Gibraltar, un buen acuerdo

?Las conversaciones entre lord Carringtong y Marcelinio Oreja han sido positivas, bajo la ¨®ptica de que representan una vuelta al estudio conjunto sobre tan pol¨¦mico tema, despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de silencio al respecto. En esta ocasi¨®n, y eso casi llega a sorprendernos, Gran Bretaf¨ªa parece muy dis puesta a entrar de lleno en el pro blema que supone el startus colonial del Pe?¨®n. (...)La escueta y pintoresca frase de lord Carrington (?Londres no opina, s¨®lo hace l¨® que digan los gibraltare?os?) fue anteayer un s¨ªntoma preocupante. Eso quiere decir que Gran Breta?a, escud¨¢ndose en un supuesto respeto a la voluntad de los gibraltare?os, intentar¨ªa rehuir de nuevo toda negociaci¨®n que incluya, entre otros, cualquier apartado que haga referencia a la soberan¨ªa de Gi-. braltar. Naturalmente, Espa?a no pod¨ªa aceptar unas conversaciones formales en las que no se tuviese m¨ªnimamente en cuenta este tema concreto, puesto que, al fini y al cabo, de lo que realmente se trata es de lograr un acuerdo aceptable para todos, en el que se determine el c¨®mo y el cu¨¢ndo -ahora o el a?o 2000- se van a llevar a cabo las transferencias de soberan¨ªa. (...)

El acuerdo entre Marcelino Oreja y lord Carrington nos parece por ambas partes todo un ¨¦xito. Al iniciarse las negociaciones ir¨¢ quedando atr¨¢s un viejo contencioso que separaba a Espa?a de Inglaterra. Al fin se recoge el fruto de una larga pol¨ªtica. ?No ser¨¢ hora de dedicar un recuerdo a aquel buen ministro que fue Fernando Mar¨ªa Castiella? Bueno es acertar, aunque sea despu¨¦s de muerto. La nota conjunta anglo-espa?ola es, simplemente, todo un acierto. Ahora, a negociar con toda urgencia. "Sin vencedores ni vencidos", como bien ha dicho Marcelino Oreja.?

11 de abril