me ha llevado. El Libro de estilo, querido Juan Luis, lo sacas cuando m¨¢s falta va a hacernos, por lo que me telefonea Alvarez-Sol¨ªs, amigo y compa?ero, desde Barcelona:
-Mira, Umbral, t¨² y yo somos rojos bancarios, de modo que siempre cobraremos de alg¨²n Banco, qu¨¦ m¨¢s da uno que otro, pero me temo que los Bancos ya no van a querer rojos en sus revistas. En cuanto a las leyes que vienen, si escribes de Viriato habr¨¢s incurrido en materia reservada.
Este apasionante Libro de estilo supone una enmienda a la totalidad de mi estilo, a mi totalidad, pues propugna dandi por dandy, cuando el dandismo est¨¢ en la y griega, precisamente. Y esnob por snob, cuando el esnobismo est¨¢ en la ese l¨ªquida. Y finalmente: ?Los rumores no son noticia.? Juan, amor, que llevo veinte a?os viviendo del rumor. Era nuestra arma blanca contra Franco.
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