La remodelaci¨®n de veintiocho barrios enfrenta a los vecinos con Obras P¨²blicas
Los procesos de remodelaci¨®n de veintiocho barrios madrile?os han supuesto un constante enfrentamiento entre el movimiento vecinal y la Administraci¨®n. Hoy, cuando una ?orden comunicada? del ministro de Obras P¨²blicas parec¨ªa haber acabado con el tema, las discrepancias entre las dos partes en litigio vuelven a provocar la salida de los barrios a la calle, en busca de soluci¨®n a los problemas de vivienda que tan hondamente les afectan y vienen reivindicando desde hace a?os.
Fue hacia el a?o 1973 cuando la presi¨®n social en los barrios madrile?os hizo surgir una reivindicaci¨®n casi un¨¢nime en todos ellos: las construcciones llamadas sociales efectuadas por el r¨¦gimen de Franco se hab¨ªan convertido, en un porcentaje excesivamente elevado, en simples ruinas que si segu¨ªan en pie era ¨²nicamente porque sus habitantes, obreros de las m¨¢s diferentes categor¨ªas, no ten¨ªan otro lugar en el que vivir.Hab¨ªa de ser la Administraci¨®n la que, como heredera -cuando no promotora directa- de barrios tales como San Blas o Valdeacederas, las unidades vecinales de absorci¨®n o los poblados dirigidos, hab¨ªan de responsabilizarse de la situaci¨®n urban¨ªstica por la que atravesaban.
El primer intento para que esa reivindicaci¨®n terminara, promesas incumplidas aparte, lleg¨® con un c¨¦lebre plan de construcci¨®n de 15.000 viviendas sociales en Madrid, que fue acogido como la panacea que habr¨ªa de solucionar los problemas de habit¨¢culo que sufr¨ªan los barrios.
El plan, sin embargo, se enfrentaba, desde su nacimiento, con unos problemas de financiaci¨®n que hac¨ªan dif¨ªcil, cuando no imposible, su realizaci¨®n concreta.
La presi¨®n vecinal, por consiguiente, continu¨®. Las concentraciones frente a la sede del -en aquel entonces- Ministerio de la Vivienda fueron casi el pan nuestro de cada d¨ªa. Las visitas que Juan de Arespacochaga, como alcalde, hizo a algunos barrios madrile?os dieron pie a que esa reivindicaci¨®n repetida se hiciera presente una vez m¨¢s. El alcalde, como tal, no pod¨ªa hacer otra cosa que no fuera decir que la competencia en el tema era del ministerio y no del ayuntamiento.
Pero lleg¨® la reforma de la Administraci¨®n del Estado, y lo que era Ministerio de la Vivienda se convirti¨® en un superministerio que recibi¨® el nombre de Obras P¨²blicas y Urbanismo, en el que lo nuevo en su denominaci¨®n era precisamente lo del urbanismo. Con esa reforma accedi¨® al nuevo ministerio Joaqu¨ªn Garrigues, quien, sin que muy pocos fueran capaces de explicarse el porqu¨¦, se avino a recibir a los representantes -a veces en comisiones muy numerosas- de los barrios.
Y con esos representantes, el ministro pact¨® la cobertura de las necesidades de vivienda en los barrios de la ciudad. La ¨¦poca de la respuesta policial y verbal a las reivindicaciones vecinales hab¨ªa acabado: nac¨ªa la ¨¦poca de las negociaciones.
En marzo del a?o pasado, las elecciones generales dieron paso a un nuevo Gobierno. En ese Gobierno, Jes¨²s Sancho Rof, hasta entonces subsecretario del Interior accedi¨® a la cartera de Obras P¨²blicas y Urbanismo. Como tal ministro, el reto de las viviendas sociales se presentaba ante ¨¦l. Esto, unido a la presi¨®n vecinal por obtener algo m¨¢s que la promesa intemporal de construcci¨®n de 15.000 viviendas, le urg¨ªa a la toma de una decisi¨®n r¨¢pida.
A principios del mes de mayo de 1979, el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo (MOPU) anunci¨® a bombo y platillo la inversi¨®n de unos 60.000 millones de pesetas en la remodelaci¨®n de los veintiocho barrios madrile?os que hab¨ªan conseguido alg¨²n tipo de compromiso por parte de la Administraci¨®n para acabar con las malas condiciones de habitabilidad que sufr¨ªan sus habitantes. Hubo quien entendi¨® que ?el ministerio cede ante los vecinos?.
