La escalada b¨¦lica de Carter encuentra muy pocos apoyos en Washington
Importantes divisiones dentro de la Administraci¨®n norteamericana, a prop¨®sito de una acci¨®n militar contra Ir¨¢n, y el progresivo aislamiento del llamado ?estado mayor? de la crisis -Vance, Brzezinski y Harold Saunders- hab¨ªan sido detectados por los especialistas de Washington en los d¨ªas anteriores al frustrado intento de liberaci¨®n de los rehenes de Teber¨¢n. Aunque este an¨¢lisis de Bernard Gwertzman, del New York Times, fue publicado hace dos d¨ªas, su reproducci¨®n ahora es particularmente oportuna porque en ¨¦l se describen, paso a paso, las graves consecuencias de una acci¨®n militar norteamericana en Ir¨¢n.
El presidente Carter y sus principales consejeros han lanzado a Estados Unidos a una carrera que, aparentemente, puede conducir a una confrontaci¨®n militar con Ir¨¢n, a menos que se produzca un cambio notable en la actitud del ayatollah Jomeini o de la Administraci¨®n norteamericana.Esta carrera comporta enormes riesgos no s¨®lo para los 53 norteamericanos cautivos en Teher¨¢n, sino tambi¨¦n para toda la pol¨ªtica de Estados Unidos en el golfo P¨¦rsico, en otros pa¨ªses musulmanes y en Europa, Se trata de una pol¨ªtica que, sorprendentemente, encuentra muy pocos apoyos entre los expertos de asuntos exteriores en Washington, muchos de los cuales est¨¢n convencidos de que se trata del peor camino para acabar con una crisis que se prolonga ya desde hace 24 semanas. Tambi¨¦n ha despertado poco entusiasmo dentro del Pent¨¢gono, cuyos buques, aviones y hombres se encuentran desplegados en el oc¨¦ano Indico en previsi¨®n de eventuales operaciones de bloqueo o minado.
?Se trata realmente de una tragedia griega?, declar¨®, la semana pasada, un funcionario del departamento de Estado, no comprometido en esta pol¨ªtica, despu¨¦s de que Carter anunciase nuevas sanciones y amenazas con acciones militares si Ir¨¢n permanec¨ªa inflexible. ?Marchamos inexorablemente, con las mejores intenciones, hacia un desastre?.
La fecha para una acci¨®n militar no ha sido establecida todav¨ªa, aunque algunos consejeros de Carter han mencionado mediados de mayo. Tampoco se ha especificado en qu¨¦ consistir¨ªan dichas acciones. Pero los niveles de inquietud han aumentado ciertamente. La justificaci¨®n de la Administraci¨®n al elegir la v¨ªa dura es que es necesario dar un golpe contra los iran¨ªes, quienes, de acuerdo con ciertas informaciones, proyectan mantener a los rehenes hasta despu¨¦s de las elecciones norteamericanas de noviembre. De otra forma, seg¨²n el punto de vista norteamericano, Ir¨¢n se convertir¨ªa en vulnerable a las interferencias sovi¨¦ticas.
Impaciencia de la opini¨®n
Lo que est¨¢ influyendo tambi¨¦n en la actitud del presidente es su convicci¨®n de que el pueblo norteamericano, seg¨²n sus propias palabras, est¨¢ perdiendo la paciencia con las presiones no b¨¦licas. La ¨²ltima encuesta conjunta del New York Times y la cadena CBS indicaba que la mayor parte de los norteamericanos critica la pol¨ªtica sobre Ir¨¢n. Pero, parad¨®jicamente, s¨®lo un 22% eran partidarios de una respuesta militar.
