Atenci¨®n a la cultura
LA CUARTA edici¨®n del Premio Miguel de Cervantes, el m¨¢s importante de la lengua espa?ola, que ma?ana entregar¨¢ el rey Juan Carlos a Jorge Luis Borges y Gerardo Diego, ha sido sin duda la m¨¢s espectacular y significativa de su corta historia. La categor¨ªa de los nombres galardonados en las cuatro convocatorias -los tres primeros fueron Jorge Guill¨¦n, Alejo Carpentier y D¨¢maso Alonso- supone el establecimiento de un nivel de calidad incontestable; en este caso, al ser dos los premiados, parece como si la significaci¨®n del premio se duplicase tambi¨¦n, aunque ello haya tra¨ªdo una contrapartida presupuestaria un poco arbitraria. La presencia del Rey en la entrega de los premios indica asimismo la voluntad de reconocimiento nacional por encima de coyunturas pol¨ªticas concretas, lo que sin duda contribuye a la institucionalizaci¨®n del galard¨®n.De los cinco premiados, tres son poetas espa?oles pertenecientes a la generaci¨®n del veintisiete, y los otros dos, sendos representantes del presente siglo de oro de la prosa castellana en Am¨¦rica Latina. Pero, al mismo tiempo, este a?o el galard¨®n tiene cierto acento reivindicativo: no es que se haya premiado a dos glorias olvidadas, ni mucho menos, pues la personalidad de los galardonados no permite olvidos. Pero s¨ª que destaca la figura de Borges, tantas veces preterido en Estocolmo, y la del silencioso y discreto Gerardo Diego, por si acaso. La decisi¨®n del ministro De la Cierva, al duplicar el premio y dividirlo en dos, ante la calidad de los dos finalistas, merece sin embargo el reproche de que esta acci¨®n salom¨®nica al rev¨¦s juega con los dineros p¨²blicos.
Al fin y al cabo, el Premio Cervantes tiene vocaci¨®n de perennidad, y de alguna manera es de temer que los nombres indiscutibles no sean algo inagotable. El actual ministro de Cultura deber¨ªa reprimir sus ansias de premiarlos a todos a la vez.
Por lo dem¨¢s, la presencia de los Reyes en la entrega del galard¨®n es una afirmaci¨®n anual que debe ser subrayada, en medio de la constante atenci¨®n al mundo de la cultura que muestran los Soberanos. La habitual asistencia de la Reina a los conciertos importantes, las visitas de don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa a personalidades del mundo del arte y las letras -Josep Pla, Vicente Aleixandre, Joan Mir¨®-, las recepciones en la Zarzuela a muchas otras -Garc¨ªa M¨¢rquez, S¨¢nchez Albornoz-, la presencia real en homenajes como a Andr¨¦s Segovia o Carmen Conde en su recepci¨®n en la Academia, en la fundaci¨®n de la Academia Gallega de la Lengua, en las fiestas de conmemoraci¨®n del Milenario de la Lengua Castellana, forman un cat¨¢logo nada despreciable, y desde luego enormemente significativo, de la preocupaci¨®n de los Reyes por el dif¨ªcil, rico, denso y conflictivo mundo de la cultura de los pueblos de Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.