El d¨ªa 23 de ese mismo mes, el ministro promulgaba una orden ministerial comunicada -sin aparecer en el Bolet¨ªn Oficial del Estado, aunque se d¨¦ conocimiento directo de ella a todo organismo y persona interesada en el tema- por la que se establec¨ªa la necesidad de la inversi¨®n anunciada e indirectamente se le daban garant¨ªas al movimiento vecinal madrile?o de que sus barrios iban a ser remodelados en unos plazos que la misma orden fijaba, y con un n¨²mero determinado de viviendas destinadas a atender las necesidades concretas de cada zona.
En esa orden comunicada se recog¨ªan las 248 viviendas que, en aquel momento, estaban en construcci¨®n por parte del Instituto Nacional de la Vivienda (INV) en la provincia de Madrid. A ellas se le a?ad¨ªan unas previsiones de comienzo de construcci¨®n en ese mismo a?o de otras 16.568 viviendas. Adem¨¢s, la misma orden prevela el inicio de construcci¨®n, en los a?os ? 1980 y siguientes?, de otras 19.025 viviendas. En total, pues, la orden comunicada aseguraba la construcci¨®n, al final del proceso de remodelaci¨®n de esos veintiocho barrios, de 35.841 viviendas.
Parec¨ªa que la paz hab¨ªa sido ya firmada: los barrios hab¨ªan conseguido que el ministerio se comprometiera a remodelar. Pero los problemas no tardar¨ªan en surgir: no ha pasado todav¨ªa un a?o desde que la ya c¨¦lebre orden comunicada fuera promulgada y los vecinos acusan al ministerio de su incumplimiento. Mientras, el ministerio asegura estar cumpliendo sus compromisos por encima, incluso de lo previsto. El baile de los n¨²meros y las acusaciones mutuas han pasado a formar parte de la cr¨®nica diaria de los peri¨®dicos.
La versi¨®n ministerial, fruto de los c¨¢lculos del INV en la construcci¨®n de sus propias promociones y las que han sido encargadas a Visomsa (Viviendas Sociales de Madrid), la empresa mixta formada por capital estatal, municipal y de la caja de ahorros, es la siguiente: el INV tiene en construcci¨®n 3.926 viviendas; Visomsa, 4.558, incluidas en la orden comunicada, m¨¢s 314 de dos barrios (Tercio Terol y Marqu¨¦s de Vadillo) a?adidos posteriormente. En total, en la actualidad, hay 8.798 viviendas en construcci¨®n.
A esas viviendas hay que a?adir, siempre seg¨²n el ministerio, los que van a comenzar su construcci¨®n en este mismo a?o de 1980: 2.913 por parte del INV y 7.255 a cargo de Visomsa. En total, la Administraci¨®n acometer¨¢ este a?o la construcci¨®n de 10.168 viviendas en los barrios en remodelaci¨®n. De las viviendas a construir por Visomsa, 6.855 han sido ya adjudicadas a las empresas que, despu¨¦s de presentarse el correspondiente concurso, se encargar¨¢n directamente de la edificaci¨®n.
En total, pues, a final de este a?o de 1980, en Madrid habr¨¢ en construcci¨®n o construidas por cuenta directa o indirecta de la Administraci¨®n un total de 18.652 viviendas, producto de la remodelaci¨®n de los veintiocho barrios incluidos en la orden comunicada de mayo del a?o pasado. A ¨¦stas habr¨ªa que a?adir las 314 de Tercio Terol y Marqu¨¦s de Vadillo. Total, 18.966.
La comisi¨®n de seguimiento
Los barrios, de todas maneras, no se f¨ªan de las buenas intenciones del ministerio y forman una coordinadora dispuesta a ver qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando con la construcci¨®n de sus viviendas. Fruto de las presiones de esa coordinadora es la creaci¨®n de una comisi¨®n de seguimiento del programa de remodelaci¨®n de los barrios, en la que se integraron, en noviembre del a?o pasado, los representantes del movimiento vecinal y de la Administraci¨®n.Pero resulta que la propia coordinadora cita como fuente de sus datos las previsiones nacidas de esa comisi¨®n: seg¨²n los c¨¢lculos de la coordinadora, las 15.000 viviendas deber¨ªan haber empezado su construcci¨®n dentro de 1979; sin embargo, s¨®lo comenzaron a ser construidas 3.000. El resto. pas¨® al programa que el ministerio previ¨® para 1980. ?Esto no quiere decir?, a?ade la coordinadora, ?que se pueda acometer la diferencia, al ser obst¨¢culos insalvables, por ahora, los problemas de obtenci¨®n del suelo urbanizable -previsto ya por el ministerio en su orden comunicada- en algunos barrios; una estimaci¨®n realista lo dejar¨ªa en 8.000?.
Es decir, los vecinos no encuentran las viviendas de los barrios en remodelaci¨®n por ninguna parte y tienen que seguir confiando, tras a?os de espera, en las promesas del ministerio.
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