Las decisiones pol¨ªticas est¨¢n siendo tomadas por los m¨¢s importantes funcionarios de la Administraci¨®n, un grupo de hombres atormentados y abrumados por el trabajo que saben que la Administraci¨®n Carter ser¨¢ probablemente juzgada, no s¨®lo por el electorado, sino tambi¨¦n por los libros de historia, en funci¨®n de c¨®mo manejaron la crisis. Estos hombres son: el secretario de Estado, Cyrus Vance, el consejero de Seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski, y Harold Saunders, subsecretario para Asuntos de Oriente Pr¨®ximo y sur de Asia, cuya oficina del Departamento de Estado ha tenido una responsabilidad de primera l¨ªnea en los conflictos de Ir¨¢n, Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y la disputa ¨¢rabe-israel¨ª, ninguno de los cuales ha reportado demasiadas victorias a Estados Unidos en el ¨²ltimo a?o.
Est¨¢n tambi¨¦n Hamilton Jordan, jefe del staff de la Casa Blanca, y el portavoz de la Presidencia, Jody Powell, que repercuten a la pol¨ªtica dom¨¦stica los ecos de la. pol¨ªtica exterior.
Un alto funcionario que se encuentra fuera de este c¨ªrculo coment¨® esta semana: ?Estos tipos constituyen el estado mayor de la crisis de Ir¨¢n. No permiten que intervenga nadie m¨¢s, y pienso que se est¨¢n aislando a s¨ª mismos de una gama m¨¢s amplia de opiniones.
Carter ha estado esperando a que los aliados europeos de Estados Unidos, Jap¨®n y otros pa¨ªses industriales, tales como Austria, contribuyesen a ejercer presi¨®n sobre Ir¨¢n. Una apariencia de presi¨®n conjunta les permitir¨ªa continuar por la v¨ªa de las sanciones y retrasar una acci¨®n militar, si realmente lo que quiere es esperar. Lo que preocupa a los expertos son los siguientes problemas:
Placer masoquista
- Los dirigentes iran¨ªes no parecen. ser sensibles a presiones razonables, ni siquiera a presiones irracionales. Aparentemente experimentan ahora una especie de placer masoquista por ser tan importantes como para que se adopten medidas hostiles contra Ir¨¢n. Existe una corriente de opini¨®n entre los especialistas seg¨²n la cual la mejor forma de enfrentarse al fen¨®meno Jomeini es ignorarle. Pero est¨¢n de acuerdo en que Carter no puede seguir este camino, porque le resulta pol¨ªticamente imposible aparentar que no se preocupa de los rehenes.
- Cualquier acci¨®n militar puede mover a los militantes de Teher¨¢n a matar a uno o m¨¢s rehenes. Esto obligar¨ªa, a su vez, a Carter a una operaci¨®n de represalia, quiz¨¢ acciones de bombardeo a partir de los portaviones que ahora se encuentran en el Indico.
- Una operaci¨®n militar norteamericana llevar¨ªa a un aumento del apoyo a Ir¨¢n entre otros pa¨ªses musulmanes. Incluso las naciones que simpatizan con Estados Unidos se encontrar¨ªan sometidas a presiones para apoyar a Ir¨¢n. Pakist¨¢n, por ejemplo, ha anunciado ya que, en caso de una confrontaci¨®n militar, prestar¨ªa su apoyo a Ir¨¢n.
- Hasta el momento, las autoridades iran¨ªes se han mantenido en el medio, entre rusos y norteamericanos. Pero en caso de una presi¨®n militar, probablemente se volver¨ªan hacia la Uni¨®n Sovi¨¦tica en busca de ayuda.
- Es muy poco probable que los aliados occidentales, que tan reticentemente han aceptado adoptar sanciones pol¨ªticas y econ¨®micas, deseen que Ir¨¢n se convierta en un problema militar. Virtualmente, los aliados han recomendado un¨¢nimemente a Estados Unidos que no emprenda una acci¨®n militar.
Cuando Carter anunci¨® el 7 de abril sus sanciones econ¨®micas y pol¨ªticas contra Ir¨¢n, se experiment¨® inmediatamente una sensaci¨®n de alivio dentro de la Administraci¨®n. Despu¨¦s de semanas de diplomacia silenciosa, finalmente ?se estaba haciendo algo?. Dos semanas despu¨¦s, esta predisposici¨®n al alborozo se ha disipado.
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